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El futuro del PSOE

El PSOE reconoce que ha perdido 20.000 militantes en los últimos dos años

Militantes y simpatizantes en el diálogo temático del PSOE sobre bienestar, el pasado 23 de junio en Albacete.

El PSOE ha perdido músculo. No sólo por su descalabro electoral o por las reiteradas malas noticias que traen las encuestas, sino también por su bajón de militancia. Una evidencia que reconoce cualquier dirigente local o regional al que se pregunte, pero que también asume la dirección federal. Según sus números, en los dos últimos años ha visto cómo se iban "unos 24.000 afiliados". El censo actual, en números redondos, se sitúa en "doscientos y poco mil" militantes, sin contar la organización juvenil (Juventudes Socialistas de España) ni el PSC. 

En el equipo de Alfredo Pérez Rubalcaba daban ayer viernes las cifras aproximadas –las mismas que hace unos meses– para explicar uno de los trabajos que impulsará la Conferencia Política del 8 al 10 de noviembre de 2013: "Ampliar la base social del PSOE". "Tenemos que intentar ser más. Los partidos socialdemócratas europeos han sufrido pérdidas de militancia brutales. En el PSOE también. Nosotros hemos perdido 20.000 militantes en los últimos dos años. El alemán SPD [el partido socialista más grande de Europa], 200.000 en el mismo periodo. Hay una cuestión de fondo, y por la que hay que reflexionar". En 2012, antes del congreso federal de Sevilla, Ferraz aseguraba que tenía 217.000 afiliados, 20.000 menos que en el anterior cónclave, de julio de 2008. El PSOE está muy lejos de los datos que maneja el PP: 862.000 militantes (110.000 más desde que estalló el caso Gürtel, en 2009). En IU, tercera fuerza política estatal, tienen carné unas 30.000 personas

Para paliar la sangría de afiliados, el PSOE va a intentar poner en marcha "una nueva estructura". Preservará su articulación territorial, basada en 4.000 agrupaciones en toda España, con direcciones locales, provinciales, autonómicas y federal. Pero a la vez planteará la posibilidad de que existan tres estatus o figuras de "compromiso" con el PSOE, reflejadas en el documento temático sobre democracia discutido en mayo en Oviedo. Primero, los militantes, con plenitud de derechos políticos y orgánicos y adscritos a una agrupación. Es la misma categoría que existe ahora. Dos, el afiliado directo, aquel que no está apuntado a ninguna agrupación y no participa en la vida orgánica más inmediata. Su cauce de participación sería a través de Internet y en las cuestiones sectoriales.

Tres, simpatizante. Ferraz redefine esta figura, pensada para aquellos que tienen "cierto grado de implicación" con el partido. También pasarían a ser simpatizantes todos aquellos que se registren en los procesos de primarias y consientan que el PSOE les incluya en su base de datos. La dirección federal quiere evitar que ocurra como en Francia, donde participaron 2,7 millones de personas en sus elecciones internas de 2011 –las que ganó el actual presidente, François Hollande– y no vio engrosar su lista de militantes porque no tenía datos de los votantes. 

¿Primarias abiertas para candidatos autonómicos?

Así, "preservando la estructura territorial, pero abriendo otros canales de participación", el PSOE pretende ganar músculo. Pasar de los 200.000 afiliados actuales a una población de un millón y medio de personas conectadas de una u otra forma con el PSOE. Una cifra que la dirección avanzó con mucha cautela, porque todo dependerá del índice de participación que generen las primarias. La transformación interna es "el cambio interno más radical, de fondo" que se plantea Ferraz. 

Complementariamente, y con el mismo objetivo de ganar militantes, el PSOE ofreció la alternativa a sus bases de acogerse a cuotas reducidas. Según dijo en enero pasado Óscar López, secretario federal de Organización, 4.000 afiliados se habían acogido a esta alternativa, gracias a la cual otro millar de exmilitantes se había vuelto a dar de alta

Los documentos que ayer aprobó la ejecutiva federal y que hoy visará el Comité Federal deja un escenario muy abierto sobre la eterna polémica de las primarias, a fin de que vaya atando cabos la Conferencia Política de noviembre. No hay una propuesta de calendario o de reglamento. Se recoge, eso sí, la resolución del congreso de Sevilla, en el que se acordó que el próximo candidato socialista a la Presidencia del Gobierno se elegiría por primarias abiertas a los ciudadanos que previamente se inscriban, manifiesten su conformidad con los principios socialistas y paguen una pequeña aportación (entre uno y tres euros). Ferraz deja la puerta abierta a que algunas federaciones puedan solicitar celebrar primarias abiertas para la designación de sus aspirantes autonómicos. Tampoco será indiscriminado. La cúpula se inclina por fijar un umbral de población, ya que entiende que si hay primarias en ámbitos locales, para cuerpos electorales muy pequeños, hay más posibilidades de fraude, de que se puedan comprar votos para que salga elegido un candidato y no otro. 

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¿Cómo prevenir que se cuelen votantes no progresistas en las primarias? El partido tendrá que decidir el reglamento, pero la dirección cree que al obligar a la preinscripción de los ciudadanos y al pilotar el proceso desde el aparato y realizarse en las agrupaciones locales (allí se colocarán las urnas), hay menos opciones de que puedan acercarse electores que no compartan los postulados del PSOE. 

En el documento marco se deja igualmente abierto otro espinoso asunto: que las bases puedan elegir directamente a su secretario general, que López defendió con vehemencia en un desayuno informativo el pasado abril. "La ejecutiva es partidaria de esa fórmula, y la aspiración de partida es que la Conferencia Política emita la recomendación al Comité Federal para que se pueda aprobar en el próximo congreso". Habrá que ver si se busca alguna fórmula para que la siguiente elección del líder dependa de todos los militantes. Pero la mecánica de estas primarias no convence a todo el mundo

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