Qué ven mis ojos

Miente más que hablas y llegarás a presidente

“Mirar para otro lado te hace ignorante, pero no inocente”.

Hay gente que no sabe nada, que se lava las manos, que no se acuerda, que está en Babia, que no vio lo que tenía delante e ignoraba lo que había en el sótano; que lleva cosas en la maleta que ha debido de meterle alguien; que no se considera responsable de lo que hagan quienes están bajo su autoridad; que se mantiene a distancia de lo que se haga en beneficio suyo; que cómo iba a suponer que sus lugartenientes desvalijaron durante años y una tras otra cualquier caja fuerte que se les pusiera a tiro, unas veces para financiar de forma  irregular al partido que preside y otras para que algunos de sus colaboradores se llenasen los bolsillos; que comanda una organización criminal, según la define uno de los jueces que investiga sus delitos, muchos de cuyos primeros espadas cometieron durante su mandato sobornos, estafas, desfalcos, evasiones de divisas y blanqueo de capitales; que es un líder a quien no sigue nadie, una cabeza visible que ni ve, ni oye y a la hora de hablar, o se calla o se va por los Cerros de Úbeda; que hace trampas, miente en campaña y promete cosas que no piensa cumplir; que se lleva el gato al agua con golpes bajos, sufraga sus campañas electorales con dinero que proviene de comisiones ilegales y que, en definitiva, no se sabe si a pesar de o gracias a todo eso, llega a presidente del Gobierno.

Benjamín Prado no abandona Rota en agosto "llame quien llame"

Benjamín Prado no abandona Rota en agosto "llame quien llame"

Sé que lo que he escrito es fuerte, pero no es más que un resumen de lo que se dice en los medios de comunicación y en los tribunales acerca de Mariano Rajoy, quien mañana va a prestar su testimonio en la Audiencia Nacional y cuya estrategia, según avanzan desde la calle Génova, será mantener que su máximo jefe no tenía ningún tipo de responsabilidad en los asuntos que afectan al PP, ni obligación de estar enterado de todo aquello por lo que le pregunten. Si no dice la verdad, estaría vulnerando el artículo 458 del Código Penal, que sanciona que hacerlo está “castigado con penas de prisión de seis meses a dos años y multa de tres a seis meses”. Si calla lo que sabe o echa balones fuera, incurriría en lo que dicta el 460: “Cuando el testigo, sin faltar sustancialmente a la verdad, la alterare con reticencias, inexactitudes o silenciando hechos o datos relevantes que le fueran conocidos, será castigado con la pena de multa de seis a doce meses y, en su caso, de suspensión de empleo o cargo público, profesión u oficio, de seis meses a tres años.”

Antes de internet, los adsl, los ordenadores, las tabletas, los teléfonos móviles y demás elementos de la jaula digital, los jóvenes nos entreteníamos con un juego que consistía en poner un papel de seda sobre un vaso, ajustarlo con una goma hasta que quedara tenso como la superficie de un tambor, poner una moneda encima e ir haciendo quemaduras alrededor de ella con un cigarrillo, hasta que se quedaba en un equilibrio cada vez más imposible y, finalmente, caía. El presidente del Gobierno es esa moneda y los agujeros que lo han ido dejando confinado al borde de un abismo, en una isla rodeada de desfiladeros, son los Rato, Rita, Mato, Matas, Bárcenas, Granados, la Gürtel, la Púnica, la Lezo, la Taula… Y paramos, porque para que quepan los casi mil corruptos aislados del Partido Popular y todas sus tramas, no basta un artículo, hace falta un expediente.

Lo peor es que el Gobierno que dirige Rajoy sigue cometiendo los mismos abusos, tratando de engañar a los ciudadanos a la vez que los exprime. Ahora le toca el turno a las infames carreteras de peaje que le dieron como premio a algunos de sus donantes, que han sido un negocio ruinoso porque los españoles ya están hartos de que les chupen la sangre y que ahora, lo mismo que siempre, se van a rescatar con dinero público, para que los que siempre ganan no pierdan un euro y para que paguen los mismos de siempre. ¿Qué no queréis pasar por caja por las buenas? Tranquilos, ya os pasaremos nosotros por encima, para eso está Hacienda. El ministro de Fomento tiene que hacer esta vez el papel de Cyrano de Bergerac, decir lo mismo que dijo su colega de Economía del rescate bancario, que no lo era, así que Íñigo de la Serna ha jurado sobre siete Biblias que no se iban a “renacionalizar” esas autovías, sólo van a pasar a manos del Estado, hasta que las deudas se salden, para después sacarlas de nuevo a concurso, en 2018, y muy probablemente otorgárselas a los mismos, para que se sirvan el otro muslo. Eso sí, ya se sabe que las manos del Estado están metidas en nuestros bolsillos, así que ya lo ven, será otra ronda de lo de siempre y a favor de los de siempre. Queda claro que Mariano Rajoy no tiene por qué preocuparse en absoluto. Seguirá en La Moncloa. Y si las cosas se torcieran, con su manera de entender la política, no le faltará trabajo: podría ser, por ejemplo, un gran vicepresidente de Venezuela, al servicio de Maduro. Por fuera, no, pero en el fondo, son como dos gotas de agua.

Más sobre este tema
stats