La portada de mañana
Ver
La red infinita del lobby de la vivienda: fondos, expolíticos, un alud de 'expertos' y hasta un pie en la universidad

Plaza Pública

La importante labor de proteger las instituciones

Seguidores de Donald Trump irrumpen en el Capitolio de los Estados Unidos durante unas protestas hoy, en Washington.

Mercè Perea 

Lo que debía ser una sesión protocolaria se convirtió, a los ojos de todo el mundo, en la mayor vergüenza para un país, Estados Unidos, una de las democracias occidentales más viejas. El miércoles, cuando el Congreso se disponía a confirmar a Joe Biden como el próximo Presidente de los Estados Unidos, asistimos atónitos al intento de golpe de Estado por parte de miles de personas, siendo el actor inmediato Trump, quien había azuzado a sus seguidores a irrumpir violentamente en el Capitolio.

Más tarde, supimos que los seguidores habían venido desde distintos estados. La definición la dio el Presidente electo Biden cuando habló de "insurrección organizada". La justicia será implacable, seguramente, contra Trump.

No caben eufemismos. Los actos ocurridos son muy graves y exigen una respuesta contundente por parte de todos los demócratas. No cabe contemporizar ni mirar hacia otro lado. Esto no es una tema de orden público ni de radicales exacerbados, como ha dicho alguna política en nuestro país. ¿Tanto le costaba a Inés Arrimadas llamar a las cosas por su nombre?. Lo que se produjo fue un atentado contra las instituciones democráticas, y eso siempre, sea donde sea y con la intensidad que sea, es inaceptable.

Tendremos que ir al origen. La entrada de populistas en centros de poder indica una desafección de la ciudadanía hacia las instituciones democráticas. Cuestionar la validez del recuento electoral del pasado 3 de noviembre, manipular, mentir, utilizar las redes sociales, consentir con falsedades, que se tildaron de excentricidades trumpistas, eran ataques a las propias instituciones democráticas. Esta realidad nos confirma que la política no está dando respuestas a la ciudadanía que reviertan esta desafección. Como diría Pérez Rubalcaba de la política y los políticos, "cuanto más aburridos mejor”. Es evidente que cuando la respuesta busca excentricidades trumpianas, la democracia se tambalea porque la democracia, elementalmente, busca su comodidad, y sólo encuentra equilibrio en los centros.

Igual de grave es alimentar la crispación o la polarización social, calificar al Gobierno de “ilegítimo” pidiendo elecciones, o cuestionar un Gobierno salido de una moción de censura. Y aquí, la derecha de España está a la cabeza. Está en el top ten de la indecencia. De la ultraderecha es entendible. Han venido a eso, a desestabilizar. Pero no lo es del Partido Popular. Casado y su escudero García Egea, autocomplacientes con ellos mismos, y en una huida hacia adelante, faltan al respeto al Presidente del Gobierno –se llame como se llame— o mienten, confrontan y polarizan. Eso es inaceptable. Es poner un puente de plata a la ultraderecha. Insisto, inaceptable.

La derecha española blanquea a la ultraderecha al darle entrada a las instituciones. Incluso se mimetiza con ella. El PP sabe que es fundamental obviar la denigración democrática de Vox, porque si no pierden el poco poder que les han confiado los españoles. Ya hemos visto que toma sus discursos en la forma y en el fondo, y es preocupante. Pero lo es más cuestionar la democracia arrastrando por el lodo sus instituciones.

Eso es lo que ha conseguido Trump. Y eso consiente Casado en el PP. Y los demócratas de todo el mundo nos tenemos que “revolver”.

Garantizar la democracia es garantizar el respeto al diferente, y la convivencia es garantizar una sociedad inclusiva; es garantizar las instituciones de las que nos hemos dotado. Es una lucha diaria. No podemos dar nada por sentado. Por ello, y ante los ataques a nuestras normas de convivencia: paremos los populismos y paremos a la ultraderecha. Hay que exigir responsabilidad al Partido Popular por consentirlo.

Ahora, toca proteger las instituciones, mejorarlas y reforzarlas. No cuestionarlas. Ahora las instituciones democráticas son las primeras.

________

Mercè Perea es diputada del PSC en el Congreso y portavoz del Pacto de Toledo del Grupo Parlamentario Socialista.

Más sobre este tema
stats