Tragedia ferroviaria

El 'efecto ola' del depósito diésel del Alvia contribuyó al descarrilamiento

El efecto olaefecto olaal que se vio sometido el combustible diésel del Alvia 01455 accidentado en la curva compostelana de A Grandeira contribuyó a que el tren descarrilara, según expertos en seguridad ferroviaria consultados por infoLibre. El efecto ola es como se conoce un fenómeno físico que se produce en un líquido situado dentro de un recipiente que es sometido al empuje de la inercia o al efecto de la fuerza centrífuga, exactamente lo mismo que le sucede al combustible almacenado en los depósitos del vagón que alberga los motores diésel de este tipo de tren.

El efecto ola es bien conocido por los camiones que transportan depósitos de líquidos y se manifiesta cuando éstos se encuentran a medio llenar, entre un 40 y un 70% de su capacidad. Si van casi vacíos o totalmente llenos, el efecto desaparece, porque o bien el líquido pesa muy poco o bien casi no se mueve en el interior del depósito porque no tiene espacio. Su fuerza es tal que puede hacer volcar un camión cisterna en una rotonda a partir de 30 kilómetros por hora.

El examen fotograma a fotograma de la grabación de seguridad que recogió el siniestro muestra que el descarrilamiento comenzó en el segundo coche del convoy, que es precisamente el que alberga el motor diésel y su depósito de combustible, que según las especificaciones del tren puede almacenar hasta 2.000 litros. Este es precisamente el indicio que hace sospechar a los expertos que el efecto ola contribuyó a desestabilizar el tren en plena curva. En el vídeo se aprecia cómo la caída del vagón diésel, que el fabricante denomina “coche extremo técnico” y en la jerga ferrovaria se conoce simplemente como el manso, porque va pegado a la locomotora eléctrica, arrastra a los coches de pasajeros que van a continuación, mucho más ligeros, y saca de la vía a la cabeza tractora.

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Para entender la física del accidente hay que detenerse en la descripción del tren. El Alvia es un ferrocarril peculiar del que existen apenas 15 unidades. No es un tren concebido desde cero sino la adaptación de un modelo ya existente. Renfe quería poner en servicio la línea Madrid-Ferrol sin transbordos y no tenía ningún tren capaz de cambiar el ancho de vía (entre Madrid y Medina del Campo el ancho es europeo y el resto ibérico) y circular indistintamente por vías electrificadas o que no lo están. Por eso encargó la adaptación de una docena larga de trenes Alvia, eléctricos y de ancho variable, incorporando entre la cabeza tractora y el primer coche de pasajeros una unidad diésel (por detrás lleva la misma combinación). La adaptación la realizó Talgo, el productor del tren original, en colaboración con Bombardier, el gigante canadiense especializado en la fabricación de material ferroviario.

Fomento pagó 48 millones de euros, sin contar el precio de los trenes originales, lo que convirtió a este proyecto en el más caro de la red de alta velocidad española en términos de coste por plaza de pasajero.

La composición del Alvia siniestrado era la siguiente: una cabeza tractora con su correspondiente manso alojando el motor diésel, nueve coches de pasajeros (uno de ellos cafetería) y, cerrando el convoy, el segundo manso con la cabeza tractora que circula al revés para poder hacer el trayecto de vuelta sin desmontar el conjunto. Esta última y su manso pesan en conjunto más de cien toneladas, mucho más que los coches de pasajeros, y arrollaron a los vagones que les precedían con tanta fuerza que lanzaron a uno de ellos cinco metros por encima de la vía y destrozaron casi por completo a otro de ellos. El efecto acordeón es lo que, según los técnicos, causó la mayoría de las víctimas.

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