Qué ven mis ojos

Hereje no es el que arde en la hoguera, sino el que la enciende, y para demostrarlo está Aznar

Benjamín Prado nueva.

“El vanidoso jamás ha conocido a nadie como él”.

“Hereje no es el que arde en la hoguera, hereje es el que la enciende”, decía William Shakespeare, y por aquí ha reaparecido para demostrarlo el expresidente Aznar, en la mano derecha su dedo acusador de dios de la Capilla Sixtina de andar por casa, en la izquierda la antorcha y en la lengua todo el cinismo del mundo, que es lo que hace falta para asegurar que fue el PSOE el que mintió sobre los atentados del 11M, en los que él y sus Acebes demostraron lo que les importaban las víctimas del terrorismo –“por esta puta y cuatro muertos de mierda perdimos las elecciones”, cuenta Pilar Manjón, madre de uno de los fallecidos en los trenes, que le oyó decir a Álvarez Cascos en la calle de Zurbano– y que para ellos había bombas malas y buenas: las de ETA, que te hacían ganar la Moncloa, y las islamistas, que te cobraban caro el café que te tomaste en las Azores con Bush y Blair. Los zapatos que en la foto de los tres señores de la guerra están encima de la mesa, dejaban huellas de sangre. Sus mentiras acerca de las armas de destrucción masiva en Irak, se las llevó el viento.

Al lado del presidente de España con más ministros imputados, investigados y sospechosos de cobrar sobresueldos y otras cosas; del mismo que invitó a tantos delincuentes de la Gürtel y demás a la boda de su hija en el Monasterio de El Escorial que alguien llegó a decir que los únicos inocentes de esa fiesta eran los camarerosGürtel , la lideresa Isabel Díaz Ayuso se debía de estar partiendo de risa por dentro, al ver cómo él la definía como la gran esperanza blanca de la derecha, ninguneando así a Pablo Casado, al que luego, con una magnanimidad envenenada, le echó la calderilla del discurso. Buenas noticias, una vez más, para la heredera de Esperanza Aguirre, que a estas alturas pinta poco, de esperanza política no le queda más que el nombre y de blanca, un sinónimo, el blanqueo, a tenor de las últimas informaciones que ha hecho públicas infoLibre sobre la cuentas de su familia política en Luxemburgo, donde al parecer habrían ido a parar los ciento noventa y siete millones apandados tras la construcción del AVE.

La historia se puede recordar: la familia política de Esperanza Aguirre promovió miles de viviendas en torno a la estación del AVE Madrid-Lleida a su paso por Guadalajara. El PP ordenó que el apeadero estuviese no en la capital, sino en Yebes, donde Fernando Ramírez de Haro, esposo de Aguirre, y sus parientes eran dueños de miles de hectáreas de terreno. Los andenes fueron a parar a la propiedad de una de sus tías, que recibió el dinero reglamentario de la expropiación por parte del Ministerio de Fomento y más adelante, en lo que quedó vacío, construyó la urbanización Valdeluz, con más de nueve mil viviendas. El característico ingenio español no tardó en rebautizar Yebes como Avelandia.

Mala persona

Mala persona

Otros solares de la zona fueron recalificados convenientemente para que pudieran urbanizarlos dos primos del clan, aprovechando el golpe de suerte, miren qué casualidad más increíble, de que el arquitecto municipal de la localidad fuese Jaime de Grandes, hermano de Luis de Grandes, que era diputado del PP, y de Lorenzo de Grandes, a quien nombró responsable de Prensa de la Asamblea de Madrid la entonces jefa de la Cámara, Concepción Dancausa, que luego sería investigada por delitos societarios cometidos en su gestión de Mercamadrid y llegó a ser también condenada por participar en el negocio de venta de pisos protegidos a fondos-buitre, aunque la pena, que ordenaba a todos los implicados pagar casi veintiséis millones de euros, fue revocada en segunda instancia. Dancausa fue rescatada por Ayuso, quien la situó como viceconsejera de Vivienda –dónde, si no– y Administraciones Locales de la Comunidad de Madrid y ahora la ha designado para llevar la Consejería de Familia, Juventud y Política Social. Para los que se hayan quedado dormidos, recordarles que esta no es la sección donde se habla de series de televisión y por lo tanto no estoy resumiendo un episodio de Los Soprano.

La utilización del terrorismo contra el adversario es algo tan común que se hace incluso cuando las bandas criminales ya no existen. Entonces, se tira de las víctimas. Como prueba, la presencia ínfima del Partido Popular en el Congreso durante el homenaje que cada 27 de junio se rinde a las víctimas del terrorismo. Ahí la ultraderecha no estaba, obviamente, y los de Casado, con su portavoz a la cabeza, se han quedado en la calle, según ellos en protesta por los pactos del Gobierno con Bildu. ¿Habrá que recordarles una vez más que ellos llegaban a acuerdos continuos con los abertzales en Vitoria y que Maroto alardeaba de hacerlo, afirmaba desear que cundiese el ejemplo y que la mayoría de los miembros de la formación eran luchadores por la paz? Lo contrario de la hipocresía es la hemeroteca.

Mientras le hacen la cama entre Aznar y Ayuso sin que al parecer él se entere, tal vez porque el ansia de poder se parezca en eso al amor, que según Benavente era, a su vez, igual que el fuego, con el que ocurre que “suelen ver antes el humo los que están fuera, que las llamas los que están dentro”, él sigue a lo suyo, se opone a todo, en eso siguiendo la línea clásica de su partido, que lo hizo al divorcio en 1981, al aborto en 1983, al matrimonio entre personas del mismo sexo en 2005, a las leyes de igualdad en 2007 y ahora a la de eutanasia, y continúa repitiendo por tierra, mar y aire, que los indultos a los presos independentistas son inconstitucionales, a sabiendas de que eso no es verdad. Lo que sería inconstitucional sería que el rey no los firmara, que es lo que le ha pedido Ayuso en la plaza de Colón. Aunque, ahora que lo pienso, tal vez lo que le ocurre al secretario general del PP es que igual que hizo la carrera de Derecho en cinco meses, se haya leído la Constitución entera en cinco segundos y, claro, puede que se le haya pasado algo. Si es así, le puede preguntar a Aznar, que estará encantado de aconsejarlo y recibir su petición de ayuda, porque todos los oráculos son presumidos: el vanidoso jamás ha conocido a nadie como él.

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