Corrupción

Bárcenas se cuela por el garaje de los juzgados

Alicia Gutiérrez / Tono Calleja

El férreo blindaje de los accesos a garajes de sedes judiciales no parece surtir efecto para la familia Bárcenas. Ayer, el extesorero del PP logró colarse en los juzgados de la madrileña Plaza de Castilla por el aparcamiento del edificio, al que se dirigió para ratificar en el juzgado 21 su denuncia contra el PP por el presunto robo de su ordenador y otros efectos personales depositados en el que hasta hace menos de dos meses fue su despacho en el partido. En mayo de 2012, su mujer, Rosalía Iglesias, ya había conseguido entrar por otro garaje, este el de la Audiencia Nacional y justamente el día en que debía declarar como imputada en el caso Gürtel.

Iglesias sorteó entonces a los periodistas gracias a la decisión de la Policía, encargada de la custodia de la Audiencia Nacional y que ni siquiera consultó con el instructor del caso, Pablo Ruiz, ni con el presidente del tribunal, Ángel Juanes. Pero cómo pudo evitar ayer los controles su marido es todavía una incógnita. El juez decano de Madrid, José Luis Armengol, ha ordenado una investigación tras recalcar en un comunicado que ni el exdirigente del PP pidió permiso para acceder a los juzgados a través del parking ni se le habría concedido de haberlo solicitado.

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De momento, no hay hipótesis sobre quién autorizó a Bárcenas a valerse de una vía de entrada privilegiada y ajena a ojos y cámaras. Pero las posibilidades son pocas: la primera, que algún empleado de la empresa privada de seguridad que tiene encomendada la vigilancia de los juzgados por contrato con la Comunidad de Madrid le franqueara el acceso; la segunda opción, y en principio poco probable, estriba en que Bárcenas entrase a bordo de un vehículo cuya matrícula figure entre las autorizadas para cruzar libremente los controles. En esa circunstancia están los coches del parque móvil ministerial.

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