Dormir la siesta era un castigo. Un castigo para los niños, claro, para padres y abuelos era la salvación. La siesta era la vacuna que les inmunizaba, durante un rato, contra la turra de vocecillas de helio que amenizaba las vacaciones.
Con el regusto a albaricoque en la garganta te mandaban a tu cuarto y sin recitarte “cuatro esquinitas tiene mi cama”, ni nada, echaban las persianas.
A veces enredabas para que cambiaran de idea, que querías ordenar tu cuarto, que te habían entrado ganas locas de darle a las Vacaciones Santillana, pero no colaba. En casa había mando único y un lema: “Que no te lo tenga que repetir”. A la segunda que te repetían “que no te lo tenga que repetir”, plegabas velas.
Cuando un adulto bajaba la persiana de tu dormitorio, se oscurecía el mundo. Era un drama, un sinsentido, un sinvivir. La siesta era el vacío, el mutismo, era Rafael Hernando sin Twitter.
Aquel descanso obligado parecía eterno. “¿Cuánto falta, falta mucho?”. Era el aburrimiento supino. ¿Recuerdan la última vez que se aburrieron? Yo no. Hace tanto que no lo siento, que ya lo echo de menos. No me aburrí ni en el confinamiento y lo pasé sin levadura…
El aburrimiento es un sentimiento ligado a la infancia y a la vejez, los mayores también se preguntan: ¿cuánto falta, falta mucho…?
Pero hay un tramo central en el que aburrirse no procede. El adulto abandona el aburrimiento por la preocupación y se pierde el placer del muermo. Quién pudiera ahora cambiar angustia por tedio…
Claro, eso antes yo no lo pensaba. ¿Cómo iba a encontrarle algún encanto al aburrimiento, si jugar, descubrir y probar era mi leitmotiv? O años más tarde, cuando salía sin padres, ¿cómo iba a encontrarle placer a mirar al techo, si yo cerraba más discotecas que Illa?
En la niñez nos parecía tan absurdo que los adultos quisieran dormir, como a ellos nuestro empeño por no hacerlo. Cada etapa vital tiene su mirada propia sobre el mundo: no queremos lo mismo, no nos satisface lo mismo, no nos asusta lo mismo…
En estos días, en los que a muchos adultos nos cuesta coger el hilo de la siesta porque hemos vuelto a la curva en la que ya nos estrellamos, no solo chocan las conciencias de los responsables y los irresponsables –dicotomía más vieja que el hilo negro–, colisionan también las miradas generacionales.
El doctor Simón ahora –algunos llevamos meses insistiendo en ello– pide la colaboración de los “influencers” para que ayuden a transmitir la gravedad de la situación a sus seguidores y hay quien cree que esto no pasa de ocurrencia.
Yo pediría, con cariño, a los escépticos razonables que le den una vuelta a la idea. Si nos aferramos a la canción de nuestra vida, sin tratar de escuchar la música que mueve a otros, nos quedaremos bailando solos. Cuando los adultos nos empeñamos en contarles a los adolescentes y a los más jóvenes nuestro mundo, sin querer saber nada del suyo, pasan un huevo de nosotros, “en plan”, un huevo. Más vale que seamos conscientes de ello.
Una mascarilla que nos tape los ojos y los oídos solo nos protege de ver y oír lo que sucede, no significa que deje de ocurrir… La soberbia generacional suele ser improductiva y en tiempos duros –en los que toda ayuda es poca–, más.
Ahora, si me perdonan, me voy a echar una siesta que no se la salta un influencer.
Que mundo tan "elitista" retratas.
Yo también recuerdo las siestas que me obligaban a dormir y consistían en que mi madre nos tumbaba en la cama, a los tres hermanos, a veces calientes por negarnos, después de expulsar a las moscas con mucha mano izquierda y el delantal a modo de zorros.
Los años me han demostrado que era una buena terapia, o por lo menos en el cuerpo nos lo llevábamos, y mi madre también, ya que era su rato de tranquilidad.
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Qué acierto de columna. Primero por el guiño generacional que me en mi caso lo ha clavado. Y luego por la apelación a la perspectiva intergeneracional: si en algo nos parecemos todas las generaciones, es que la nuestra nos parece la más guay. La que tiene la razón. Los jóvenes son siempre peores, según los mayores.
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Pues a mí me encantaban las siestas, tanto como ahora. No nos engañemos: los jóvenes se saben básicamente a salvo de los más perversos efectos de la enfermedad que es pandemia, y hay quienes no ponen demasiadas medidas en evitar el contagio sabiendo que ponen en peligro a los padres con quienes conviven... por qué lo hacen entonces? O mejor dicho: por qué hay más jóvenes aquí en España que en otros países comportándose de esta manera? Mi teoría es que aquí se odia mucho más a los padres. Precisamente por la cultura de posesión del hijo, que genera el consiguiente rechazo por parte del hijo poseído y no respetado. Mira por dónde, el ejemplo de la siesta obligada no es malo. Las fuertes raíces familiares en España generan su contrario, la ruptura y el odio por la incomprensión. En el fondo es la misma idea de Raquel, aunque no termina de llamar a las cosas por su nombre.
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El tonto Simón no es doctor, no es un científico, no tiene publicaciones ni investigaciones. El tonto Simón obtuvo uno de esos títulos que se compran y que vales una 30.000 libras anuales en Londres, eso es lo que tiene ... ni el MIR, ni el doctorado ... se sabe que es sobrino político de un preboste franquista-opusino´-ministro de sanidad el PP que lo colocó en el Ministerio ...
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Ocultar 8 RespuestasLuz-off
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Cuando un tonto coge una verea, ni la verea deja al tonto ni el tonto deja la verea.
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Ocultar 6 RespuestasEs vereda, pero lo ha "extremeñizado" ... pero realmente el que ha cogido la verea ha sido el tonto Simón, después de una gestión infernal sigue en el mismo sitio y con la misma ineptitud después de ser campeón mundial en muertos, infectados, sanitarios infectados, ... amen de falsificador de datos ...
Lo que yo sea es completamente intrascendente ... no se puede llamar doctor a quién no lo es ... bueno, si se puede, el doctor fake Sánchez lo ha conseguido ... y que los muchos babosos que están al quite de estos farsantes que nos gestionan no es de extrañar ...
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Ocultar 3 RespuestasSi quiere criticar al Dr. Simón, critique, está en su derecho, pero no se haga eco de bulos ridículos. Simón es doctor porque tiene el titulo de médico, no hizo el MIR porque para ejercer como médico de cabecera no fue obligatorio hasta 1995 y no tiene doctorado porque no lo consideraría necesario para el camino que escogió, pero nunca ha dicho que tuviera ni una cosa ni la otra. Cursó la especialidad de epidemiología y enfermedades tropicales en uno de los centros más prestigiosos del mundo y en el Programa Europeo de Formación de Epidemiología de Intervención py ejerció como médico y epidemiólogo durante años en África y Latinoamérica.
El padre de su mujer se llamaba Carlos Romay Custodio y el ministro al que se refiere se llama José Manuel Romay Beccaría, así que difícilmente puede ser su sobrina, si acaso será familiar lejano.
Me ha costado cinco minutos encontrar esos datos.
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Ocultar 2 RespuestasUsted no distingue ni sabe lo que es un doctor, un médico no es doctor. Para ser doctor en necesaria tener publicada y aprobada la tesis doctoral. No tiene especialidad dado que no se presentó o no aprobó el MIR. En Inglaterra se apunta a unos cursos que cuestan un pastizal, actualmente unas 30.000 libras anuales, eso que usted llama prestigiosos y que los hijos de papa suelen presentar en su curriculum. Y la señora del tonto Simón es hija del primo del ex-Ministro de Sanidad del PP Romay Becaria, en mi pueblo se dicen que son sobrinos ... no sé en el suyo ...
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Ocultar 1 RespuestasConsulte el diccionario de la RAE antes de meter la pata con tanta contundencia.
El prestigio de la London School of Hygiene & Tropical Medicine no se lo otorgo yo, sino su clasificación en los rankings y sí, es cara y solo se la pueden pagar los que tienen pasta, suerte que tuvo el Dr. Simón de nacer en una familia pudiente.
En mi pueblo los hijos de primos con respecto a mí son sobrinos segundos.
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A la cama no te iras din saber una cosa mas, gracias Mlglesias por ensañarmela , yo sabia el del tonto que coge un camino, aunque verea y camino pienso que es lo mismo, con el termino verea es la primera vez que lo escucho, perdón lo leo. salud
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Ocultar 1 Respuestaswww.infolibre.es ISSN 2445-1592
Que lindo escrito!
M encanta y tengo un regalo para este escrito, su autora y sus lectores, que veo que les ha gustado tanto.
Para Raquel:
A ella la más bella
Agosto 2019 Juan Priego
Ayer a la misma hora
siempre después de comer
me fui con esa señora
que me da tanto placer.
Mi pareja esta celosa
de que ocurra cada día
que tiene guasa la cosa
sin ella ¿Yo qué sería?
No distingue esta señora
si es doncella ó es doncel
y da placer sin demora
tanto a ella como a él.
Ella no te exige nada
solo se deja querer
te señala la almohada
y se va al atardecer.
Con ella es muy variada
la forma de relación
yo prefiero la almohada
estirado y en colchón.
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Juanpri
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