Plaza Pública

Otoño feminista

Sofía Castañón

Quiero escribir septiembre como quien escribe inicio del año. Y escribo Federici. La increíble cola en Matadero Madrid para escucharla, las cientos de personas que se quedaron fuera. Escribo Federici y escribo sobre las brujas y lo que nos contaron de un exterminio, sobre los cuentos y el folclore para no mencionar la profundidad de la violencia durante siglos. Escribo Federici y entre la lengua y los dientes se pronuncia el presente.

Reanudo. Escribamos septiembre, me digo. Pero escribo agosto y escribo julio y escribo Juana Rivas y escribo entre líneas tantísimos nombres de mujeres que como Juana no quieren entregar a sus hijas, a sus hijos, a un padre maltratador. Quiero escribir Pacto de Estado pero todavía le faltan párrafos para ser el Pacto de Estado que un país con conciencia feminista en sus calles y en sus plazas demanda. Escribo septiembre pensado que estamos a tiempo de exigirle a ese Pacto que supere el marco de 2004, porque en trece años pasamos de ser estado de referencia en derechos humanos de las mujeres al justificado tirón de orejas de hoy. Escribo Pacto de Estado Feminista como quien necesita conjugar con contundencia y en presente un verbo de vida.

Vuelvo. Escribo septiembre pero Millett. Quiero decir gracias, por el pensamiento valiente y la conciencia de lo que hace la palabra enunciada. Quiero escribir genealogía, raíz y cuerpo teórico. Quiero escribir Historia y de nuevo escribir gracias. Pero también escribir “mientras nosotras amábamos, los hombres gobernaban”. Y desde ahí abordar la política que nos vive, que no es necesariamente la que queremos hacer y la que sí nos nombra, sino la sobrevenida, la que se lanza desde tribunas y mentideros, desde las mesas de las tertulias y mensajes de ciento cuarenta caracteres y sobrada desvergüenza. Escribo Millett y el pasado es un pretérito que nos conforma el habla.

Voy a escribir septiembre y escribo Fallarás. Y escribo que de nuevo la voz frente a la amenaza, que de nuevo nos quieren en soledad y nos tendrán en común, que de eso va el feminismo y el pensamiento comunitario. Que si se está amenazando al pensamiento que cuestiona los privilegios que otorga el patriarcado a costa de las vidas de las mujeres, será que estamos dando donde molesta y que ningún derecho se ha conquistado con un “claro que sí, qué despiste, tomad, tomad”. Escribo Fallarás y sé que cuando tocan a una, nos tocan a todas, y además de presente sé que hablo de futuro.

Septiembre pero Marías, pero Herrera, pero la poscensura. Septiembre pero una misoginia desde espacios privilegiados que le permite a una persona pendiente de procesos por denuncias de maltrato cargar contra una ley que puso sobre el papel los derechos de las mujeres, una ley que nos enorgulleció y nos permitió caminar en la lucha contra la violencia machista y que, aunque necesariamente mejorable, su crítica sólo muestra la necesidad de políticas feministas en el estado español.

Iniciamos el curso, como se suele hacer en septiembre, y de nuevo nos dirán que viene un otoño caliente de movilizaciones. De nuevo se volverá a mirar a distintos espacios y, mientras, los feminismos y sus movimientos seguirán gritando en las plazas y bailando en las calles, que para eso la revolución es nuestra y decidimos cómo la hacemos y la irreverencia siempre ha sido un grado a la hora de saber cómo articular la lucha. Otoño feminista, porque a algunos se les mueve bajo los pies lo que llamaron suelo y eran nuestros derechos. Y escribo otoño feminista con la certeza y el vértigo de quien sabe que está escribiendo deudora de quienes estuvieron, aprendiz de quienes están, responsable de lo que dejemos. La revolución no será porque ya es, y es feminista. ___________Sofía Castañón es secretaria de Feminismos Interseccional y LGTBI de Podemos y diputada por Asturies

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