Las cuentas del PP

¿Por qué no pide el PSOE elecciones?

Alfredo Pérez Rubalcaba, ayer domingo durante su rueda de prensa en Ferraz.

En cuanto Alfredo Pérez Rubalcaba concluyó ayer domingo su intervención inicial ante los medios, se podía intuir cuál iba a ser la primera pregunta de los medios. El secretario general había convocado a primera hora una reunión urgente con su equipo más estrecho de colaboradores, había telefoneado a todos los barones de su partido –él y su número dos, Elena Valenciano– y había llegado a la rueda de prensa con una petición vieja: la dimisión de Mariano Rajoy. "Inmediata", dijo, por su "connivencia" con Luis Bárcenas, que probaría la tanda de mensajes entre ambos, hasta 2013, divulgados por El Mundo. Solicitud que también había formalizado el 3 de febrero, cuando saltaron los papeles. La pregunta, esperable, esta: ¿considera que debe haber elecciones anticipadas? "Saben que nuestra posición es que el presidente debe presentar su dimisión y dar paso a otro responsable del PP para que se haga cargo del Gobierno, y procedamos a una nueva investidura", respondió.

En contra de lo que pudiera parecer, en las alturas del poder socialista, en Ferraz y en los territorios, se entiende que no es el momento de pedir ahora la disolución del Parlamento, como sí exige Izquierda Unida. Las diversas fuentes consultadas por infoLibre avanzaban ayer varias razones: que hay que ir quemando progresivamente etapas, no consumir todas las balas al mismo tiempo, que el PSOE tiene el marchamo de "partido de Gobierno" y no puede obrar del mismo modo que la federación de Cayo Lara, y sobre todo, porque no tendría sentido demandar al presidente que convoque elecciones cuando no va a estar dispuesto a hacerlo. En cambio, sí se tiene más confianza en que la presión externa e interna del PP ayude a precipitar la salida de Rajoy de la Moncloa

"Hay que hacer cosas que sirvan, no sirve de nada hacer cosas gratis, como pedir anticipadas. La cuestión es que ahora, menos que nunca, va a querer convocar el PP. Pueden hacer mil cosas antes que suicidarse en las urnas. No hay un escenario de elecciones adelantadas. El PP tiene mayoría absoluta y necesita el poder también para gestionar este escándalo", analizaban fuentes de la dirección federal.

No se descarta llegar a pedir un adelanto electoral

Los socialistas están persuadidos de que el jefe del Ejecutivo "no puede aguantar" el aluvión de pruebas y acusaciones del caso Bárcenas que le apuntan directamente a él, día tras día, pendiente, como ha dicho repetidamente Rubalcaba, de los "ataques de sinceridad" de su extesorero, de su voluntad de tirar de la manta. Pero creen que serán los suyos, los dirigentes del PP, los que ayudarán a ponerle contra las cuerdas. En el partido se tiene la impresión de que "la operación" de derribo de Rajoy "no es de Pedro J. [Ramírez]", el director de El Mundo, "sino que hay gente empujándole". "En el PP –argumentaban en Ferraz– pueden tener una disciplina muy militar, pero sus barones quieren ganar elecciones. Ahora bien, tienen que llegar al convencimiento de que Rajoy es un lastre". Los socialistas prometen un marcaje continuo. "Haremos todo lo posible para que no pueda seguir. Este país no se merece esto", adelantaba un miembro de la ejecutiva. 

En el círculo de Rubalcaba defendían que pedir la dimisión "inmediata" del presidente por su "connivencia" con una trama de financiación irregular y anunciar la ruptura total de relaciones con los conservadores era una medida "más fuerte que demandar elecciones, que no habrá", porque estas sí dependen exclusivamente de la voluntad del inquilino de la Moncloa. "Tendrá que irse. No podrá aguantarlo. En todo caso, nosotros no descartamos nada", aseguraba una alta fuente de la ejecutiva. Y en ese "no descartamos nada" cabe no sólo la moción de censura, con la que el PSOE ha amagado, sino incluso la exigencia de un adelanto de las generales. "Paso a paso, vamos por partes. Este proceso va a ser largo y difícil y la oposición no puede agotarse en julio", abundaba un portavoz.

Distintos cargos orgánicos y barones contactados por este diario convergieron en que el PSOE debe guiarse por cierta "prudencia". "Alfredo no quiere que la gente piense que trata de arreglar lo suyo aprovechándose de esta locura de Gobierno. Y me parece que es de destacar. Pero qué curioso que le interprete mal y le den caña también por eso", sostenía uno de los dirigentes que ha participado en el debate que abocó a la decisión anunciada ayer por Rubalcaba. Un jefe territorial lo explicaba así: "Si pidiéramos ya que se abrieran las urnas, parecería que actuamos por revancha electoral. Debemos separar la asunción de responsabilidades de los procesos democráticos". 

La comparación con IU

"No porque el PSOE vaya a pedir anticipadas va a haberlas. Y además, nada sale gratis en términos de credibilidad –razonaban en el círculo de otro secretario general–. No se pueden pedir anticipadas por coherencia con nuestro discurso. En febrero ya pedimos la sustitución de Rajoy por otro dirigente del PP, no podemos cambiar de criterio a la primera". Una dirigente andaluza muy curtida en el partido precisaba ayer que el PSOE "no puede actuar como IU". "Es propio de ellos pedir anticipadas. Pero para un partido de gobierno como el PSOE, lo que ha hecho Alfredo es lo más razonable". 

En el PSOE, pues, la idea más aquilatada es la del tiempo. La impresión de que, repescando una cita del presidente del partido, José Antonio Griñán, no ha llegado el momento de cruzar el río. La mayoría de dirigentes consultados no apunta a cuestiones internas, al hecho de que la formación no dispone de un candidato con el que competir a esos comicios. "Lo que es evidente es que el calendario del PSOE no es el mismo que el de la actualidad", lamentaban desde Madrid. Los cercanos a Carme Chacón, la rival de Rubalcaba en el congreso de Sevilla, en 2012, advirtieron de que la convulsión continua del escenario político indica que "cualquier cosa podría pasar", por lo que convendría que el PSOE "estuviera preparado" y eligiera cuanto antes a su cabeza de cartel. 

Otras voces más aisladas sí reclamaban una reacción "más contundente" del partido. "O tenemos la iniciativa o seremos uno más del carro", señalaba un responsable valenciano. "Pero la petición de anticipadas debería ir acompañada automáticamente de la convocatoria de primarias. Imagina entonces qué puede pasar con el calendario de Ferraz: salta por los aires", añadían los chaconistas. 

Moción de censura, 'impeachment'...

La posición oficial del PSOE se fue acomodando en las últimas horas. Rubalcaba mantuvo una reunión de urgencia con Valenciano, el número tres, Óscar López; los secretarios de Relaciones Institucionales y Economía, Antonio Hernando e Inmaculada Rodríguez-Piñero, y la portavoz en el Congreso y su adjunto, Soraya Rodríguez y Eduardo Madina. Después de ese encuentro, el líder y la vicesecretaria general, fueron llamando a todos los barones, si bien con algunos de ellos se había contactado la víspera, cuando ya circulaba la noticia de que El Mundo publicaría los SMS entre Rajoy y Bárcenas. Ferraz negó que se hubiera telefoneado a los dos expresidentes socialistas, Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero.

Al margen de la exigencia de "dimisión inmediata" del presidente, Rubalcaba anunció dos medidas más: una ronda de contactos con todos los portavoces parlamentarios y un giro radical de su política –el PSOE "rompe todas las relaciones" con el PP–. Sobre lo primero Ferraz guardaba ayer máximo celo. Las conversaciones comenzarán hoy, una jornada clave porque el jefe del Ejecutivo será preguntado en la Moncloa en una comparecencia con su homólogo polaco, Donald Tusk, y porque el extesorero declarará ante el juez Pablo Ruz por primera vez desde que ingresó en prisión y desde que aparecieran las revelaciones del rotativo de Unidad Editorial.

El PSOE acude con la voluntad de ver "qué quiere" cada grupo y "a qué punto" pueden acercarse todos, pero no será tan sencillo como una conversación "de tres minutos", según fuentes de la ejecutiva. La opción de la moción de censura, que impulsan formaciones como UPyD y Coalición Canaria, y que los socialistas ya no descartan, suena, pero no es la única. Diversos responsables apuntaban a la fórmula del impeachment, una reprobación de todos los grupos contra Rajoy, que no exige la presentación de un candidato alternativo. "Sería simbólico, pero tendría la ventaja de que visualizaría a toda la oposición contra el presidente". Ferraz, en cambio, veía ayer algo fríos a CiU y PNV, a tenor de sus declaraciones públicas, bastante más tibias que las de la izquierda. 

El valor del viraje de estrategia

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El verdadero punto de inflexión orbita en torno al cambio total de estrategia. La ruptura. Un giro sustancial respecto a su comparecencia del 3 de febrero, cuando exigió por vez primera la salida de Rajoy y su sustitución por otro responsable del PP. "Significa que rompemos relaciones, que no vamos a hablar, que no vamos a pactar, que no podemos acordar con alguien que creemos incapacitado para gobernar", explicó Rubalcaba. 

La decisión concitó la aprobación generalizada. "Alfredo ha intentado estirar la cuerda de la prudencia hasta que no ha podido más", explicaba un barón. El estallido de todos los puentes de diálogo implica, por lo pronto, que la norma en la que más se vislumbraba el consenso, la Ley de Transparencia, no llevará la rúbrica de los dos grandes partidos. El viraje de estrategia es total, habida cuenta de que el secretario general había promocionado un pacto de Estado para salir de la crisis y otro acuerdo para que España acudiera más fuerte al Consejo Europeo de junio

La ruptura con el PP era celebrada, sobre todo, por los que siempre recelaron del pactismo y de la oposición más blanda de Rubalcaba. Madrid, por ejemplo, se remitía a las declaraciones de Tomás Gómez del pasado enero: "No se acaba con la corrupción pactando con los corruptos". Los dirigentes más cercanos al secretario general rechazaban la tesis de que Ferraz llega tarde: "Es una evolución de nuestra posición. Lo que ha pasado desde entonces, desde febrero, cuando pedimos por primera vez la dimisión, es que Rajoy no ha explicado nada, y encima ha mentido. Y ayer se conoció la connivencia. Que se entendía con Bárcenas". Y eso ya supone, para el PSOE, superar todas las líneas rojas. 

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