En Transición

Aunque no lo creas, el "sinhogarismo" existe. Y es un problema político

Mientras los periódicos se llenan de informaciones sobre la posible y complicada formación de gobierno, las líneas rojas de unos y otros, los pactos explícitos y los tácitos, de repente irrumpen con fuerza noticias que recuerdan la importancia que tiene la política en la vida de las gentes, y de forma especial en la de quienes menos tienen. De ahí la importancia, ante la tentación de pasar de la política y sus protagonistas habituales, de insistir en que ésta es la única herramienta que tienen los que no tienen nada más. Otros, en cambio, tienen el poder y a ellos no les hace falta política alguna.

En los últimos días esa imagen la han protagonizado las personas, niños y niñas incluidos, que han estado noches y noches durmiendo al raso en las calles de Madrid. Esta vez las fotos eran de solicitantes de asilo que llegaban a la capital española para encontrarse en la misma situación de desprotección que sufren de forma habitual otros miles de personas sin hogar. Según datos del INE y de la Estrategia integral de personas sin hogar en España, son 31.000 las personas sin techo en nuestro país. Muchas de ellas son atendidas por entidades sociales que acuden a paliar situaciones desesperadas. Aún así, 8.000 duermen en la calle todos los días y el 44% de ellas llevan más de tres años en esta situación. El 74% de las plazas en albergues están destinadas a estancias temporales y aunque sirven para situaciones muy concretas no están pensadas para dar respuestas integrales en el medio y largo plazo.

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Los problemas que conlleva lo que ya se conoce como "sinhogarismo" son múltiples. La falta de vivienda deriva irremediablemente en problemas de socialización, de salud y de imposibilidad de acceso al mercado laboral, entre otras cosas. Quienes lo sufren se convierten en prisioneros de una espiral de exclusión social, espacio del que cada vez es más difícil salir.

Resulta difícil comprender que sociedades ricas y opulentas que celebran Black Fridays y Navidades consumistas sin apenas cuestionarse ninguna contradicción descansen tranquilas mientras miles de personas duermen en la calle todos los días y son, paradójicamente, expulsadas del espacio público. De tal forma se ha normalizado su presencia que se han vuelto invisibles en medio de las luces de neón.

Cualquier ayuntamiento mínimamente democrático debería atajar esta situación con medidas que abarcan desde la vivienda hasta la atención psicológica pasando por el acompañamiento sociolaboral y otros tantos factores que entidades sociales que llevan años trabajando en este campo conocen bien. Con este objetivo, la organización HOGAR SÍ convoca el próximo 7 de diciembre en Madrid #LaNocheSinHogar, un evento –será presentado por la periodista de laSextalaSexta y columnista de infoLibre Helena Resano– que busca trasladar esta problemática a todas las esferas sociales, de forma que el "sinhogarismo" consiga entrar en la agenda pública. Para ello, además de un buen número de actividades como debates, conciertos, etc., que se pueden consultar en www.lanochesinhogar.org, nos invitan a hacer un ejercicio de empatía: dormir en la calle, tan sólo una noche, la del 7 de diciembre. De esa forma, quizá entendamos mejor de qué estamos hablando.

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