Pena muerte

“Nos hacían afeitarnos los tobillos para asegurarse de que los electrodos de la silla eléctrica iban a funcionar”

Quinto congreso mundial contra la pena de muerte

Ibon Uría

"Hasta que fui condenado, creía en el sistema. Pero cuando entré en el corredor de la muerte y me encontré con personas inocentes, me dije: el sistema falla". Quien pronuncia estas palabras es Joaquín Martínez, el primer europeo que consiguió dejar el corredor de la muerte en Estados Unidos. Desde entonces han pasado ya doce años, pero aún sufre las secuelas del maltrato psicológico continuado al que, asegura, fue sometido durante los tres años de internamiento. Por ejemplo: nada de prendas naranjas en su casa, se parecen demasiado al mono que vestia mientras aguardaba una ejecución que nunca llegó.

"En mi caso, estaba viviendo un sueño americano en Estados Unidos, la vida de un chico privilegiado, hasta que fui sentenciado. Vi que iban a por mi, que querían un chivo expiatorio y que todo iba mucho más en serio de lo que había pensado", ha relatado. "La comida y el trato físico eran fatales, pero lo peor fue el maltrato psicológico: nos medían la cabeza para comprobar que cabía en la capucha, nos obligaban a afeitarnos los tobillos para asegurarse de que los electrodos de la silla eléctrica cumplirían su función". Tras años de pelea, la familia de Joaquín Martínez logró la revisión del juicio y quedó claro que durante el primer proceso no se habían respetado las garantías proceasles mínimas y que las pruebas empleadas habían sido manipuladas.

El de Martínez ha sido uno de los testimonios que ha salpicado la presentación este miércoles del quinto Congreso mundial contra la pena de muerte, que tendrá lugar entre los días 12 y 15 de junio en Madrid. Convocado por la organización Juntos contra la pena de muerte (ECPM, por sus siglas en francés), el encuentro trienal busca denunciar el drama que una justicia que mata y elaborar estrategias comunes para lograr la abolición universal. En su comparecencia antes los medios, el director de ECPM, Raphael Chenuil-Hazan, ha recordado que aún hoy en día la pena de muerte se aplica en 58 países y que un total de 93 la contemplan en su legislación.

Entre los países que mantienen las ejecuciones, están la mayoría de territorios de los Estados Unidos, India, China y un buen número de países islámicos en los que, según Ariane Gresillon, director adjunta de ECPM "el factor religioso pesa mucho". En el resto de casos en los que se mantiene la pena capital, asegura que se trata ante regímenes autoritarios o de países en los que la opinión pública no presiona a sus Gobiernos para lograr la abolición. "En Estados Unidos, por ejemplo, la defensa de la pena de muerte sigue siendo popular. Es un lugar donde se enferma a la población con el tema de la seguridad", añade.

En la cuerda floja

Cuando la justicia mata

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En el acto también ha estado presente Cándido Ibar, padre de Pablo Ibar, el ciudadano español que lleva 17 años en el corredor de la muerte. Ibar ha reclamado un nuevo juicio para su hijo y ha pedido "más esfuerzos" a políticos, organizaciones sociales y medios de comunicación para salvar a su hijo, "antes de que sea demasiado tarde". "El apoyo de la familia es fundamental, y poder hablar a través de los medios de comunicación es la única forma de hacer que esto cambie", ha añadido por su parte Martínez al respecto de la situación.

En palabras de Chenuil-Hazan, a lo largo de las próximas semanas se reunirán en Madrid 1.500 participantes entre políticos, organizaciones y agentes de la sociedad civil, y se contará también con la presencia de representantes de más de 90 países. Se trata del mayor acontecimiento internacional sobre la pena capital, patrocinado en esta quinta edición por España, Noruega, Suiza y Francia. Entre los objetivos, lograr que cada vez más países se sumen a la moratoria de la pena de muerte que impulsa cada dos años la ONU, presionar a nivel internacional para lograr la abolición total y concienciar a la sociedad.

"Quienes creemos en los derechos humanos debemos formar parte de las campañas para abolir la pena de muerte. Si no hacemos más, gente como Pablo Ibar morirá y sé que no vamos a permitir eso", ha asegurado Martínez. "He vivido este horror y voy a dedicar mi vida a la lucha contra la pena de muerte. La esperanza existe", ha concluido Ahmed Hanu, un ex condenado por motivos políticos que consiguió escapar finalmente de la pena de muerte.

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