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El PP busca un discurso más cercano a los ciudadanos

El PP busca un discurso más cercano a los ciudadanos

De forma casi unánime, uno tras otro, los portavoces parlamentarios que intervinieron esta semana en el debate sobre el estado de la nación para replicar el discurso del presidente del Gobierno coincidieron en que éste había sido "frío, poco humano, sin mirar a los ojos a la gente". Lleno de cifras, de porcentajes y de conceptos económicos alejados del ciudadano de a pie. Esta sensación, además, se vio agravada por el hecho de que el líder del Ejecutivo dejó los temas sociales en un segundo plano. Así, las referencias a la educación, la sanidad, la inmigración o la reciente ley del aborto, brillaron por su ausencia.

La opinión más extendida en el PP coincide básicamente con esa crítica lanzada desde la oposición. Los dirigentes consultados por este periódico no tienen ninguna duda a la hora de señalar a un claro vencedor del debate: Mariano Rajoy. "Ganó de calle", define un destacado dirigente con silla en el Comité Ejecutivo Nacional. Pero también admiten que se les eche en cara que su jefe de filas estuvo, por lo general, "muy poco pegado a la calle".

Ni en el Partido Popular ni en el Gobierno dudan de que el discurso, preparado por el presidente con su equipo más cercano de colaboradores y con su sociólogo y asesor de cabecera, Pedro Arriola, no fuese calculado al milímetro. Lo que no tienen tan claro las fuentes consultadas es que fuese equilibrado. "No es incompatible intercalar cifras y datos con apelaciones más directas a los ciudadanos", admite un diputado.

Desde que Mariano Rajoy llegó al palacio de La Moncloa tras ganar las elecciones generales de noviembre de 2011 por mayoría absoluta, su obsesión ha sido la economía. Su mantra es que sólo revalidará una nueva legislatura al frente del Gobierno español si logra invertir los indicadores económicos y crear empleo, de ahí que gran parte de su intervención estuvo encaminada a presentarse como un gran gestor, como el hombre que ha logrado en la primera fase de legislatura que España no fuese rescatada y que, para la segunda, promete recuperación y creación de puestos de trabajo, además de menos sacrificios para unos ciudadanos a los que ya se les ha pedido demasiados esfuerzos.

En su equipo, justifican que no hay nada más humano que presentar a los ciudadanos una radiografía de lo que se ha hecho "para atajar la situación de la que veníamos y mejorar sus perspectivas de futuro". Es un argumento que también comparten quienes creen que el presidente podría haber hecho un discurso más cercano, pero con un matiz: "Es compatible defender tus políticas y vender tus logros con un mensaje más cálido y cercano, mirando a los ojos de la gente; más humano, con alma. Es algo en lo que nos ganan el resto de partidos y no debería ser así", reflexiona un dirigente regional. Otro diputado, completa esta tesis: "No podemos dejar que el PSOE nos acuse de recortar en sanidad, en educación y en dependencia, que nos acuse de acabar con todos los derechos y libertades, y que este mensaje cale en la sociedad cuando ellos tienen la práctica totalidad de la culpa de la situación que estamos atravesando".

En este contexto, las fuentes consultadas por infoLibre coinciden en señalar que uno de los objetivos de cara a las europeas y de cara a las citas electorales que se aproximan es el de "bajar más a la calle" y traducir al lenguaje ciudadano lo que está en juego en las europeas y por qué el PP es el partido que se merece su confianza. "Se trata de poner más alma a los mensajes, de no aparecer como un partido antipático, de no permitir que la oposición se apropie de batallas que son nuestras", considera una diputada.

'Nasty party'

Precisamente el término de 'nasty party' –partido antipático– fue empleado por Esperanza Aguirre en 2008, en los meses previos al XVI Congreso Nacional del PP, cuando Mariano Rajoy era fuertemente cuestionado por un sector crítico al que logró vencer porque los posibles rivales que se le fueron presentando tiraron la toalla al ver que contaban con escasos apoyos internos.

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Aunque sin candidato confirmado oficialmente, la dirección nacional de los conservadores lleva meses trabajando en las próximas europeas del 25 de mayo. Uno de los mensajes en los que más se ha insistido, sobre todo a los líderes regionales y provinciales, es que sean más didácticos a la hora de explicar para qué sirve esta cita y el porqué de las medidas adoptadas por el Gobierno de Mariano Rajoy.

Uno de los principales problemas, no obstante, y preocupa bastante en el partido, es el de posicionarse sobre la reforma de la ley del aborto, cuyo anteproyecto presentó ante el Consejo de Ministros el Ministerio de Justicia el pasado 20 de diciembre. Conscientes de la división interna que genera este asunto, el Gobierno quiere desviar el foco sobre esta iniciativa hasta pasada la cita electoral. No obstante, ello no significa que la oposición no vaya a hacer del rechazo al texto de Alberto Ruiz-Gallardón una bandera de cara al 25 de mayo. En esta cuestión, reconocen en el PP y en el Gobierno, tienen complicado explicar a los ciudadanos un texto legislativo que suprime el supuesto de malformación fetal.

Otra de las observaciones más extendidas en el partido sobre el discurso de Rajoy es la de que, por momentos, el presidente del Gobierno parecía dirigirse sólo a los suyos: a los miembros de su partido, de su Ejecutivo, a sus cargos públicos y a sus votantes. "A trasladarles la idea de que han dado la cara por las medidas del Gobierno, que se han enfrentado a las críticas de los ciudadanos, pero ha merecido la pena", resume un miembro de la dirección del partido.

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