Muros sin Fronteras

Guía para no perderse en la noche electoral

Ramón Lobo

1. No se elige solo al presidente y vicepresidente de EEUU, también se renueva la totalidad de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado. En 11 Estados y dos territorios asociados se vota, además, el cargo de gobernador, figura importante en un Estado federal y más ahora durante la pandemia. También escogen a los miembros de las asambleas estatales y numerosos cargos locales. Cuatro Estados decidirán en referéndum si legalizan el consumo de marihuana. No son las únicas consultas en un país en el que funcionan las iniciativas populares.

2. La Cámara de Representantes está compuesta por 435 miembros. El Partido Demócrata tiene ahora la mayoría (232-197), y es más que probable que la amplíe. Dos de sus estrellas son la presidenta Nancy Pelosi y la joven Alexandria Ocasio-Cortés, pasado y futuro de la política de EEUU.

Les dejo un enlace de los gobernadores.

3. El Senado es el segundo premio gordo tras la presidencia. Su resultado puede condicionar la estrategia de Trump de no reconocer la victoria de Joe Biden (si se produce) y denunciar un fraude electoral, como si EEUU fuese la Venezuela de Maduro.

Los republicanos tienen tres escaños de ventaja. Este año están en juego 35, algo más que el tercio habitual porque hay dos elecciones especiales. En este enlace tienen buena información y gráficos para profundizar. Las encuestas y predicciones, incluida la de Trump a los donantes del partido, indican que los demócratas pueden hacerse con el control de la Cámara.

4. Una derrota en el Senado desanimaría a muchos altos cargos republicanos a emprender junto a Trump la aventura suicida de negarse a acatar el resultado y llamar a sus seguidores (entre los que se encuentran las milicias supremacistas y grupos neonazis) a la defensa de la Casa Blanca. EEUU se juega algo más que una bronca electoral, se juega la democracia misma y que todo se les vaya de las manos y el asunto acabe en enfrentamientos armados entre civiles. En EEUU hay más armas de fuego que habitantes.

5. La presidencia no se decide por voto directo, sino a través de la elección de 538 electores repartidos entre los Estados según su población. Para ser presidente se necesita la mayoría absoluta, es decir 270. En casi todos los Estados, el ganador se lleva todos los electores, no importa si la diferencia ha sido aplastante o mínima. Por eso es posible que un candidato gane el voto popular nacional y pierda la presidencia. Es lo que le sucedió a Al Gore en 2000 y a Hillary Clinton en 2016. Enlace para los muy viciosos.

Este mapa les ayudará a verlo.

Votos en colegios electorales, por Estados.

6. Los Estados clave. Desde 2000, 36 de los 50 Estados han votado lo mismo. Es decir, se juega todo, salvo sorpresas, en 14. Son los llamados Swing States. Las campañas electorales, los mítines y los debates se centran en ganar en estos Estados. Por eso Trump habló tanto de Pensilvania. Es uno de los más importantes: tiene 20 electores. La elección presidencial se decidirá también en Florida (29), Ohio (18), Wisconsin (10) –un ejemplo de lo importante que es el Supremo--, Michigan (16) y Carolina del Norte (15). Biden tiene ventaja en todos menos en Ohio, donde Trump le supera por 0,6 puntos. En este otro enlace pueden comprobar en cada caso. Pero no olviden que Hillary Clinton también tenía ventaja en los Estados indecisos. Los sondeos no detectaron los movimientos de fondo. ¿Estará pasando otra vez? Es posible.

Este otro enlace es secreto, no se lo cuenten a todo el mundo. Es de The New York Times y sirve para que estudiemos las posibilidades de cada aspirante a pocos días de las elecciones. En la noche electoral será una herramienta eficaz para entender quién toma ventaja y si será posible que Trump o Biden alcancen los 270 compromisarios en la madrugada del jueves en España. El enlace les permite pasar Estados de un bando a otro.

7. Opción Gran Lío con tres grados de cocción: embrollo electoral, grave crisis constitucional o enfrentamiento civil de consecuencias imprevisibles. Nadie se atreve a expresarlo, pero detrás de ese eufemismo de “enfrentamiento civil” hay miedo a una guerra civil. No somos los únicos que tienen heridas sin cerrar, que no han sido capaces de apostar por la convivencia. Trump y muchos republicanos han sido multiplicadores irresponsables del odio. Es difícil cerrar la caja de Pandora una vez abierta.

8. Gana Trump en buena lid. No descarten una repetición de 2016. Es evidente que Joe Biden, que en noviembre cumple 78 años, no es un buen candidato. Representa el establishment que gobierna el país. No parece la persona adecuada para guiar a EEUU fuera de la pandemia ni para sentar las bases de una revolución verde que evite el colapso climático. Su registro mental es del siglo XX. Bernie Sanders tiene 79, hubiera movilizado el centro a favor de Trump porque se le percibe como un socialista. Solo porque quiere introducir en EEUU el sistema sanitario que existe en Europa, sometido a recortes y privatizaciones por parte de los mismos que defienden el sistema estadounidense: el negocio por encima de la salud. La gran baza de Biden, la que le puede llevar a la Casa Blanca, es no ser Trump. Es el motivo que impulsa a cerca del 50% de sus votantes. No enamora, pero al menos no es Trump.

9. No hay resultados en la noche electoral. Es el escenario más probable. Más de 50 millones de estadounidenses ya han votado, bien por correo o de manera anticipada. Es la mayor cifra en más de 100 años. Ese EEUU hipertecnológico y efectivo que todos envidiamos tiene pies de barro. También es un desastre. Lo comprobaremos en los escrutinios. Un elevado número de votos no presenciales el 3 de noviembre impedirá que varios de los Estados clave puedan ofrecer un resultado oficial en la madrugada del 4 en España. Si abren de nuevo el enlace secreto que les pasé antes verán mejor la situación. Solo Florida está preparado para escrutar el voto por correo. Michigan, Wisconsin, Michigan, Pensilvania e incluso Texas pueden tener problemas. El periodista de la FOX News Chris Wallace preguntó a Trump en el primer debate si esperaría al resultado final oficial antes de declararse vencedor. El presidente no respondió.

10. Trump se declara ganador. Aunque ninguno alcance los 270 compromisarios en la noche-madrugada del recuento y no haya un resultado oficial, Donald Trump se declarará ganador y dirá que la tardanza en reconocerlo es la prueba de que le están robando las elecciones. Lleva meses atacando el voto por correo. Nombró en junio un nuevo director del US Postal Service con la misión de dificultar al máximo este tipo de voto. Se supone que es el favorito de los que votan demócrata. Los republicanos prefieren votar el mismo día de las elecciones. Cuando los Estados rezagados en el recuento produzcan sus resultados y la balanza se incline a favor de Biden, el presidente rechazará los resultados, tuiteará con furia (el percutor de la bomba de relojería) y llevará a los tribunales decenas de colegios electorales, condados y Estados.

Será como Florida en 2000 con las papeletas mariposa pero multiplicado en media docena de Estados o más. Al final de este recorrido legal espera el Tribunal Supremo con su nueva jueza exprés Amy Coney-Barrett en su asiento. La mayoría conservadora es 6-3.

¿Aceptarían todos los movimientos de protesta y anti Trump una componenda tan descarada? Recuerden las dos palabras que nadie se atreve a pronunciar.

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