Pegados a la tele

Los niños primero, excepto en el Telediario

Detalle de la cabecera de los informativos de TVE.

El Gobierno de España daba a conocer a mediodía de este martes el anteproyecto de ley sobre protección a la infancia y adolescencia; se trata de una medida que contará con apoyo parlamentario suficiente y que sitúa a nuestro país en la vanguardia de la legislación mundial en la protección de un colectivo especialmente desprotegido ante todo tipo de abusos por parte de los adultos. Cuando se produzca la aprobación por parte del poder legislativo, esta ley se situará, junto a la de dependencia, o matrimonio homosexual, entre los avances normativos más importantes de la legislación española en lo que llevamos de siglo.

No ha sido valorada así por el Telediario 1 de TVE. Tras recoger la noticia entre los titulares del día, el informativo de la televisión pública estatal la ha relegado al minuto 16. En su lugar ha abierto el relato de actualidad con el informe del forense judicial sobre el 8M, que se conocía desde la tarde anterior, una línea sobre el dictamen de la Abogacía del Estado, y múltiples flecos declarativos y redundantes sobre la mencionada manifestación y su influencia en la extensión de la pandemia. En definitiva, antes y después de la noticia del día, mil y un aspectos del presente y futuro de la desescalada y sus repercusiones en todos los ámbitos... y en todos los telediarios desde hace semanas.

Durante el Gobierno de Mariano Rajoy este tipo de "errores de valoración" eran inmediatamente contestados por representaciones sindicales y profesionales, junto a colectivos en defensa de la independencia profesional de los periodistas. Las denuncias contra telediarios al servicio del PP llegaron a terrenos institucionales como el Congreso de los Diputados, o el Parlamento Europa, y a la opinión pública con los "viernes negros". Tras la llegada del PSOE al gobierno, y el atasco en el Parlamento de la renovación de la cúpula de RTVE por concurso público, se nombra una dirección provisional y una nueva jefatura de Informativos, que recayó en Begoña Alegría. Desde ese momento, y durante año y medio, los telediarios de TVE dan noticias, pero no son noticia; algunas quejas de la derecha política, reproches en redes sociales de algunos que fueron jefes en la anterior etapa... Y frente a ello, un dato: el Consejo de Informativos de TVE, elegido por la redacción, no señala ni una sola mala práctica informativa, cuando las encontró a cientos durante el gobierno del PP.

El 31 de diciembre pasado cesa, a petición propia, Begoña Alegría. El responsable de Informativos y Actualidad, Enric Hernández, designa como nueva directora a Almudena Ariza, que se reúne con la redacción, pero no llega a tomar posesión. Hernández, tras el traspiés, deja esa silla vacante en Torrespaña, mientras sigue en su despacho de Prado del Rey. Al tiempo, los telediarios se adocenan por el camino trillado de una información convencional, llena de declaraciones políticas de parte, unas más altisonantes que otras, algunas inciertas, otras rotundamente falsas, sin que se ofrezca un contexto, un análisis, una verificación. Se cuenta todo, se informa poco. No es, como antaño, un estar al servicio del gobierno; es no atreverse a hacer información.

Hablo con trabajadores, sobre todo de Informativos, para conocer qué esta pasando desde dentro. Todos coinciden en que "no hay instrucciones de arriba"; nadie desde la cúpula de la empresa dice qué noticias deben ir o no; muchos asumen desasosiego, inquietud, hasta rechazo a lo que sale en pantalla, y constatan que la redacción, los mandos orgánicos que editan los telediarios y dirigen las secciones, son prácticamente los mismos que había bajo el mandato de Fran Llorente o Begoña Alegría. Algunos llegan a un diagnóstico más preciso: "No hay dirección". Y sin dirección no hay exigencia; es mejor no equivocarse, no provocar más quejas políticas, no "hacer ruído", seguir el carril que marcan otros medios, "que no puedan decir que hay censura", "que hablen los portavoces"...

Y no se contrasta con la realidad, nadie se atreve al análisis; el periodismo, el único, el auténtico periodismo, se deja para los programas –con frecuencia tan excelentes como marginados– de La 2, o Informe Semanal –gozosamente recuperado de su etapa más negra–. Mientras, en los telediarios hay buenas, hasta inmejorables, piezas sobre aspectos periféricos, anecdóticos; algunas llenas de sensibilidad, e incluso belleza, pero alejadas de esa primera media hora de batiburrillo de declaraciones, acusaciones mutuas, y matices no explicados. Así, tras múltiples esfuerzos para "no equivocarse", se termina relegando la noticia del día al minuto 16. ¡Qué desperdicio!

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