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Me gustaría que esta nueva etapa de CCOO sea nueva de verdad y que mi antaño sindicato sea capaz de recuperar la fuerza que tenía cuando empezamos. Ya sé que los factores que han propiciado el coma sindical son variados, pero antes de barrer la calle hay que barrer la casa y lo tienes difícil, décadas de corruptelas internas permitidas y propiciadas desde arriba, en todas las escalas, para mantenerse en el poder han creado una cultura del pelotazo y del desprecio a las bases y a los principios del sindicato que no se va a solucionar haciendo una limpieza de cara. Para empezar se necesita una renovación a fondo de los estatutos con democracia directa, adelgazar la organización eliminando duplicidades que no están los tiempos para mantener a tantos por los favores prestados, revisión de los procedimientos sancionadores haciéndolos coherentes, transparentes y con plazo, elección directa de las Comisiones de Garantías que garantice la objetividad y la independencia del ógano y unas cuantas cosas más. Lo tienes difícil, no me gustaría estar en tu puesto si de verdad has llegado con ganas de cambiar las cosas, yo lo intenté y solo conseguí una persecución implacable y la mayor decepción de mi vida. Que tinguis sort y lo digo en serio porque a pesar del pozo inmundo que me encontré cuando empecé a tirar de la cuerda y a pesar de que tuve que salirme para preservar la cordura y la integridad física y ética, sigo pensando que los sindicatos son muy necesarios y sé que hay gente honrada que no se merece cargar con la corrupción de otros.
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Los sindicatos siguen viviendo en el siglo XX, por no decir en el XIX. Nacieron con la Revolución Industrial y tuvieron sentido mientras el trabajo fue el elemento principal en la creación de riqueza, pero las cosas han cambiado. Estamos en la era de Internet, de la robótica y de la Industria 4.0. Ahora el capital es, con diferencia, el elemento principal en la creación de riqueza. Se crea riqueza sin necesidad de que nadie trabaje o con un componente de trabajo mínimo.
El caso es que, como ya han insinuado otros contertulios, los sindicatos están más perdidos que una merluza en un baile y sólo sabe ir a remolque de la sociedad. Ahora se han dado cuenta de que el problema no es el paro, ni los salarios, ni las pensiones, sino el reparto de la riqueza que, cada vez con menos trabajo, se crea en la sociedad. Ante lo cual, me vienen a la mente refranes como "A buenas horas, mangas verdes" o "Tarde piaste, pajarito". Siendo más benevolente, "Más vale tarde que nunca".
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Me faltaría espacio para replicar punto por punto al señor Sordo, empezando por el titular de su columna: «Organizar el malestar». El malestar no se organiza, surge. Lo que se se organiza es, obviamente, la respuesta. Me llama la atención un sinnúmero de párrafos de sus reflexiones, como eso que llama «colectivo denominado Las Kellys», a las que resta legitimidad para atribuírsela a las representantes sindicales. Solo le pido una reflexión: si Rajoy y la patronal les ningunean y solo acaban moviendo ficha por la presión de esos sectores que protestan al margen del sindicalismo organizado, cabría preguntarse qué han estado haciendo las cúpulas sindicales hasta ahora salvo legitimar con su silencio y pasividad este estado de cosas. En cuanto a la utilidad, ese truco ya carece de eficacia: lo útil es ponerse a la vanguardia de los movimientos contestatarios, es decir, todo lo contrario a «organizar el malestar» con que adormecerlo. Que ya nos conocemos, hombre.
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Señor Sordo, empiecen ustedes, en su sindicato y en la competencia, por, al menos, parecer creíbles. Han sido años en los que han estado desaparecidos del espectro social y han dejado desamparada a la parte más vulnerable de la sociedad, han ido a lo fácil, empleados fijos y grandes empresas..., (Demasiado pasteleo a veces) y los desamparados a los que socialmente han dejado desnudos, no cuentan ya con ustedes. Tienen ustedes un gran problema de credibilidad y los últimos acontecimientos en donde se han portado de forma ruin, arrogándose "a toro pasao" un protagonismo que no les pertenece y que más que ayudar divide, no les ayuda precisamente.
Dejen de comer del pesebre del estado y vivan de sus propias cuotas, así no serán rehenes de nadie y eso al menos les devolverá algo de la dignidad perdida. ¿Si le pedimos a los curas que se autofinancien por qué no a ustedes?
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Los movimientos del 8M como de los pensionistas, ponen de manifiesto que "el formato tradicional de los sindicatos está obsoleto" y no sirve en una sociedad que va muy por delante en lo social, pero que se ha quedado muy atrás en el económico.
Los sindicatos viven como otro tipo de negocios, valorando las afiliaciones, los vencimientos de la financiación, las cuotas, etc,etc,etc, en definitiva "en la inopia" para desgracia de los trabajadores, pues serían una herramienta fundamental si cumplieran con su cometido para defender y conseguir más derechos.
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www.infolibre.es ISSN 2445-1592
El movimiento sindical es más necesario que nunca. El capitalismo muta, pero no desaparece, más bien cambia la pueliel y se fortalece. Solo hace falta ver la explotación laboral que sufren los falsos autónomos vulnerando la ley o millones de asalariados precarios, por no hablar de los que trabajan en las minas del coltán a punta de pistola para que funcionen nuestros teléfonos móviles del siglo XXI cuyo material es extraído con métodos del siglo XIX. La creación de riqueza sigue siendo producto de la fuerza del trabajo con las transformaciones propias de esta fase histórica, pero con una resultante de reparto cada vez más injusta. Por eso la sindicación sigue siendo imprescindible aunque, en efecto, con bases distintas y compromisos firmes tras haber barrido la corrupción.
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