Aquí me cierro otra puerta

Tus hijos vuelven al cole y tú estás mejor

Quique Peinado nueva.

Cada año, la vuelta al cole me genera (y me temo que a muchos padres y madres) sentimientos encontrados. Oh, vaya, como si el resto de sentimientos con los hijos y nuestras vidas autónomas como adultos no nos los generaran. Sí, vale, pero a mí la vuelta al cole más. Porque es el momento en que nos separamos después de meses de compartir todo el tiempo. Porque es el instante en el que dejamos de compartir todo el día, que en el fondo es el deseo que tenemos muchos padres y madres: estar todo el tiempo posible viendo cómo crecen, porque sabemos que se acaba.

Entonces, ¿por qué muchos (me atrevería a decir que la mayoría) de padres y madres sentimos una mezcla de pena y alivio cuando nuestras criaturas vuelven al colegio después de semanas de convivencia casi exclusiva? ¿Cómo podemos combatir la culpa de esa interna alegría cuando se quedan al cargo de los benditos y benditísimas profes que son nuestros aliados, salvadores e ídolos? No lo sé. Pero lo voy intentar.

Con los años aprendí que los problemas de ser padres no son no salir, no dormir, no vivir. Es la culpa y el miedo. Culpa por quererlos demasiado y demasiado poco. Culpa por dejarlos, culpa por tenerlos, culpa por estar, culpa por no estar. Culpa por ser padre y no persona, culpa por tener demasiado tiempo para ti, culpa por no tener tiempo para ti, culpa por ser persona y no padre. Culpa por no dejarte crecer a ti y culpa por no verlos crecer a ellos. Culpa por dormir y porque no duermes, culpa por llevarlos a todas partes y porque no salgan de casa, culpa porque no comen sano y por amargarles la vida por no dejarles comer insano. Culpa por no decirles, por decirles demasiado, por querer que sean y por no dejarles que sean

Creo que ya lo he dicho varias veces: nadie es buen padre o madre si se pasa el cepillo de la perfección. Como nadie lo es, mi primer consejo a padres o madres es que se relajen y no traten de ser lo que se les pide. Sobre todo, si quien te juzga no tiene criaturas o hace demasiado que no las tiene. Como nunca vas a ser el mejor para ti y para los demás, trata de ser lo mejor para ti. Normalmente, si eres una persona de bondad estándar, no le vas a joder la vida a tus chiquillas por casi nada. En tu cabeza ya se la vas a joder por todo. Déjalo estar.

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¿Para qué digo todo esto, si vamos a hablar de la vuelta al cole? Porque cuando cuentas que ha sido una alegría interna, quizá momentánea, dejar a tus chiquillos en el cole, encuentras cierta incomprensión. Gente que te dice que eres mala madre o padre, personas que te miran torcido, señores y señoras que te van a cuestionar por querer separarte de ellos. Bueno, pues asúmelo: lo van a hacer. Y yo te digo, amigo, amiga: que les jodan.

Te mereces sentir alivio por dejar a tus hijos en el cole. Te mereces relajarte sin culpa cuando se los aparcas a alguien. Te mereces poder decir a los cuatro vientos que necesitas estar sin ellos para poder ser mejor padre o madre. Te mereces ejercer este oficio jodidísimo que nadie paga sin más culpa que la necesaria. Que nadie te fastidie más de lo que ya te fastidia la propia vida.

Los padres no tenemos más derecho a la crítica de la vida de los demás que los demás tienen de la nuestra. ¿Sientes alivio por dejar a los chiquillos en el cole? Dilo. ¿Te miras a los ojos, cómplice, con otros padres y madres a la salida porque todos pensamos que qué bien están unas horas ahí adentro? No lo ocultes. No eres peor por sentirlo. Eres lo que puedes. Como en el resto de la vida. 

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