Plaza Pública

La CISnosis de los medios y el gato inmóvil

Juan Miguel Becerra

Asiste uno atónito a la lectura de muchos de los titulares de la prensa a propósito del Barómetro de julio del CIS publicado este martes. Según la mayoría de medios, el PSOE se sitúa en un sobrado 41% de los votos si hoy se celebrasen unas elecciones generales. Ni que decir tiene que apenas algún fino articulista se fija en la luna —al parecer en fase creciente— mientras la mayoría sigue mirando el dedo que aplica la clipnosis en muchos de los titulares de prensa de nuestro país. La clipnosis es una técnica de inmovilización muy efectiva que se aplica a algunos animales, como los gatos, y que consiste en la inmovilización dorsal mediante la aplicación de una pinza o apretón de la piel del cuello. Como técnica veterinaria la clipnosis es muy efectiva e incluso se venden pinzas especiales para tal maniobra. Pero a lo que vamos, diríase que el CIS parece emplear la 'CISnosis', una suerte de hipnotización general aplicada con el clip del barómetro y con su voto directo. Casi todos los titulares de este martes afirmaban que, según Tezanos, el PSOE obtendría el 41% de los votos, que es casi como afirmar que el presidente en funciones podría contar con más de 160 diputados si se celebrasen elecciones hoy mismo. Si hicieran esta sencilla extrapolación, la de subir 37 diputados en apenas dos meses, algún teclado se resentiría. No sé a estas alturas si el gato es consciente de que le tienen puesta la pinza y que alguien lo quiere muy quieto.

Volvamos a la 'CISnosis'. Lo que viene a decir este nuevo barómetro de julio es que en estos momentos hay dos partidos con tendencia ganadora, un perjudicado y un rescatado. Los dos primeros son, por este orden, el PSOE y el PP, el perjudicado es Ciudadanos y el rescatado es Unidas Podemos. Lo que no dice el CIS es qué porcentaje de votos obtendría cada uno en caso de repetición electoral. Lo que no estudia este barómetro es la situación post investidura fallida, ya que acabó su trabajo de campo el pasado 11 de julio. Los acontecimientos, o los no acontecimientos, de principios de semana en el hemiciclo han podido amplificar estas tendencias. El barómetro aporta una tabla de voto directo que equivale a voto declarado abiertamente por los encuestados. En esta tabla, el PSOE obtiene el 30,5% sobre el total de encuestados, recordemos que en las pasadas elecciones del 28 de abril obtuvo el 28,7% de los votos. Lo que también hace el CIS es añadir una columna a la del voto directo, al que conocemos como IDV o Intención Directa de Voto, en la que anota lo que denomina “% sobre el voto emitido”. Aquí comienza la CISnosis. Es una obviedad que las 2 opiniones y respuestas expresadas en el estudio son solo eso, respuestas, no corresponden con ningún tipo ni fórmula de voto. El voto emitido es el que se realiza en unas elecciones a favor de alguna candidatura o se expresa mediante el voto en blanco. Por tanto, recoger bajo esa denominación de “% sobre el voto emitido” al porcentaje de voto declarado o voto directo que corresponde sobre el total de la muestra excluyendo a indecisos, a los abstencionistas y a los que no contestan es una manera, como cualquier otra, de inmovilizar al gato. Fundamentalmente porque confunde y tiende a llevar al periodista a titulares como los publicados hoy: “El barómetro de julio da al PSOE el 41,3% de los votos”, “El CIS de Tezanos da un récord al PSOE con un 41,3% de votos” o "El CIS de Tezanos dispara a Sánchez hasta el 41,3% de los votos”.

No es cierto. Esa tabla es la pinza sobre el cuello. Esos datos debían de corresponderse con la, hasta hace poco, estimación de votos que publicaba el Centro basándose en sus propios algoritmos y modelos. Pero en su lugar aparece un % que excluye a un 26% de los encuestados. Conocer la verdad es importante, pero saber cómo se llega a ella lo es también. Los más avezados en la demoscopia conocerán de sobra cómo y de qué manera se usan los distintos modelos de estimación en una encuesta. Los menos podrán pensar que cada cocinero hace y deshace a su antojo, en función de sus fogones y comensales. Pero nunca está de más recordar los ingredientes más importantes de la misma:

 

  1. Toda encuesta que pretenda realizar una estimación de voto debe incluir una pregunta abierta sobre la intención de voto de los encuestados. Obvio.
  2. Todas las encuestas no se publican. Por lo tanto, unas van a afectar en mayor o menor medida a la opinión pública y otras no. Los barómetros del CIS siempre se publican. Sus microdatos o respuestas codificadas también, pero siempre algo más tarde.
  3. La mayoría de los cuestionarios electorales incluyen preguntas necesarias para el estudio del comportamiento electoral y para la estimación del voto no declarado. Por ejemplo, las preguntas relativas a simpatía, rechazo o recuerdo de voto, pero también otras menos relacionadas, a priori, con el voto, como la situación laboral, la formación o la edad del encuestado.
  4. La estimación del voto no tiene solo en cuenta el voto declarado o voto directo. Si esto fuera así la demoscopia sería más estadística que la ciencia social, y bebe de ambas. La modelización de la estimación de voto varía según la casa encuestadora, pero en general tiene en cuenta, entre otros datos: A) El voto declarado en la encuesta (IDV); B) El recuerdo de voto, la simpatía y el rechazo tanto a partidos como a candidatos; C) El perfil abstencionista/votante del encuestado; D) El perfil social del entrevistado, su situación laboral, formativa, familiar y/o religios; E) La edad del entrevistado; F) El tipo de elección objeto del estudio.
  5. La estimación final del voto es una compleja operación que valora todos estos datos, la situación temporal, el momento político y la elasticidad puntual del electorado y trata de modelizar una situación a futuro con los recursos y datos disponibles, en muchos casos pocos y escasos.

Deconstruyendo #tsunamidemocràtic

El reflejo de inmovilidad no deja de ser un reflejo, una respuesta inconsciente a un estímulo externo. Pero esperemos que, por el bien de todos, también de la demoscopia, dejen de usarse tanto esas pinzas y que se espabilen pronto los gatos.

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Juan Miguel Becerra es doctor en Pensamiento y Análisis Político de la UPO y director de SW Demoscopia

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