Modelo de Estado

El federalismo, un debate que la dirección del PSOE cree “necesario” aunque no esté en la calle

Reunión del último Consejo Territorial del PSOE, el pasado 15 de diciembre de 2012 en Madrid.

El PSOE enfila el último tramo de su debate territorial. El 6 de julio, en Granada, tendrá lista su propuesta de reforma federal del Estado. Un nuevo dibujo de España que los socialistas sitúan como muro de contención entre las tensiones recentralizadoras y las fugas independentistas. Un debate no exento de cierta complejidad que la mayoría de los dirigentes, en la dirección de Alfredo Pérez Rubalcaba y en las federaciones, entienden como "necesario", por mucho que no se perciba como una de las prioridades de una ciudadanía acogotada por la crisis. Reconocen que la llama la prendió Cataluña, pero creen que el problema no es "sólo"para Cataluña. Sin embargo, algunos responsables desaprueban que el PSOE se zambulla en una discusión territorial que no figura entre las preocupaciones de los españoles. 

Septiembre de 2012. La Diada llena las calles de Barcelona, sigue la escalada dialéctica entre el Gobierno central y la Generalitat de Artur Mas y, finalmente, se convocan elecciones autonómicas anticipadas. Rubalcaba plantea entonces avanzar hacia el Estado federal en una entrevista en TVE para después mostrarse dispuesto a abrir la Constitución. La idea, sugerida inicialmente por el PSC, fue digerida rápidamente por el partido, que comenzó a dar forma a la propuesta. Así, la dirección federal encargó los trabajos de reflexión al exministro y diputado Ramón Jáuregui, y las federaciones fueron elaborando a su vez sus propios documentos. Una de las primeras en hacer sus aportaciones fue Andalucía, el territorio de mayor peso y poder de todo el PSOE. En el debate más general se cruzó en paralelo el problema catalán: el PSC defendió el derecho a decidir –punto con el que discrepa radicalmente Ferraz– y el nuevo modelo de relaciones con los socialistas catalanes. 

En las últimas semanas, se han acelerado las negociaciones. Rubalcaba ha almorzado en dos tandas con los barones, aparte del canal bilateral abierto con el primer secretario del PSC, Pere Navarro. Se han constatado los acuerdos pero también las diferencias, especialmente en los asuntos de financiación, en la configuración del nuevo Senado y en la letra pequeña. Esta semana, la dirección federal remitirá el documento final, más ligero que el texto inicial de Jáuregui, con la idea de que los últimos flecos se vayan cerrando telefónicamente y vaya todo muy encarrilado para el Consejo Territorial del sábado. 

"No es prioritario, pero es importante, necesario". Es la reflexión la reproducen varios secretarios generales y altos cargos de distintas federaciones consultados por infoLibre. "La prioridad es el paro, la economía, la educación, la sanidad... Y las encuestas dicen que no es lo que más preocupa a los españoles. Pero en Cataluña sí existe el problema", apuntaban desde el entorno del manchego Emiliano García-Page. "Yo sí creo que es necesaria una reforma de la Constitución para abrir el debate para sumar, y no para dividir. El corsé de la Carta Magna requiere una revisión. Soy de los que piensa que el mayor porcentaje de nuestro tiempo lo debemos dedicar al empleo, a las preferentes, a los desahucios, a las cosas que importan a la gente, pero en paralelo debemos plantear el debate territorial para dar soluciones a problemas que existen. Es una realidad que está ahí", prosiguen fuentes cercanas a Julio Villarrubia, secretario general de Castilla y León, otra federación alejada de las presiones soberanistas. 

"Rechazarlo es permanecer ciego, sordo y mudo"

Andalucía ha sido una de las federaciones que más ha impulsado la discusión. Hace poco más de una semana, presentó su documento Por una reforma federal del Estado autonómico en Madrid, ante una pléyade de dirigentes socialistas de toda España. Allí, Mario Jiménez, vicesecretario general del PSOE andaluz, defendió con vehemencia la necesidad de cambiar la Constitución para blindarla frente a los "ataques" de los dos fuegos, las posiciones "neocentralistas" patrocinadas por el PP y Mariano Rajoy, y la "ruptura nacionalista" lanzada por CiU y ERC. El número dos de José Antonio Griñán juzgó "útil" un rediseño del Estado para salir de la crisis y para superar la "inestabilidad institucional": "Rechazarlo es permanecer ciego, sordo y mudo ante las necesidades del país. La especialidad de Rajoy es callar y aguantar. Ante esto, el PSOE tiene que coger las riendas de la situación e impulsar el necesario debate reformista. Estamos ante un cambio de época".

Ferraz, la dirección federal, ha validado justo esa tesis, que el PSOE debía ofrecer una propuesta de "centralidad" frente a las tensiones centrípetas y centrífugas, frente al sector "minoritario, pero creciente" que es sensible al discurso antiautonomista y recentralizador y frente a los que, sobre todo desde Cataluña, amenazan con la "ruptura". Es el diagnóstico que abre, precisamente, el borrador de Jáuregui. 

Una dirigente andaluza, muy veterana, con mucho conocimiento del partido, percibe que la apuesta por una reforma constitucional "está muy consensuada internamente", que en el PSOE "hay y ha habido gente que no ha compartido el federalismo", pero que esa idea ya se ha abierto mucho camino.

Algunos significados diputados consultados por infoLibre, no obstante, lamentan que el PSOE se meta a fondo en una discusión que no ocupa la mente de los ciudadanos, y creen que el partido debería centrarse en explotar los temas más urgentes: el modelo económico, el mantenimiento del Estado del bienestar, el avance en derechos de ciudadanía. Asuntos que están en el ADN de la formación desde su nacimiento, recuerdan, y en los que es más reconocible electoralmente. Creen, en definitiva, que el debate territorial resta más que suma y frustra más que alivia, puesto que es una discusión que ha recorrido el último siglo España y es "difícil de resolver". El barómetro de mayo de 2013 del CIS apuntaba que sólo al 0,5% de los españoles inquietaban "los nacionalismos" y al 0,2%, el Estatut. Un 22,9% quería un Estado centralista, sin CCAA; un 14%, un Estado con autonomías con menos poder; un 31,5% se inclinaba por dejar la configuración como está, un 11,4% reclamaba mayor autonomía y un 8,3%, la posibilidad de la independencia. 

"No se ven las leyes, y ahí están"

La respuesta que llega desde Ferraz y desde las federaciones es bastante unánime: que es normal que los ciudadanos no tengan en su cabeza la arquitectura del Estado, pero el conflicto "de identidades existe". "Claro que nadie se levanta pensando en el BOE cada mañana, ni en qué hacen los diputados o en qué dice el Estatuto. Pero la política debe dar respuestas a la convivencia", asegura un secretario general de una federación importante en militancia. Los ciudadanos, esgrime una responsable de un territorio más pequeño, Murcia, "no ven las leyes, pero ahí están, igual que las normas de convivencia". Recuerda que esta no es una cuestión menor, precisamente porque España lleva arrastrándolo desde hace un siglo sin lograr el encaje perfecto. Desde Extremadura, un lugarteniente de Guillermo Fernández Vara aduce que en 1978 "tampoco la gente sabía qué era aquello del Estado autonómico, pero con el tiempo sí ha visto los efectos positivos de las autonomías. Igual ocurrirá con el Estado federal". Y desde Cataluña, un dirigente del PSC se pregunta si no es igualmente complicada de resolver la crisis y nadie ha dicho que haya que tirar la toalla. 

En el círculo de otro barón, el riojano César Luena, que mantiene con Vara una actitud más distante con el PSC, sí subrayan que no se puede cerrar los ojos a la realidad. que el PSOE no puede "meter la cabeza debajo del ala". Esta fuente, como el resto de cargos regionales, señala que es "compatible" hablar de la crisis, ofrecer soluciones y propuestas, y al tiempo detenerse en la cuestión territorial, porque "España necesita una reforma constitucional". La creencia compartida es que el PSOE, "como en otras ocasiones", debe ofrecer "un marco de convivencia estable para las próximas décadas" que, al final, se convertirá en la "referencia". 

La reforma de la Carta Magna tiene, por lo demás, varias derivadas para el PSOE. No sólo es la articulación territorial, la "clarificación de competencias", la descentralización de la Justicia, el reconocimiento de los hechos diferenciales, la introducción de los principios e instrumentos federales de lealtad y cooperación. También es el Senado, "que sí se percibe que algo hay que hacer con él" para convertirlo en una auténtica Cámara territorial, según un análisis compartido. También es una cuestión tan tangible como la financiación, un asunto de alto voltaje. Otro ejemplo, indican desde varias federaciones, que muchos ciudadanos no saben desmenuzar y, en cambio, sí afecta a su vida cotidiana, pues trata de los recursos disponibles para dos partidas tan voluminosas de gasto como sanidad y educación

El blindaje de la "cohesión social"

A ese punto se dirigen asimismo numerosos responsables: Rubalcaba no sólo propone federalizar el Estado, sino también blindar en la Constitución la sanidad, la educación, las políticas sociales. "Esa es la parte quizá más importante, porque supone la garantía de un Estado de derecho. Eso es mejora de las condiciones de los ciudadanos. Hasta ahora no necesitábamos blindar esto porque no pensábamos que podían ponerse en cuestión. Pero el PP lo está destrozando todo. El PSOE debe plantear un proyecto de país e impedir que un cambio de gobierno no signifique pérdida de derechos", incide la diputada murciana. En el fondo, resume otro barón, está en juego la "cohesión social". Las cifras del CIS acompañan: la inquietud por los recortes crece

¿Cómo funcionan los Estados federales y qué los diferencia del modelo español?

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Los primeros espadas del PSOE no perciben que el partido se esté dejando "arrastrar" por los impulsos del PSC. Ahí, en Cataluña, está el origen de la reflexión, pero insisten en que el problema es mucho más profundo. En el PSC coinciden: "No se hace sólo por nosotros –concede un dirigente que ha seguido muy de cerca el trasiego de documentos sobre la España federal–, pero aunque fuera sólo por eso merecería la pena. Decir que el debate territorial no existe lo veo como una regresión infantil. Así que sí, es oportuno, se ha trabajado muy bien y las posiciones son muy cercanas". El extremeño Vara es quien ha alertado más de que los esfuerzos por encajar al PSC no deben "desencajar" al PSOE. La dirección federal, y Jáuregui en particular, siempre ha resaltado que la apertura de esta discusión no se ciñe sólo a la cuestión catalana, que la "diagnosis es más profunda" y que hace falta abordar la reforma del Estado con "valentía"

También se esgrimen más razones para dar la batalla en un tema complejo: para que el PSC "no se escore", para que no complique demasiado el discurso al PSOE, y para dotar al partido de un discurso territorial "estable". Para que no ocurra, como advierten fuentes cercanas a García-Page, lo que pasó en 2006, cuando la tramitación del Estatut eclipsó la labor del Gobierno socialista y fue explotada por el PP hasta la saciedad. 

Queda poco para saberlo. Menos de una semana para un Consejo Territorial llamado a ser Santillana II, por la actualización del discurso autonomista que los barones redactaron en 2003 en la localidad cántabra. Una reunión la del próximo sábado, por cierto, en la que además del documento final y de la relación con el PSC, habrá un indiscutible protagonista: Griñán, el presidente de la Junta y del PSOE que con su inesperado anuncio de retirada ha puesto al partido patas arriba y ha opacado la reflexión sobre el rediseño del Estado. Pero esa ya es otra historia. 

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