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Desigualdad social

El error de los que dicen “que todos los hombres son iguales”

Mariano Rajoy, en su réplica a Alfredo Pérez Rubalcaba, en el debate del estado de la nación, este martes 25 de febrero en el Congreso.

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Alfredo Pérez Rubalcaba sacó a relucir en el debate sobre el estado de la nación un viejo artículo firmado por Mariano Rajoy en las páginas del diario Faro de Vigo hace 31 años, cuando era diputado en el Parlamento de Galicia, y que la portavoz socialista, Soraya Rodríguez, ya echó en cara al presidente en un debate en junio del año pasado.

En el artículo, titulado Igualdad humana y modelos de sociedad, el ahora jefe del Gobierno de España reflexiona sobre un libro de Luis Moure Mariño (La desigualdad humana) que, a su juicio, “constituye una prueba irrefutable de la falsedad de la afirmación de que todos los hombres son iguales”.

“Ya en épocas remotas –existen en este sentido textos del siglo VI antes de Jesucristo– se afirmaba como verdad indiscutible, que la estirpe determina al hombre, tanto en lo físico como en lo psíquico. Y estos conocimientos que el hombre tenía intuitivamente –era un hecho objetivo que los hijos de 'buena estirpe', superaban a los demás– han sido confirmados más adelante por la ciencia”, sostenía Rajoy en su escrito. Y la cita se la leyó de forma literal Rubalcaba.

“El hombre, después, en cierta manera nace predestinado para lo que habrá de ser. La desigualdad natural del hombre viene escrita en el código genético, en donde se halla la raíz de todas las desigualdades humanas”, insistía el entonces joven diputado.

Un año más tarde, siendo ya presidente de la Diputación de Pontevedra, Rajoy volvió a publicar en el mismo diario, esta vez un artículo titulado La envidia igualitaria, en torno a un libro de Gonzalo Fernández de la Mora de igual título.

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“El autor dedica unas brillantes páginas a demostrar el error en que incurren quienes a veces conscientemente y utilizando el sentimiento de la envidia y otras sin valorar el alcance de sus aseveraciones, sostienen la opinión de que todos los hombres son iguales y en consecuencia tratan de suprimir las desigualdades”, reflexionaba Rajoy antes de sostener que, si la igualdad biológica no es posible, “tampoco lo es” la social.

Este artículo culminaba con una crítica a la igualdad en la Función Pública. “Constituye un claro ejemplo de igualdad impuesta pues pretende equiparar a quien por capacidad, trabajo y méritos son claramente desiguales y sólo va a servir para satisfacer ese mal que constituye la envidia igualitaria”.

Rajoy escuchó con rostro serio cómo Rubalcaba le recordaba las palabras que escribió en su día en el Faro de Vigo. Y calló. No intentó justificar sus palabras y evitó el tema en su réplica al dirigente socialista, quien hizo de la denuncia de las políticas de desigualdad el eje de su ataque al presidente del Gobierno.

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