Religión

El PP cede ante los obispos y plantea que Religión sea de oferta obligada en Bachillerato

Rouco Varela y Renzo Fratini inauguraron la asamblea de los obispos, este lunes, en Madrid.

Del Senado saldrá una ley educativa más cercana, si cabe, a los intereses de la Iglesia católica. Fuentes parlamentarias han confirmado a infoLibre que el Grupo Popular en esta Cámara estudia incluir una enmienda al proyecto de la LOMCE para que la asignatura de Religión sea también de oferta obligatoria en Bachillerato e Infantil, tal y como le reclaman los obispos

En el proyecto de ley esta asignatura se incluye en Bachillerato e Infantil como una materia específica optativa más dentro de un bloque de más de diez del que los alumnos están obligados a cursar un mínimo de dos y máximo de tres. Mientras, en la ESO y en Primaria se introduce en los grupos de asignaturas específicas obligatorias con elección entre ésta y Valores Éticos o Valores Culturales y Sociales.

La jerarquía católica dice que el proyecto de reforma educativa que se está tramitando en el Senado "vulnera" los acuerdos con la Santa Sede, pues, según está redactada inicialmente, no incluye Religión como de oferta obligatoria en Bachillerato. En este sentido, el portavoz de la Conferencia Episcopal Española, Juan Antonio Martínez Camino, señaló a principios de octubre que "puede haber centros que no oferten la asignatura de Religión" cuando los Acuerdos establecen que esta materia "tiene que ser de oferta obligatoria por los centros y de elección voluntaria por los alumnos en primaria y secundaria". 

En la redacción que el Gobierno remitió al Congreso se detalla que "la enseñanza de la religión católica se ajustará a lo establecido en el Acuerdo sobre Enseñanza y Asuntos Culturales suscrito entre la Santa Sede y el Estado español". Y ese Acuerdo señala que "los planes educativos" en Infantil, Primaria, ESO, Bachillerato y FP –en el texto, que data de 1979, se les nombra con sus equivalentes en la época– "incluirán la enseñanza de la Religión Católica en todos los centros de educación, en condiciones equiparables a las demás disciplinas fundamentales. Por respeto a la libertad de conciencia, dicha enseñanza no tendrá carácter obligatorio para los alumnos. Se garantiza, sin embargo, el derecho a recibirla".

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A los obispos no les acaba de convender reforma educativa del Gobierno. Y eso que la llamada 'ley Wert' incluye viejas reivindicaciones de la jerarquía católica como que la calificación de la asignatura de Religión cuente para hacer media y para acceder a becas –esto no ocurría desde 1990– y que ésta tenga una alternativa fuerte. O que desaparezca Educación para la Ciudadanía, materia que se implantó en 2006 con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y que es considerada por los obispos como un instrumento que utiliza el Estado para adoctrinar ideológica y moralmente a los alumnos.

La escuela es un espacio cómodo para garantizar la influencia social y la evangelización. Los obispos lo saben y, por ello, no han escatimado en esfuerzos para, bajo Gobiernos de uno y otro signo, mantener su poder en las aulas. La puntilla la ha puesto el actual ministro de Educación, José Ignacio Wert, que con su polémica reforma educativa ha satisfecho varias de las principales reivindicaciones de la Conferencia Episcopal. Además de lo mencionado anteriormente, el proyecto de ley también blinda los conciertos a los centros que segregan por sexo, gestionados en su mayoría por entidades ultracatólicas, aunque estos tendrán justificar que su modelo es tan aceptable como el mixto. Y prevé que las autonomías tengan en cuenta la “demanda social” a la hora de programar la oferta de plazas en la etapa obligatoria, lo que se traduce en que esta prerrogativa primará sobre la voluntad de la Administración de proteger a la escuela pública y abre la puerta a la renovación automática de los conciertos.

Los conciertos con centros de la Iglesia católica se pusieron en marcha en 1985, cuando el Gobierno de Felipe González implantó la doble red sostenida por el Estado para universalizar la educación básica. Hubo entonces concesiones a la enseñanza privada católica y se institucionalizó la concertada. Sectores laicistas criticaron al PSOE por sus posiciones demasiados laxas con la Iglesia. Cinco años después, en 1990, con González todavía como jefe del Ejecutivo, se puso en marcha la LOGSE. Bajo esta ley, la asignatura de Religión quedó establecida como optativa para el alumno, pero obligatoria para el centro. Era –en realidad lo sigue siendo hasta que entre vigor la nueva reforma– evaluable, aunque no contaba para la media ni tenía una alternativa fuerte como venían reclamando los obispos.

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