Ley de Transparencia

Gobierno y PP temen que el PSOE vote en contra de la ley de transparencia

Las dudas de los partidos sobre la Ley de Transparencia

La ley de transparencia es una de las promesas estrella de Mariano Rajoy. Tan estrella que se comprometió a aprobarla en sus primeros 100 días de Gobierno, tal y como quedó plasmado en la campaña electoral que le condujo al Palacio de la Moncloa con una mayoría absoluta en noviembre de 2011. 

Con un retraso considerable que en el Ejecutivo achacan a la complejidad de un texto que afecta desde partidos a sindicatos, pasando por la Casa del Rey, y a la voluntad negociadora con el resto de grupos parlamentarios, el proyecto de ley será votado este jueves en el Congreso de los Diputados. Será, pues, el plato fuerte del inicio del curso político en la Cámara Baja.

Con la votación a la vuelta de la esquina, Gobierno y PP se afanan en los últimos días en lanzar mensajes al PSOE para que vote sí. Para que se sume a un texto que consideran "altamente consensuado". El discurso oficial de los de Mariano Rajoy es que ellos disponen de la mayoría absoluta suficiente para cumplir con su agenda reformista y que la llevarán a cabo buscando los máximos acuerdos pero sin dar un paso atrás. Pero, en privado, no ocultan que un voto negativo de los socialistas sería "un palo". 

En este contexto, se entienden las palabras de este jueves de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Saénz de Santamaría. Desde Gandía (Valencia), donde acudió a inaugurar la escuela de verano del PP, avisó al PSOE de que la oferta de pacto anticorrupción lanzada por Alfredo Pérez Rubalcaba sólo será "creíble" si se suman a la ley de transparencia. Fue precisamente la mano derecha de Rajoy la encargada de presentar el proyecto inicial en el Congreso el pasado 30 de mayo. 

Minutos después, también desde Gandía, el portavoz de los conservadores en el Congreso, Alfonso Alonso, volvió a insistir en el mismo tema: “Alfredo Pérez Rubalcaba se levantó de la mesa [donde se debatía en comisión la ley] y rompió esa negociación por una razón exclusivamente partidista, una posición de debilidad dentro de su partido. La semana que viene vamos a votar la Ley de Transparencia y no sabemos qué va a votar el PSOE”.

Hasta mediados del mes de julio las relaciones entre PP y PSOE a cuenta de la ley de transparencia se enmarcaban dentro de la normalidad. Había sintonía. Prueba de ello es que aquel 30 de mayo, cuando Sáenz de Santamaría presentó el proyecto a los diputados, los socialistas decidieron dar un voto de confianza a los conservadores y no presentaron enmienda a la totalidad al texto. Una postura a la que se sumaron CiU y PNV.

La ruptura de relaciones en este campo llegó a cuenta del caso Bárcenas. El pasado 10 de julio, los socialistas –también lo hicieron la Izquierda Plural i Amaiur– se levantaron de la mesa de la ponencia en la que se estudiaba el texto de la ley hasta que el presidente del Gobierno compareciese en el Parlamento para explicar su relación con el extesorero del PP Luis Bárcenas y la financiación del partido. Días después, el 11 de julio, la Diputación Permanente del Congreso vetaba con los votos del PP la comparencia de Rajoy. Y el 22 de julio, en una comparecencia en Moncloa, Rajoy anunciaba que se explicaría en el Senado a petición propia el 1 de agosto. Este gesto, no obstante, no bastó a los socialistas que votarían un día antes en contra del texto en la Comisión Constitucional del Congreso con el principal argumento de que la actitud de los conservadores en las últimas semanas no estaba siendo precisamente acorde a la transparencia. 

La Ley de Transparencia se aprueba en comisión con los votos de PP, CiU y PNV

Sólo CiU y PNV dieron su respaldo al PP en esta cita previa al debate en pleno de la ley.

La situación no mejoró con las vacaciones de agosto. El PP, haciendo uso de su mayoría absoluta ha vuelto a vetar nuevas comparecencias de Rajoy para que explique la financiación del partido y para que aclare algunos de los aspectos que María Dolores de Cospedal y Javier Arenas declararon ante el juez Ruz a mediados de agosto. "Es una burla a la transparencia", sostienen fuentes socialistas que mantienen que hasta el jueves hay tiempo para decidir el sentido de su voto, sobre todo porque antes podrán testar en la Mesa del Congreso y en la Junta de Portavoces del martes si la voluntad de los conservadores va a ser la de seguir protegiendo a Rajoy evitando que rinda cuentas sobre este escándalo.

Los conservadores, que achacan su bloqueo a algunas de las iniciativas del PSOE a cuestiones de reglamento y, sobre todo, a que, a su entender, Rajoy ya ha dado todas las explicaciones que debería dar en el Senado, mantienen que un voto en contra del los socialistas a este texto sería "un error". "La ley es muy suya. Hay más de una decena de enmiendas que fueron aceptadas literales. Sin tocar ni una coma", mantiene un diputado.

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