¡A la escucha!

Más vacunas y más rápido

Helena Resano nueva.

Hace justo una semana me escribía un colega que trabaja en Nueva York. De vez en cuando cruzamos mensajes, preguntándonos por la situación del país, por cómo avanza la pandemia y por cómo estamos, cómo lo llevamos personalmente. Ese mismo día, a mi madre le habían llamado para confirmarle que el domingo le pondrían, por fin, la primera dosis de la vacuna del covid. Es mayor de 80 años, y la llamada la llevábamos esperando ella y todos, desde hacía semanas. La pobre incluso había decidido los últimos días autoprotegerse y limitar mucho más sus salidas y sus paseos ante el temor a poder resfriarse y no estar al 100% en caso de que la llamaran para ponerse la vacuna. Su prioridad era ese pinchazo (nos costó convencerla, lo confieso, para que fuera así) y sus 24 horas diarias giraban desde hacía días en torno a esa vacuna. Pues bien, mi colega, un poco más joven que yo, me contaba que también el domingo, a él le iban a poner la primera dosis de la vacuna. No daba crédito. Al otro lado del charco, las cosas iban mucho mejor que aquí, infinitamente mejor. Nosotros ni siquiera hemos conseguido completar la vacunación de los mayores de 80 años. Los últimos datos confirman que, en toda Europa, apenas el 27% ha recibido las dos dosis y en España, alrededor de un tercio. En cambio, allí, en Estados Unidos, van camino de lograr que toda la población adulta esté inmunizada para julio. Ése fue el objetivo que se marcó Joe Biden nada más llegar a la Casa Blanca: prometió que para el 4 de julio, día de la Independencia en Estados Unidos, fiesta nacional, el país podría por fin recuperar la normalidad. Y visto lo visto, parece que lo van a conseguir incluso antes. Sus vacunas son las mismas que las nuestras, las mismas. Pero sus plazos, su planificación, ha sido mucho más ambiciosa. Y lo han logrado. Entonces, ¿qué ha fallado aquí?

La Unión Europea admitía esta semana que el primer trimestre de 2020 las cosas no han salido como lo habían pensado sobre el papel. Cuando llegaron las primeras vacunas se marcaron un calendario que ha sido imposible de cumplir. Ha habido baches propios, las autorizaciones de la EMA llegaban siempre días o incluso semanas más tarde que las de la agencia norteamericana o la británica. La burocracia aquí ha sido mucho más lenta. Pero también ha habido baches ajenos, los incumplimientos de los contratos por parte de los laboratorios, especialmente de AstraZeneca, han obligado a los países a reorganizar sus planes de vacunación. Algunos incluso los han suspendido durante días y eso tampoco ha ayudado.

Control a la inteligencia artificial

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Aún así, deberíamos tomar nota para este segundo trimestre de lo que allí se ha hecho bien y ha funcionado y aquí ha lastrado los plazos. Las imágenes de coches esperando a las puertas de estadios tan míticos como el de los Dodger, en Los Ángeles: colas y colas de coches para vacunarse. En Reino Unido, otro ejemplo a seguir, se han habilitado iglesias y grandes espacios para no dejar de poner ni una sola dosis. ¿Aquí?, bueno aquí es Semana Santa, y ya sabemos, hay que descansar. En Madrid, por ejemplo, ni hoy ni ayer se puso una sola vacuna en los centros de salud. Y así, difícilmente lograremos meterle ritmo a esto y llegar a ese objetivo de tener un verano con la inmunidad de rebaño superada.

Las cosas no se han hecho bien hasta ahora, pero podemos hacerlas mejor en este segundo trimestre. Llegan más vacunas, algunas como la de Janssen sólo necesitan una dosis, y eso va a ayudar mucho a lograr avanzar en la inmunización de la población más vulnerable.

Cuando mi madre me llamó el domingo para decirme que ya tenía la primera dosis puesta, las dos gritamos de felicidad: ya queda menos para vernos, ya queda menos para que ella pueda vivir un poquito más tranquila, pueda pasear con sus nietos, ver a su familia, comer con ellos en la misma mesa, recuperarnos y recuperarla. Empezamos a hacer mil planes, le hice prometerme que vendría a vernos a Madrid en cuanto recibiera la segunda dosis (jugué un poco al chantaje aprovechándome de ese momento de felicidad, lo admito). Hay que recuperar el año perdido. Porque ya no se trata sólo de la economía, que también, se trata de la vida. De recuperar eso que no hemos podido disfrutar durante un año entero. A mi madre no la veo desde agosto, se dice pronto. Y sólo con las vacunas, podremos recuperar los abrazos perdidos. Pero para ello hace falta que lo hagamos mejor a como se ha hecho hasta ahora. Que lleguen más vacunas y que se pongan más rápido.

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