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Javier Valenzuela

A comienzos de esta primavera, recién instaurado el confinamiento, la dirección de infoLibre propuso a sus colaboradores que pergeñáramos tres o cuatro párrafos con una voluntad de ser constructivos, sintetizada en el hastag o etiqueta #QuieroSumar. Así lo hice, centrándome en un fenómeno, positivo a mi juicio, de aquellas fechas: la activación de un humor negro popular expresado en la avalancha de memes que recibíamos en nuestros móviles, muchos indudablemente ingeniosos y divertidos.

Se trataba –y sigue tratándose– de afrontar con serenidad y responsabilidad la lucha contra el coronavirus y sus daños humanos y socioeconómicos, y de extraer colectivamente algunas consecuencias razonables que fueran más allá de las posiciones políticas de cada cual. Por ejemplo, la necesidad de reforzar nuestros sistemas públicos de salud y nuestros hábitos de higiene. O la de corregir esas groseras carencias industriales que nos impedían disponer de millones de mascarillas. O la de intentar relanzar nuestra economía por una vía verde y sostenible.

Sigo creyendo que una gran mayoría de los españoles compartían el deseo sintetizado en la etiqueta #QuieroSumar, pero sabido es que la derecha española, liderada por su ala más ultra, quiso –y quiere– aprovechar la pandemia para derrocar al Gobierno progresista por tierra, mar y aire. Con los bulos en los muchos medios de comunicación que les son afines, con las denuncias tóxicas ante jueces amiguetes como la del #8M, con la permanente gresca parlamentaria y con las estrambóticas algaradas de los cayetanos. Tiene razón Rosa María Artal: esta actitud de la derecha pasará a la historia universal de la infamia. Añadió miedo, angustia y crispación a un pueblo que ya lo estaba pasando fatal por la pandemia, la restricción de las libertades y las inquietudes por el porvenir de sus negocios y sus puestos de trabajo.

De los buenos propósitos expresados en una célebre canción compuesta por el argentino León Gieco, ahora quiero compartir este con ustedes:”Solo le pido a dios que el engaño no me sea indiferente. Si un traidor puede más que unos cuantos, que esos cuantos no lo olviden fácilmente”. No olvidemos fácilmente la traición de unos cuantos en la primavera de 2020, una minoría numerosa y chillona, sin duda, pero minoría al fin y al cabo, como demostraron las dos últimas elecciones legislativas.

Soy hijo y ahijado de periodistas y periodista desde hace más de cuarenta años. Pienso que mi oficio es útil y noble si se ejerce con honradez, y por eso debo confesarles que me ha entristecido la actitud de la mayoría de nuestros grandes medios de comunicación impresos y audiovisuales, incluida TVE. No han sumado energías a la causa colectiva; al contrario, las han restado. En lo informativo, han practicado la tortura de la gota china del catastrofismo, exagerando desgracias y aireando noticias falsas. En lo político, han sido altavoces acríticos de las derechas más extremas. Su coartada para ello ha sido un sofisma: la necesidad de dar la voz a todos.

Cuántas veces me he acordado de un viejo y certero dicho de nuestro oficio: si alguien dice que llueve y otro dice que no llueve, tu obligación de periodista no es publicar las dos opiniones por igual, sino abrir la ventana, sacar la mano y comprobar si llueve o no llueve. Periodismo no es publicar todas las chorradas interesadas de los políticos; periodismo es intentar aproximarte a la verdad.

Sin embargo, sigo fiel a la etiqueta #QuieroSumar. Estamos saliendo de la cuarentena y sí, veo que el vaso sigue muy vacío, pero también constato que ya está más lleno, bastante más lleno, que en abril. La mayoritaria actitud responsable de nuestros compatriotas es esperanzadora, ayudará frente a esos rebrotes del coronavirus que pueden producirse aquí o allá, ahora o más tarde. La algarabía de los ultras ha terminado por hastiar a millones y hasta la jueza a la que se le fue la olla con lo del #8M ha tenido que plegar velas provisionalmente. Y como dije aquí mismo hace dos semanas, la sangre vuelve a circular por el tejido social y económico.

Recibo ilusionado la noticia de la alianza recién suscrita alianza recién suscritapor infoLibre y eldiario.es. Es fiel al espíritu del #QuieroSumar. El mejor periodismo español de los últimos años ha procedido de esos y otros nuevos medios digitales, medios independientes y empeñados en levantar las alfombras bajo las que los poderosos intentan ocultar sus trapacerías. Con la ayuda de los lectores, saldrá adelante.

En junio de 1936, Federico García Lorca declaró a El Sol: ““Ningún hombre verdadero cree ya en esta zarandaja del arte puro, arte por el arte mismo. En este momento dramático del mundo, el artista debe llorar y reír con su pueblo. Hay que dejar el ramo de azucenas y meterse en el fango hasta la cintura para ayudar a los que buscan las azucenas.” Permítanme que aplique esta cita a mi oficio: el periodista debe llorar y reír con su pueblo, debe bajar al fango para ayudar a los que buscan azucenas. Lo contrario, la equidistancia entre víctimas y verdugos, es ser palanganero de los malvados.

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