Muy fan de...

La ficción y la realeza...

Raquel Martos

Este jueves vi el último capítulo de una miniserie estupenda, Little Fires Everywhere, que me recomendó una amiga sabia, Elena Neira.

Más allá del entretenimiento –nutriente siempre necesario pero imprescindible ahora, en días tan oscuros– la serie me ha regalado algo que me entusiasma, el retrogusto, esas reflexiones que se quedan revoloteando dentro de nuestra cabeza como niños en un túnel de viento.

La historia transcurre en un suburbio de Ohio, Shaker Heighs. Un ecosistema habitado por familias norteamericanas pudientes y “aparentemente” perfectas… Como en la realidad, familias aparentes hay muchas, perfectas ya tal.

La serie aborda asuntos de calado: la discriminación racial, con esa aparente “integración” que nunca rompe la distancia social, la maternidad, la amistad, la sexualidad… Podría tirar de cualquiera de los muchos cabos que van soltando los personajes y jugar a hacer paralelismos con alguna hebra de la realidad, todos estos asuntos están en nuestro mundo.

Esto de comparar hebras me recuerda a una misión infantil que me entusiasmaba: mi madre me ponía un carrete de hilo en la mano y me mandaba a la mercería en busca de una cremallera del mismo color. La señora Victoria y yo nos dejábamos los ojos, en aquel cubículo diminuto y oscuro y hasta salíamos a la calle intentando encontrar la máxima similitud cromática.

Al volver a casa, la aprobación de la cirujana jefe del corte y la confección, que escudriñaba la pieza con gafas en nariz y alfileres en boca, era un triunfo.

Pero a mí me divertían los colores difíciles, los raros, aquellos que, a priori, resultaba complicado emparejar, ese era mi reto. Juguemos pues, elijamos un hilo real que, a priori, no tenga nada que ver con esta serie y busquemos algún parecido razonable entre ambos relatos. Por ejemplo, “lo del rey emérito”.

De entrada, en la sinopsis, hay cierto paralelismo: la acción Real no transcurre en un suburbio de Ohio, pero es un ecosistema de familia pudiente y aparentemente perfecta.

Veamos si hay temas coincidentes… sí: la serie emérita aborda el mundo de las apariencias; el ilusorio “campechanismo” de quienes están a una enorme distancia social de “los otros”; la “amistad”, Corinna; las apariencias… Y secretos, en ambas tramas los hay, algunos son gordos.

Algo más, en la serie hay un asunto judicial y en nuestra historia Real también, pero en la ficción la cosa llega hasta los juzgados y en la nuestra… por lo que este viernes adelantó El Confidencial, no sucederá.

Si la Fiscalía archiva finalmente la investigación a Juan Carlos, por aquello de la inviolabilidad, esta será la diferencia clave entre realidad y relato televisivo, aunque lo de “inviolable” suene a cuento medieval…

Salvarnos de la Navidad

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En Little Fires Everywhere el abogado de la parte acomodada del conflicto judicial dice una frase demoledora: “No te preocupes, las personas como ella (pobres) nunca ganan”. En la serie emérita podríamos adaptarlo: “no te preocupes, las personas como él… nunca pierden”.

Ya no quedan mercerías como la de la señora Victoria, pero hay cosas que nunca cambian… Si ven la serie, agudicen la vista, hay más paralelismos que podrán identificar. Y eso que ambas historias, a priori, nada tienen que ver.

No desvelaré detalle alguno de la trama de la serie, va en contra de mis principios, solo puedo contarles que todo comienza con fuego. El incendio de la macroserie del emérito, que lleva meses entreteniéndonos, parece que quedará en nada, los ciudadanos nos quedaremos en ascuas.

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