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¡Cómo nos ha podido pasar esto!

Raquel Martos

¿Conocen esos concursos literarios en los que te proponen una frase y con ella tienes que construir una historia? Mi querido Benjamín Prado sí. Es miembro del jurado de Relatos en cadena, un clásico en su sección literaria de La Ventana.

¿Y si jugáramos con palabras sueltas? ¿Qué género le sugieren algunas de las que han sonado con fuerza esta semana: “Pantera, fosfina, rey, gorra, barbacoa, alerta roja”? ¿Le sugieren ideas para un relato de terror, fantástico, novela negra, de aventuras, romántica, de humor…?

Hace tiempo que el guion de nuestros días se enmarca en el surrealismo. Cierto es que la vida contiene una considerable cantidad de absurdo en su composición, pero hay etapas en las que la humanidad roza la sobredosis del disparate, como ahora. Cuesta tanto creer que todo lo que sucede esté sucediendo, que no me desprendo de la sensación de estar atrapada en un sueño ilógico y sin posibilidad de despertar, mientras el resto del mundo continúa viviendo en la extinta normalidad. Igual usted que me lee siente lo mismo…

Es que nada de lo que nos está pasando entraba en nuestros planes, ni siquiera en el plano de la fantasía. La imagen de los trabajadores de la cultura, por ejemplo, perfectamente ordenados y en coreografía estática. La expresión casi artística del grito manifiesto acompañado de responsabilidad social. La demostración de quien defiende lo suyo y lo nuestro – que la cultura es de todos– sin descuidar su salud y la nuestra –que todos respiramos el mismo aire–.

La foto emociona, pero impresiona. Pura estampa de la distopía. Imagen que algún día, en algún museo, contará sobre lienzo qué fue de aquel año loco de atar.

Cada generación tiene su movidón” sería un título cutre de una muy cutre comedia. O tragedia, si pensamos en que ninguna generación cuenta con ello. Las desgracias históricas son “cosas que pasan”, pero cómo iban a pasarnos a nosotros…

Cerramos una semana más negra que la pantera que resultó ser gato. Y eso que nos deja alguna estampa colorida que da para un relato cómico de sal gorda y doble sentido: “Un rey viviendo de gorra, al revés, con pantalón amarillo y gesto despreocupado, calentándose la carne en la barbacoa, a lo Georgie Dann ‘qué ricos los chorizos parrilleros’...”

Mucho de lo que nos está pasando daría risa en la ficción, lástima que esta realidad, además de inverosímil, sea tan jodidamente dura.

Propone Ramón García que en las próximas campanadas se unan todas las cadenas en la Puerta del Sol “para mandar juntos a tomar por saco el 2020”. Me parece ideal, todas las teles retransmitiendo al unísono cómo nos cae encima el meteorito. A ver, no quiero ser tremendista, es que todo final que no esté a la altura del año de mierda que llevamos resultaría decepcionante.

Pero sigo confiando en que un día despertaré y delante de un café, en pijama, comentaré entre divertida e impresionada:

Menuda locura mi sueño de esta noche: pandemia, crisis y cabezas desnortadas… Aquel sueño de Rajoy confesando que mi novela le había hecho tomar importantes decisiones y el de Jürgen Klopp tejiendo un jersey junto a mi madre, fueron verosímiles comparados con este... Pásame la mantequilla”.

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