Educación

La Universidad española suspende en internacionalización

Una clase en la Universidad de Navarra.

En la era de la globalización la Universidad tiene en la internacionalización uno de sus grandes retos. No estará en condiciones de competir si su estructura no se abre al mundo. Sin embargo, los datos demuestran que los campus españoles son, a día de hoy, poco atractivos para alumnos y docentes de otros países. Una de las evidencias es que en el curso 2012-2013 sólo el 1,1% de los nuevos estudiantes de grado procedían de sistemas extranjeros. España sí es un país atractivo para los erasmus –con este programa fueron recibidos 39.300 estudiantes en el curso 2011-2012–, pero todavía son muy pocos los que apuestan por realizar la totalidad de sus estudios en universidades españolas. El número de estudiantes extranjeros de máster también se ha reducido en el último curso. Y sólo en el último y más elevado escalón de la enseñanza universitaria, en los estudios de doctorado, se observan datos alentadores. En 2012, el 25% de las 10.531 tesis fueron leídas por estudiantes extranjeros. De ellos, el 60,6% eran de América Latina y Caribe. 

El Gobierno dice estar dispuesto a poner remedio a esta situación. Una de sus medidas estrella es la eliminación de la selectividad a la que ya no tendrán que enfrentarse los alumnos extranjeros que quieran iniciar sus estudios universitarios en España el próximo curso. Hasta ahora existía la obligatoriedad de aprobar la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU), muy enfocada a estudiantes del sistema español. La Lomce la elimina y establece una reválida que sólo tendrán que pasar los alumnos españoles. Además, da a las universidades la posibilidad de hacer pruebas específicas según los estudios a los que se quiera acceder.

Fernando Galván, rector de la Universidad de Alcalá, cree que esta medida es positiva y que puede fomentar la atracción de los centros españoles porque "se elimina una barrera de introducción" que era poco alentadora. Sin embargo considera que hay más medidas que es importante poner en marcha. En este sentido, cree que una de las claves pasa por potenciar los estudios impartidos mayoritariamente en inglés. "Si se pretende tener campus más atractivos para estudiantes europeos o norteamericanos las cosas tienen que avanzar por ahí", señala. 

La supresión de la PAU para los bachilleres extranjeros es también un aspecto "muy positivo" que destaca el ex rector de la Universidad de Oviedo Juan Vázquez. No obstante, cree que hay más tareas pendientes. Entre ellas cita también la apuesta por las enseñanzas en inglés, la escasa apuesta por la captación en el exterior, las trabas administrativas o las dificultades en el reconocimiento de estudios. "Es una cuestión de prestigio y hay que trabajar en ello porque los datos de captación son muy bajos. La movilidad y la universalidad son básicas", señala. 

Rafael Puyol, ex rector de la Universidad Complutense y ahora presidente del Consejo de Dirección de la IE University de Segovia, cree que, además de los citados, otro de los factores que explica la poca capacidad de los campus para atraer talento extranjero es que "desgraciadamente" la Universidad española no está bien situada en los rankings internacionales. Puyol señala que el porcentaje de extranjeros en las escuelas de negocio, que suelen tener mejores posiciones en estos listados, es más elevado. "A una Universidad internacional se llega aumentando la calidad. Los acuerdos internacionales en el plano de la docencia son insuficientes. Es importante establecer redes y contactos", asevera. 

Sin embargo, internacionalizar la universidad es captar talento, pero también supone abrir la jugosa puerta de la captación de fondos. Distintas estimaciones citadas por El País hablan de que los alumnos extranjeros aportan unos 14.000 millones al año a la economía de EEUU o 13.000 millones a la de Australia. En España las universidades tienen la posibilidad de cobrar a los extranjeros no comunitarios el coste total de la matrícula, porque de manera habitual el Estado cubre el 82% del precio total en los centros públicos. Se estima que el coste medio por alumno es de 6.000 euros al año. "Parece razonable que se pida abonar el coste real de la enseñanza a un estudiante cuya familia no ha contribuido con sus impuestos a financiar el sistema público", señala Galván. Sin embargo, existe también el miedo a que incrementar los precio desincentive las llegadas. 

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Dentro de ese nuevo modelo emerge el reto de avanzar hacia universidades que tengan métodos de contratación y retribución del profesorado más flexibles y favorecer así la atracción de los mejores profesionales, tengan la nacionalidad que tenga. La realidad de las cifras refleja también un escasísimo porcentaje de docentes extranjeros. En las universidades públicas el 98% del profesorado universitario es español, y en las universidades privadas el 95,3%. "El sistema de contratación es muy cerrado. La Universidad pública española no puede entrar a competir en el mercado internacional a nivel docente porque se rige por las reglas del funcionariado", señala Galván.

La tradicional endogamia de los campus españoles, que habitualmente recluta a los doctores que ha formado, es otro de los aspectos que dificulta la internacionalización del profesorado. Un estudio de los investigadores del CSIC Laura Cruz Castro y Luis Sanz Mendéndez refleja que en el 96% de los casos el profesor que ganó una plaza ya trabajaba en la universidad donde se colocó de forma indefinida. No obstante, señalan que no obtuvieron la titularidad con menos méritos científicos que quienes habían hecho el doctorado en otra institución. 

El rector de la Universidad de Alcalá señala experiencias como el programa catalán ICREA, puesto en marcha en 2001, para atraer a científicos de trayectoria brillante –la mayoría proceden de Estados Unidos, Reino Unido o Alemania– con el objetivo de impulsar en centros de investigación y universidades catalanas proyectos científicos innovadores. "Es una fórmula que debería ser imitada en otras comunidades autónomas", señala. Sin embargo, como en casi todo en esta crisis, la Universidad española no escapa del fantasma de los recortes. La Universidad pública, según datos de los rectores, ha perdido 1.240 millones de euros de presupuesto desde 2008 y su deuda roza los 1.400 millones de euros. "Ahora dependemos de los fondos europeos. Para que la investigación sea de calidad tiene que estar internacionalizada y para eso también hace falta dinero. Una cosa va estrechamente ligada a la otra", concluye. 

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