Qué ven mis ojos

Sólo hay una forma de que la izquierda se una: cambiar de pegamento

“Desconfía de aquellas cosas que cuanto más estudias, menos entiendes”.

Hay cosas y personas que se entienden menos cuanto más te las explican, más las estudias, más atención les prestas. Y esa razón basta para no fiarse de ellas. En España, pasa con la política, en unos tiempos que además de duros son cínicos y en los que, por lo tanto, ni conviene lo que sucede, como escribió Shakespeare, ni ocurre lo que dicen que pasa: hay hipócritas, altavoces que un día emiten propaganda, otro himnos y al siguiente amenazas; hay gente que antes inauguraba pantanos y hoy corrientes de opinión; hay quienes agitan las aguas para pescar en río revuelto; hay analistas que, más que eso, parecen lanzadores de octavillas. Es difícil abrirse paso a través de la confusión.

Por ejemplo, no resulta sencillo entender las razones por las que se ha decidido, al parecer, que la moción de censura a la que va a ser sometido este martes el Gobierno resulta inoportuna y hasta perjudicial para la salud de nuestra democracia. ¿Por qué? ¿Porque la ha planteado Podemos o porque al PP no hay nada que reprocharle y, en consecuencia, no se la merece? Todos los que van a hacerla fracasar afirman que sí, que por supuesto, que se la ha ganado a pulso con sus continuos escándalos, trampas y robos de dinero público; que el partido de la calle Génova ha dinamitado el sistema, financiándose de manera delictiva para ganar elecciones de forma ilícita. Que si Rita, que si Rato, que si Mato, que si Matas, que si Bárcenas, que si Granados… Que si la Gürtel, que si la Púnica, que si la Lezo, que si la Taula… Que si el vergonzoso intento de manejar el poder judicial cuyo episodio más lamentable es el protagonizado por el fiscal Anticorrupción que ha tenido que dimitir y que tarde o temprano se llevará por delante a alguno de sus jefes, incluido el ministro de Justicia, cuyos zapatos están salpicados de barro, por no hablar de su credibilidad.

La izquierda está dividida porque nunca estuvo junta y porque sigue sin querer estarlo, hasta el punto de que la última vez que hubo la posibilidad de que el encuentro se produjera, el único modo que aceptó el PSOE de acercarse a Podemos fue poniendo en medio a Ciudadanos. ¿Las ideologías han muerto otra vez? Así debe ser, porque el territorio del partido de Albert Rivera es la derecha y el que se le supone a los socialistas, el contrario. Pero da igual, hablar es pan comido si dos quieren y algo imposible si uno o ambos se niegan. ¿Sabes cuando de pequeño / juntas dos Danone con un hilo? / Pues así, dice con ironía la joven escritora Patricia Benito en su libro Primero de poeta, recién publicado por la editorial Aguilar. Incluso, puede que a alguno le viniera bien seguir leyendo, por si con eso evitara que el día de mañana le volviera a ocurrir lo que ya les ocurrió a Sánchez e Iglesias en su momento, que estuvieron más preocupados de señalarse mutuamente como el culpable de que Rajoy siguiese en la Moncloa que de echarlo de allí, y al final lo mismo pensaron algo de este tipo: Me desperté en la cama equivocada: / la mía. / Y no, / no fue tonto pensar en ir. / Fue tonto no ir. Ya ven, la literatura responde a todo.

Una moción de censura señala tanto a quien se la ponen como a quien la puso, quién puede discutir eso. Pero esto no son matemáticas, y aquí el orden de los factores sí que altera el producto, y resulta muy raro que en esta ocasión todas las flechas apunten a la segunda diana, que se haga tanto hincapié en el fracaso que cosechará la iniciativa y se deje de lado la rareza de que quienes supuestamente quieren librar a España de este PP cercado por la corrupción, sean incapaces de entenderse, algo que los deja en mal lugar porque evidencia que están pensando más en ellos que en el país, en lo que quieren ganar que en lo que perdemos todos. En la calle Ferraz ha habido un cambio consistente en volver al mismo sitio y que los militantes devolviesen al secretario general lo que le había quitado el aparato, lo cual está muy bien; pero hay que calcular también para qué le devolvieron las llaves de la sede a Pedro Sánchez sus afiliados. ¿Sería para que pudiese tropezar en la misma piedra?  O, si se prefiere, si se piensa dos veces ¿qué diferencia hay entre la abstención que propiciaron Susana Díaz y sus barones y la que, según todos los indicios, va a llevar a cabo su partido mañana y con el mismo resultado, que Rajoy y sus huestes van a seguir en su banco azul? Me he enfadado. / Conmigo por dar pasos atrás / y contigo por no darlos al frente, escribe Patricia Benito. Suena como la historia de una pareja que no baila, que está inmóvil, que no va a ninguna parte. ¿A que a todo el mundo se le ocurre que dos líderes se asemejan a ella? Ahí lo dejo. Más claro, agua.

Aunque por otra parte, hoy aún es lunes y de aquí a mañana, podrían ocurrir tantas cosas, si quien tiene la solución en la mano fuera capaz de usarla... Ahí está la epidemia y ahí está la vacuna. La gente no debería sufrir mientras se pelean los practicantes. No es cuestión de personas / ni de momentos. / Ni siquiera de ganas. / El secreto está / en seguir / el mismo ritmo. No está mal, como libro de instrucciones.

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