Desde la tramoya

Cataluña: el camarote de los hermanos Marx

Si alguien pensaba, como en Intereconomía o en 13Tv o en FAES, que ante tal amenaza la única solución era sacar los tanques a la calle, Rajoy ya ha demostrado que no. Si te provocan con un tinglado claramente ilegal, divisivo y ridículo, quizá lo que puedas hacer es montar un número como el del famoso camarote de los hermanos Marx: un lío en el que al final nadie entiende nada, que no deja nada en claro.

Rajoy, a este servidor, no deja de sorprenderle por su tenacidad, su resistencia y su pachorra.

Y así, aplicando la ley, sin alharacas ni tanques ni demasiadas estridencias, anda el presidente del Gobierno poniendo palos en las ruedas al referéndum del día 1. Ir por las bravas habría generado víctimas, victimistas y victimarios. La derecha radical incluso soñaba –sueña– con que haya algún muerto. Lo dicen cuando pueden... Pero Rajoy y el ministro del Interior, y el de Justicia, han dado órdenes expresas de evitar tragedias.

De modo que tenemos lío –¿se podrá votar?, ¿quién defiende qué?, ¿qué mierda va a salir de aquí?, ¿cómo podremos valorar los resultados?– pero no tragedia. Con perdón por la frivolidad, pero no ha habido sangre, ni víctimas, ni imágenes en el New York Times sobre la opresión del pueblo catalán, que, pobrecito, no puede votar.

Quizá Mas y sus ventrílocuos, ERC y la CUP, pensaron hace años que lograrían tener masa crítica suficiente para promover una insurrección ciudadana histórica. Pero lo cierto es que no lo han logrado. Esa es la verdad. La Diada tuvo menos gente que el año pasado, aunque fuera mucha. La mitad de los catalanes no se sienten concernidos con el follón que se está montando. Y el Gobierno de España no da motivos para que nadie se rasgue las vestiduras. La Policía, la Guardia Civil y los funcionarios judiciales están actuando como corderitos sin montar el más mínimo follón. Eso no es casualidad. Obedece a instrucciones directas del Gobierno: no queremos tragedia. No es solo "la ley". Es una estrategia.

Cifras para mantener la cordura

De modo que, de seguir las cosas como parece que van, en Cataluña no habrá un referéndum homologable el día 1, como dice Rajoy, sino una cosa rara, de significado incomprensible, motivo de mofa internacional. Y Puigdemont se verá obligado a aceptar el fracaso, convocando elecciones de nuevo ("!Joder, qué cruz, otra vez!"). Y ese partido llamado PDeCAT, Partido Demócrata Europeo Catalán, la hegemónica y poderosa CiU, que nadie sabe ya lo que es, quedará en sus rescoldos, y Junts pel Sí, la alianza independentista de hace apenas meses, se disolverá. Y ganará ERC que formará Gobierno con la CUP, que quizá se relaje un poco cuando tenga poder real y vea que este desenfreno independentista, en realidad, no cuenta con suficiente mayoría social.

Eso es lo que pasará, a menos que a algún policía se le vaya la cosa de las manos, contradiciendo las instrucciones de su ministro.

Dicho esto, vete tú a saber. Lo mismo pasa cualquier otra cosa.

Más sobre este tema
stats