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Diario de una confinada

En lo que estamos todos de acuerdo

Raquel Martos

Uno de los efectos nocivos del puto bicho es echar de menos y este sentimiento es común a todos, me atrevería a decir. Añorar es seguramente una de las pocas cuestiones en las que todo el país, incluso el mundo entero, podría ponerse de acuerdo. Por echar, algunos echamos de menos incluso aquello que no nos entusiasmaba y hasta lo que decidimos no hacer cuando podíamos hacerlo.

Diferentes idiomas tienen sus términos para expresarlo y cada uno se aproxima en el territorio de la polisemia a otros significados que también definen nuestro ánimo en estos días. El miss inglés que sirve para “perder”, el francés manquer o el italiano mancare para “faltar” y el portugués que araña en el duelo sentir a tua falta, nos ayudan a verbalizar lo que nos estamos perdiendo, lo que nos falta y lo mucho que duelen las ausencias…

Hay algo curioso en el ritual de revisar fotos del pasado y es “eso” que se queda para siempre en la mirada. Cuando vuelves a ver uno de esos frames de la película de tu vida, por lejanos que te resulten el vestuario, la época o la localización, son los ojos de quien aparece en la imagen los que trasladan, inmediatamente, el momento pretérito al presente.

Si el retrato es de alguien a quien has querido o quieres, tratas, a través de su mirada, de recuperar lo que te dijo o de adivinar lo que nunca te contó. “Tendrás que leer cartas, escuchar mensajes, ver fotos…” fue el consejo de una terapeuta para alguien que no lograba emprender el camino del duelo. Traducido: “tendrás que leer lo que te decía, oír su voz, volver a mirar sus ojos…”

Y cuando la mirada es la tuya, cuando son tus ojos los que te hablan desde el pasado, vuelves a sentir lo que sentías al ver el mundo, al ser testigo de tu vida, al contemplar aquel presente que te rodeaba, al tratar de adivinar el futuro que venía.

Mucho de lo que en estos días echamos tanto de menos no pasó hace un siglo, pasó hace poco más de un mes. Y, sin embargo, nuestra mirada en aquellas fotos ya no es la misma que la de hoy, ha cambiado tanto como si hubieran transcurrido años, o siglos. Es que ya no puedes sentir lo mismo al ver el mundo, al ser testigo de tu vida, al contemplar este presente que te rodea y tratar de adivinar el futuro que viene…

Uno de mis términos favoritos para expresar lo que significa “echar de menos” es el que se usa en América Latina, “extrañar”. Una sola palabra contiene toda la ternura, la fuerza y la desolación de un sentimiento tan potente que te deja sin fuelle.

En este mundo raro –en tantos sentidos– al que nos hemos mudado desde hace poco más de un mes, decir “te extraño” lo dice casi todo.

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