Aquí me cierro otra puerta

La huelga del hijo de Andrés Montes

Cerca de un millar de médicos internos residentes (MIR) han acudido este lunes a manifestarse en el primer día de la huelga indefinida para exigir mejoras en sus condiciones.

Trabajé varios años con Andrés Montes. Para quien no lo recuerde, fue el mejor narrador de fútbol y baloncesto que ha habido en España, un genio en toda la amplitud de esa palabra. Tuve la suerte de que le caía bien, así que siempre tuvimos una buena relación: no muy estrecha, pero sí agradable. Uno tenía la sensación de estar currando con alguien que hacía historia cada vez que abría la boca. Se murió Montes y, con él, una manera de hacer las cosas en los deportes.

En uno de los viajes que hacíamos conocí a Orson y Nelson, los hijos de Andrés. Eran dos niños muy majos, tímidos, pero con el brillo de los chavales especiales. Me consta que son dos tipos excepcionales y Nelson, al que más sigo, estudió Medicina y empezó a trabajar y a luchar. Siguiéndolo en redes le cogí más cariño. Es un tipo peleador, entregado, listo y bueno. Lo que yo tendría por un buen hijo. Es uno de esos trabajadores de la Sanidad que conviven con miserias que no merecen. Uno de esos tíos que nos tienen que salvar y lo hacen por poco dinero y en malas condiciones. Por vocación de servicio. Nelson es un bien de esta sociedad, no mío ni de su familia ni de todos los que quisimos a Andrés, sino de todos. Como sociedad tenemos que hacer que Nelson esté bien. Se lo merece, nos lo merecemos.

Es uno de esos MIR que se llevan la peor parte del ejercicio de los médicos. Me cuenta que se hacen muchas más guardias de las que corresponden por falta de personal (y me imagino como paciente que me atienda alguien a quien se le tensan tanto las condiciones y que termine fallando), que hay gente que hace una guardia de 24 horas y que seguido se le obliga a hacer un turno normal, que falta supervisión en las Urgencias y que terminan haciendo cosas que, por su experiencia, no deberían estar haciendo...

Hay pocas huelgas más justas que la que están haciendo los MIR, que encima se están encontrando con la negativa en redondo a siquiera discutir sus demandas. Por mi contacto (excesivo) con los hospitales por la salud de mi madre y por todo lo que hemos vivido y estamos viviendo con la pandemia, me parece sencillo ser empático como para apoyar su movilización y sus reivindicaciones. Ya saben: como aplaudir todos los días a las 20.00 pero importándoles de verdad. Yo cuando pienso en la huelga de esta gente pienso en Nelson, porque quiero que le vaya bien y me jode que alguien tan entregado se vea en estas circunstancias.

Pero no hace falta que conozcáis a un Nelson. Basta con reconocer su trabajo y ayudarles a tener unas condiciones de una mínima dignidad. Los MIR nos necesitan. Empujemos con ellos.

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