Buzón de Voz

De Ayuso a Marlaska: frente a la indecencia no cabe equidistancia

Jesús Maraña

Sin rodeos. El momento para destituir a Pérez de los Cobos como alto cargo de confianza en la Guardia Civil no ha podido ser más inoportuno ni su argumentación peor explicada. Es verdad, y lo tiene muy complicado Fernando Grande Marlaska para recuperar crédito y confianza entre los mandos de las fuerzas de seguridad a sus órdenes. Vale. ¿Y para cuándo una investigación a fondo y una exigencia de responsabilidades por la elaboración de un informe de carácter judicial basado en bulos, recortes de informaciones desmentidas y burdas manipulaciones con el objetivo disparatado de achacar a las manifestaciones feministas del 8-M la multiplicación de contagios del coronavirus en España? Una cosa es reconocer que el Gobierno de coalición está demostrando una capacidad digna de mejor causa para dispararse en los pies en esta complejísima situación política y otra caer en la tentación de una cómoda equidistancia entre la conciencia crítica y el salvajismo de una oposición política y mediática que busca sin el menor disimulo derrocar a un Ejecutivo salido de las urnas utilizando para ello nada menos que la mayor crisis de salud pública vivida en España y en el mundo en el último siglo.

Resumo a continuación unas reflexiones urgentes al hilo del bochorno que me ha provocado la sesión de control parlamentario de este miércoles y lo que uno viene escuchando y leyendo en los últimos días:

1.- Se empieza por aceptar como alto cargo de confianza a un señor que es responsable de las cargas policiales del 1 de octubre en Barcelona (prefiero no entrar en otros ‘méritos’ biográficos relacionados con el 23-F), y se termina escandalizándose porque muestra deslealtad ante la autoridad de la que recibe órdenes.

2.- Tiene toda la credibilidad Grande Marlaska cuando afirma que sabe mejor que nadie lo que significa una “injerencia” en la labor de un juez, porque su currículum y sus méritos corresponden precisamente a una carrera judicial basada en la independencia y en la valentía contra las amenazas del terrorismo y las presiones de la política. De modo que resulta surrealista pensar que a Marlaska se le pudiera ocurrir interferir en una instrucción judicial para conocer un informe encargado directamente por una jueza. Si alguien lo ha hecho sin su conocimiento debe asumir las consecuencias.

3.- Una cosa es respetar la independencia judicial y otra aceptar sin mover una ceja los disparates que a cualquiera se le ocurran para entretener a los tribunales o, lo que es mucho peor, para socavar cimientos democráticos y forzar a las instituciones para alterar los equilibrios de poderes. El informe elaborado por una unidad al mando de Diego Pérez de los Cobos no es la declaración de un testigo, sino una herramienta clave en el proceso judicial de acusación al delegado del Gobierno en Madrid (ver aquí). Si contiene (y es indiscutible que contiene) bulos del tamaño de la catedral de la Almudena, manipulaciones de testimonios de autoridades y organismos internacionales e incluye recortes periodísticos demostradamente manipulados o ignora datos y explicaciones que prueban la inverosimilitud de la denuncia (ver aquí), lo que se espera de la autoridad judicial es que rechace el disparate y hasta exija responsabilidades a sus autores. La fiscalía y la abogacía del Estado están precisamente para defender a la ciudadanía frente a todo atropello que perjudique sus intereses. Y si la jueza de turno tiene más prisa por defender a un alto mando cesado en la Guardia Civil que por conocer si le están vendiendo una mercancía averiada como base de toda su instrucción, pueden y deben denunciarlo no sólo las defensas sino también el ministerio público (ver aquí).

4.- Porque en mitad de un ensordecedor ruido que todo lo distorsiona, quizás se olvide que el origen de todo este escándalo es una denuncia particular que achaca a las manifestaciones del 8M permitidas por la Delegación del Gobierno en Madrid nada menos que la expansión del coronavirus en España y su trágica mortalidad. Sinceramente, produce pereza tener que rebatir tan extraterrestre argumento. Bastaría (si alguien se toma la molestia) con leer cualquier información contrastada sobre la celebración del 8M en distintos países y ciudades (ver aquí), y la realidad de los datos sobre la pandemia conocidos en esa fecha, no en la que a cualquier lunático, ya sea guardia civil, periodista, juez o simplemente fanático de Vox, se le ocurra poner en un papel. (Por cierto, yo asistí a la manifestación del 8M en Madrid con un numeroso grupo de amigas y amigos, evitando abrazos y besos por la preocupación que ya teníamos sobre el virus. Esa misma noche vi imágenes de Ortega Smith repartiendo abrazos en Vistalegre sin poder contener la tos. Lo que no he visto es denuncias judiciales contra la irresponsabilidad de un dirigente político que tenía síntomas después de viajar al norte de Italia y desoyó los consejos de Fernando Simón para evitar la propagación del covid).

5.- En la sesión parlamentaria de este miércoles hemos escuchado en el Congreso intervenciones en las que se tachaba a Marlaska de “indigno”, “miserable”, “traidor”, “criminal”… por haber destituido a Pérez de los Cobos. También a Cayetana Álvarez de Toledo definir a Pablo Iglesias como "hijo de un terrorista" después de que el vicepresidente segundo se dirigiera a ella como "marquesa" (ver aquí). Y seguidamente he leído y escuchado a ilustres colegas del periodismo y analistas de distintos medios hablar del “clima de crispación”, de la “indecencia” de la “clase política” al “proferirse insultos” en lugar de “buscar el consenso” en la lucha contra la pandemia… Parece que hubiera surgido “por esporas” este clima “de crispación” en el que lo correcto fuera adjudicar culpas a partes iguales. Y me niego. No porque no me parezca inoportuna e incomprensible la forma en que Marlaska ha manejado y argumentado el cese de Pérez de los Cobos, sino porque llevo más de dos meses y medio asistiendo a una ‘gota china’ muy española dedicada a culpabilizar al Gobierno central de todas y cada una de las múltiples derivadas de una crisis inédita como si nadie más, en ningún otro nivel de la administración del Estado, tuviera la menor responsabilidad sobre la gestión de la pandemia. Y me parece una absoluta hipocresía y un insulto a la inteligencia. No sólo en las filas de PP y Vox o en las voces de sus plataformas mediáticas, sino que uno tiene que leer, en días pares o impares, editoriales o artículos en El País en los que se alienta la necesidad de gobiernos “de concentración”, la ruptura del ejecutivo de coalición PSOE-Unidas Podemos o directamente se propone a Nadia Calviño como presidenta idónea de un Ejecutivo tecnócrata (ver aquí).

Interior admite que destituyó a Pérez de los Cobos por transmitir en falso que el caso del 8M se había paralizado

Interior admite que destituyó a Pérez de los Cobos por transmitir en falso que el caso del 8M se había paralizado

6.- Uno se conformaría con que los medios supuestamente más influyentes dedicaran un diez por ciento del esfuerzo que derrochan en exprimir el más mínimo error del Gobierno central en la lucha contra el covid, a analizar la gestión que los gobiernos de comunidades autónomas han ejecutado sobre la zona cero de esta pandemia: las residencias de mayores. Este miércoles hemos publicado en infoLibre el documento que prueba que el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso dictó “criterios de exclusión” para que no se trasladaran en Madrid enfermos desde las residencias a los hospitales, incluyendo la medicación a administrar a los pacientes condenados a permanecer en los geriátricos (ver aquí). Para que no quede duda de mi criterio: entiendo la complejísima tesitura a la que se enfrenta un médico que tiene que elegir a quién salvar con los mínimos recursos a su disposición. No se me ocurriría reprocharle nada en este sentido a un responsable de un hospital. Lo que me cuesta mucho entender es que los mismos políticos que llevan décadas oponiéndose a toda costa a legalizar la eutanasia ordenen un protocolo como ese, y lo hagan además a hurtadillas, sin consultar siquiera a los enfermos ni a sus familias. ¡Y encima se permiten culpar de esas miles de muertes al Gobierno central! Sin complejos, sin despeinarse, incluso agitando la cosa en los tribunales. Desde una suite de lujo pagada por quién sabe quién.

7.- Uno cree que este miércoles, en un país tan civilizado como ha demostrado la inmensa mayoría de su población durante el confinamiento, deberíamos haber escuchado un debate parlamentario riguroso sobre la mejor forma de utilizar los 77.000 millones de euros que hemos conseguido de la UE para paliar de forma inmediata los efectos económicos y sociales del coronavirus (ver aquí). O una discusión propositiva sobre la manera más segura de “desescalar” por territorios sin arriesgarnos a rebrotes que puedan dilapidar el esfuerzo derrochado. ¿Quién no está de acuerdo con que la salida de esta megacrisis debe ser verde y no basada en la agotada y lesiva receta de turismo y ladrillo? ¿Quién se opone a desmantelar los artículos de la reforma laboral del PP que han disparado la precariedad laboral sin crear empleo estable? ¿Quién está en contra de doblar los recursos de la investigación científica y de reforzar la sanidad pública para garantizar su capacidad contra cualquier pandemia? ¿Quién votará en contra de un ingreso mínimo vital del que ya disponen casi todos los vecinos europeos para reducir la desigualdad, luchar contra la pobreza extrema y evitar una eclosión social?

No caben en este sentido equidistancias, ni colocar en una balanza supuestamente equilibrada los errores de gestión de un Gobierno nacido de la fragmentación parlamentaria, pero indudablemente legítimo, y los intereses de una oposición política y mediática que ha jugado desde el primer minuto a deslegitimar a este Gobierno. Incluso a costa de las prioridades que exige la lucha contra una crisis de salud pública que a su vez deriva en un parón de la actividad económica desconocido para las generaciones vivas. Ni podemos ni debemos renunciar al ejercicio crítico, pero la indecencia o la hipocresía no admiten equidistancias.

Más sobre este tema
stats