Plaza Pública

Faltan candidaturas a las primarias en Madrid

Fernando Magro

Antecedentes

Hace casi 25 años que la FSM/PSM/PSOE-M ha dejado de gobernar las dos principales instituciones madrileñas: La Comunidad y el Ayuntamiento de la capital.

Desde ellas, el PP ha ejercido una importante influencia política en el conjunto del Estado a pesar de las grandes diferencias y enfrentamientos entre sus principales responsables. Diferencias importantes entre Ruiz-Gallardón y Esperanza Aguirre; entre esta y Rajoy y su guardia pretoriana. Pero esas diferencias no les han impedido gobernar estas instituciones y ampliar en 2011 su ámbito de influencia a las grandes ciudades del área metropolitana. Ese cinturón “rojo” que el PSOE tampoco supo mantener.

A los dirigentes socialistas de Madrid les ha preocupado más lo interno. El reparto de poder entre grupos y familias. Tanto en los gobiernos como en la oposición llevan muchos años alejados de los problemas de los ciudadanos.

Los responsables socialistas de Madrid deberían hacerse una sencilla pregunta: ¿Cómo sería la política general española si el PSOE hubiera dispuesto de los gobiernos de estas instituciones en estos 25 años? Esta pregunta tiene respuesta recordando que se dispuso de esos gobiernos en los primeros años de la Transición.

El Gobierno de Madrid desde 1979 con Enrique Tierno al frente, con participación del PCE, fue una referencia de progreso y de libertad para todo el país. Pero, además, fue también un ejemplo de gestión municipal. Programas y acciones sociales solidarias con intensa participación ciudadana; políticas de vivienda y urbanismo que se convirtieron en referencia; políticas de infraestructuras y transportes innovadoras. Madrid fue por primera vez en muchos años una ciudad de referencia europea.

La Comunidad de Madrid, “inventada” en 1983 con cuatro años de vigencia de la Constitución, también durante 12 años avanzó contra viento y marea, inventando una comunidad autónoma sin precisar, sin “identidad” ni “diferencia”, sino con inclusión, un lugar de encuentro donde todos eran bienvenidos, los de dentro y los de fuera de nuestras fronteras. Puso las bases de una nueva administración, para hacerse cargo de servicios fundamentales como la educación; diseñar una ambiciosa política urbanística y de vivienda no especulativa, ni “burbujeante”, que acabó con el chabolismo, incentivar una activa política industrial, esa que ahora se echa tanto de menos y que aún perdura como referencia a pesar de su deterioro y abandono por el PP. Sectores claves e importantes: como la aeronáutica, el automóvil, la biotecnología, los nuevos materiales y las nuevas tecnologías.

El PP pronto se dio cuenta de que Madrid había que “tomarlo” a toda costa. Había decidido de forma interesada la confrontación de su nacionalismo español con vascos y catalanes. Sin Madrid estarían fuera del gobierno sine die. En Madrid estaba instalado el poder del Estado a través de sus principales instituciones y una gran parte del poder económico, del poder real, junto con los grandes grupos mediáticos de influencia estatal.

No era suficiente para volver al poder con las Castillas y sus “esencias”. Con Valencia reconquistada a base de corrupción endémica, Madrid tenía que volver a ser Castilla. Volver a Cisneros, a Felipe II y Austrias y Borbones.

El primer objetivo del PP fue el Ayuntamiento y lo consiguió con una infame moción de censura contra Juan Barranco a manos de aquella derecha reformista que fue la UCD y que pronto absorbió el PP. Esté atento Cs. Era el año 1989. Hace 28 años. Hasta 2015 en que volvió la izquierda han pasado 26 años.

La Comunidad les costó algo más porque era una nueva administración que el PP aún no tenía interiorizada políticamente y cuya influencia política en el conjunto del Estado pasaba desapercibida. Madrid era el gobierno de España, era la política nacional, no una administración de segunda no reconocida por los ciudadanos. Pero también el PP ganó las elecciones en 1995 y un diletante Joaquín Leguina, Secretario General del PSOE fue apartado por un joven y ambicioso Ruiz-Gallardón, envuelto en una falsa imagen de derecha ilustrada y moderada. Han pasado 22 años. Con un presupuesto consolidado de más de 20.000 M€ y con más de 150.000 empleados públicos. Con competencias plenas en casi todo, pero especialmente en servicios básicos esenciales del estado de bienestar: sanidad, educación, dependencia, vivienda, transporte…

En todo este largo periodo, el PP para gobernar en Madrid ha precisado disponer de mayoría absoluta. La izquierda no ha sido capaz de conseguirla más que en 2003 y se compró a dos traidores. Hasta ahí se llegó. El objetivo Madrid para la derecha justificaba todos los medios. El PP ha aglutinado a toda la derecha, incluso aquella que llenaba la plaza de Oriente.

Nuevo escenario. Primarias. Resultados

El PP en 2015 y ante un nuevo escenario político general, con la debilitación seria del bipartidismo y la aparición de Cs por la derecha y de Podemos por la izquierda, se ha visto, primero sorprendido y luego seriamente afectado. También el PSOE, pero desde la oposición.

En el Ayuntamiento, el PP de Esperanza Aguirre ha dejado de gobernar a manos de una nueva izquierda con el apoyo del PSOE y una singular e inesperada candidata progresista como Manuela Carmena.

En la Comunicad el PP, perdiendo por primera vez, excepto lo referido en 2003 y el "tamayazo", la mayoría absoluta, ha mantenido una mayoría de un escaño por el apoyo de Cs, frente al PSOE y Podemos y la iniquidad política interna de IU.

Ha mantenido el gobierno pero cambiando de líder una vez más y poniendo al frente a Cristina Cifuentes veterana y “curtida” política en el PP madrileño. Su anterior presidente, Ignacio González, sigue en la cárcel donde acabarán entrando numerosos altos cargos y alcaldes del PP de este largo periodo de corrupción y clientelismo.

Llegamos a 2017 después de una profunda crisis del PSOE saldada, de momento, en el 39 Congreso, con la reelección del vapuleado Pedro Sánchez como Secretario General después de los tremendos acontecimientos de octubre de 2016.

En esa crisis se enfrentaron claramente dos modelos de partido, de políticas, de proyecto para la gobernación de España.

Un proyecto de la izquierda, alejado del centro-derecha y de las políticas socialdemócratas contemporizadoras con el neoliberalismo. Un claro "No es No" al PP y lo que representa y que, gracias a la abstención del otro proyecto del PSOE, sigue Rajoy como presidente del gobierno presidiendo el partido más corrupto de la historia democrática española y europea de posguerra.

Entre estos dos planeamientos claramente alejados, liderados por Susana Díaz y Pedro Sánchez, se abrió paso una “tercera vía” que renunció a su definición política. Lo importante no era el debate, sino la “unidad” de la organización, saliera lo que saliera del debate.

Esos proyectos han confrontado con dureza en un proceso democrático y participativo abierto y transparente. Ha resultado ganador el encabezado por Pedro Sánchez.

En Madrid también se confrontó y se saldó con la apuesta por el modelo de Pedro Sánchez con un apoyo del 50% de la militancia (49.49%). Susana Díaz obtuvo un importante 31,78% y Patxi López un 18,75%.

Situación en Madrid

Madrid, singular una vez más. El aparato federal del partido residenciado en Madrid y con un gran número de cuadros en activo y en “pasivo”, también aquí actuantes, especialmente cerca de medios de comunicación nacionales de influencia en Madrid y especialmente en los afiliados socialistas, como El País, apoyó a Susana Díaz de forma rotunda. Aquí la rodearon en dos actos singulares. Uno “municipalista” con el alcalde de Vigo de oficiante mayor y el de su presentación oficial en Ifema con dos primeras filas de VIP’s, irrepetibles. No faltaba casi nadie. Faltaba “la base”.

Pero también apoyaba a Susana Díaz el anterior “aparato” madrileño que encabezado por Tomas Gómez había llevado de desastre en desastre al PSM desde 2007 hasta 2015, en que fue fulminado por Pedro Sánchez al que apoyó en los primeros momentos. Recordar la reunión celebrada en Pozuelo de Alarcón con ZP, Susana Díaz, A.P. Rubalcaba, Tomás Gómez y el propio Pedro Sánchez en que se decide el apoyo a este, a pesar de que "no vale pero nos vale”. En Madrid, con Tomás Gómez, algunos siguen muy en activo. Maru Menéndez, Eusebio G. Jabonero, José Cepeda, Noelia Martínez y especialmente Antonio Carmona, concejal del Ayuntamiento de Madrid. Encabezó la última lista y fue su efímero portavoz.

Pero en Madrid hay otra parte importante del partido en ejercicio político. La secretaria general y alcaldesa de Getafe, Sara Hernández, el presidente Manuel Robles alcalde de Fuenlabrada y el resto de la Comisión Ejecutiva. Sara Hernández fue persona próxima a Pedro Sánchez que la propuso para dirigir el partido en julio de 2015 en un improvisado y apresurado congreso veraniego. Es el “aparato” actual del PSOE-M, incluso responsable de esta nueva y penúltima denominación. Muchos de los diputados y alcaldes y concejales recuperados en 2015, con el apoyo de Podemos, han sido “colocados” por este grupo dirigente.

Este “aparato”, de forma poco coherente, en las primarias, no optó por ninguno de los modelos en disputa, lo que no sorprende ocurriendo en Madrid. Les debió parecer demasiado orientarse hacia lo que representaba Susana Díaz/Tomás Gómez, pero también les debió parecer muy arriesgada la apuesta por el “perdedor” Pedro Sánchez carente del apoyo estatal del partido y de tanto barón residenciado en Madrid y sobrado de su hostilidad. Tuvieron un asesor de especial experiencia y supervivencia política como el “guerrista” Rafael Simancas, diputado nacional y miembro de la dirección del grupo parlamentario, que mantiene influencias en Madrid desde que ocupara la secretaría general. Decidieron que lo mejor era apostar por la “unidad”, o sea, por el ganador final que precisaría integrar a esa parte del partido ya que no se podría hacer con la otra.

¿Quién apoyaba a Pedro Sánchez en Madrid? En su federación, ni el aparato federal, que encabezado por la gestora, era absolutamente beligerante, ni el aparato que él mismo había situado con Sara Hernández al frente.

Le apoyaban, como en el resto de federaciones, las “plataformas” que se fueron constituyendo para defender el "No es No". Un movimiento espontáneo de afiliados, coordinado con el grupo más próximo a Pedro Sánchez a modo de “directorio”. En la plataforma de Madrid, ocupaba un lugar destacado José Manuel Franco, veterano militante madrileño, portavoz adjunto en la Asamblea de Madrid, en la que lleva muchos años ininterrumpidos de desempeño.

Triunfó claramente la militancia no encuadrada y plural, no dirigida por los aparatos. Ganó el "No es no", luego convertido en "Sí es sí". Puede afirmarse que ganó la coherencia con los valores más básicos del partido que era imprescindible preservar para garantizar al menos la supervivencia de la organización.

Hacia el congreso de octubre en Madrid. Candidatos

El Comité Regional de Madrid ha convocado el congreso para el 20 de octubre de 2017 acogiéndose al nuevo sistema alternativo y voluntario que contempla primarias con un 2% de avales y a dos vueltas.

Hasta ahora se han presentado a esas primarias tres candidatos. J.M. Franco. Enrique del Olmo y Juan Lobato.

J.M. Franco ya ha sido citado como claro apoyo a Pedro Sánchez en el proceso de primarias. Su “supervivencia” de tantos años en la cainita federación madrileña no debe pasar desapercibida. En Madrid, ha sido una constante lamentable y con consecuencias políticas negativas, como se han comentado, la permanente presencia decisoria de la llamada “mesa camilla”, consistente en un acuerdo constante entre los líderes de las distintas familias o “sensibilidades” de la organización, para desde las discrepancias radicales y enfrentamientos serios, olvidarlos a la hora de configurar las distintas direcciones políticas en los congresos con permanentes “integraciones”, que luego se articulaban en repartos de poder según cuotas o afinidades políticas o personales. Ese poder fue en los primeros años real. En las instituciones mayores, luego en importantes ayuntamientos y al ir perdiendo espacios, en puestos de oposición. Se institucionalizó el “reparto” de la oposición, más seguro y confortable.

Alguien que esté durante tanto tiempo en ese tráfico de encuentros y desencuentros muestra habilidad y flexibilidad. Esos valores, entre otros, habrá que reconocérselos a J.M. Franco. Sobrevivir a tanta confrontación es meritorio.

Van quedando pocos en Madrid en cargos institucionales de los últimos años de “mesa camilla”, Rafael Simancas, Antonio Carmona, José Cepeda, Manolo Robles y J.M. Franco, el único de estos que ha apoyado a Pedro Sánchez.

El resultado político colectivo de ese gran mérito de supervivencia ha sido el debilitamiento continuo del PSOE en Madrid hasta ser la cuarta fuerza política en alguna de las recientes elecciones.

Los otros dos candidatos. Enrique del Olmo y Juan Lobato, no han formado parte de la historia política responsable del partido en Madrid, uno por su compromiso con la organización desde una posición crítica permanente con esa forma de hacer y otro por su juventud y muy recientes responsabilidades institucionales. Ambos apoyan la necesaria refundación del partido sobre las bases que encabeza Pedro Sánchez y que se han empezado a consolidar en el 39 Congreso federal con el claro objetivo de recuperar Madrid y que vuelva a ser una referencia de solidaridad, progreso e innovación social y política para el conjunto de esta España plural.

Otras candidaturas posibles y necesarias

Es preciso que en este proceso, ese otro cincuenta por ciento de Madrid, concurra y exponga su proyecto político como lo ha hecho en el ámbito federal.

Unos tienen su propio modelo de partido y de gobierno. Lo han confrontado con contundencia, y se sigue manteniendo firme en Andalucía, principal “reserva” orgánica e institucional del partido en el conjunto del Estado. Otros buscan la “unidad” desde su presencia orgánica para luego convertirla en institucional.

En ese cincuenta por ciento hay personas con presencia social e institucional en Madrid para hacerlas valer ante el conjunto de la organización. Ahí está Antonio Carmona, Maru Menéndez, E.G. Jabonero, que siguen manteniendo apoyos en distintas agrupaciones.

Pueden preferir llegar a un acuerdo con J.M. Franco para que les incluya en su equipo y les pueda ofrecer lugares en listas futuras en el caso de conseguir la Secretaría General. Volver a la vieja política, a la “mesa camilla”. Conocen perfectamente esa cultura de la que no es ajeno J.M. Franco.

Si J.M. Franco no les acepta en su proyecto, deberá explicarlo con claridad. No podrá evitar que si no comparecen como lo que son, el resto de la organización entienda que le apoyarán al considerarlo un interlocutor más próximo que puede necesitarlos en cualquier momento de conflicto que pueda, de nuevo, presentarse.

Es preciso que Sara Hernández y su equipo comparezcan; son los actuales responsables del partido. Tienen que explicar que pretendían realmente con su opción por esa “tercera vía”. Por qué se alejaron de Pedro Sánchez que era su referencia y al que debían su posición política directiva. Tienen la obligación ética y política de explicar desde su experiencia, como han visto y como ven, este nuevo tiempo y que pueden aportar al mismo.

Son un importante grupo de cuadros con responsabilidades orgánicas e institucionales y no pueden, ni deben renunciar al compromiso que ahora atraviesa el partido.

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Su no comparecencia o se entiende políticamente en un proceso a dos vueltas que permite una competencia abierta y que posibilita expresar con nitidez todos los planteamientos. Si ganan ahí estarán y convalidarían la apuesta que hizo por ellos Pedro Sánchez, si no es así, podrán apoyar en la segunda vuelta, con transparencia, cuál de las opciones de liderazgo consideran más adecuadas para Madrid en este nuevo espacio y tiempo político.

Su no comparecencia significa que también apuestan legítimamente por aquél que ha demostrado su adaptabilidad y su capacidad para las “integraciones”, con el mantenimiento en esferas de influencia lo que se considera como una de las causas claras del deterioro de la acción política del partido socialista en Madrid, dedicado a lo interno, a los intereses de grupo o familia y, no, de los auténticos y reales problemas de la ciudadanía madrileña. Deben explicarlo.

Puede concluirse que en este proceso previo a la presentación de candidatos, ante este nuevo marco de competencia, nadie que tenga algo que decir sobre la recuperación de Madrid para la solidaridad y el progreso debe abstenerse, es mucho lo que está en juego. Es mucho el deterioro social y político al que nos han llevado tantos años de PP. Los que menos pueden inhibirse son los que han sido responsables de la política del partido en Madrid en los últimos años y que también han ayudado a traernos hasta aquí. Su análisis, su experiencia y su autocrítica, son precisos y necesarios para que los afiliados puedan elegir responsablemente con más información, libertad y trasparencia un nuevo rumbo para el PSOE en Madrid.

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