Consulta catalana 2014

Rubalcaba recuerda que el PSOE rechaza el “derecho de autodeterminación”

Alfredo Pérez Rubalcaba y Elena Valenciano, al llegar al debate sobre Cataluña de este 8 de abril.

Un no rotundo al derecho de autodeterminaciónno , "un derecho concebido para irse", un no al "inmovilismo ineficaz" y al "independentismo" y un a la reforma constitucional que "actualice" y renueve el pacto de 1977 y convierta España en un Estado federal y recoja, por descontado, las "aspiraciones del pueblo de Cataluña". Una reforma para "seguir viviendo juntos y decidiendo juntos". Y un recuerdo de que los socialistas no son "nacionalistas".

Fueron los pilares sobre los que Alfredo Pérez Rubalcaba cimentó su intervención este martes ante el pleno del Congreso, en el debate sobre la transferencia a Cataluña del poder para convocar un referéndum. Cauces sobradamente conocidos, porque son los que el PSOE lleva reiterando desde que se agudizó la crisis soberanista. 

El secretario general empleó un tono grave, repartiendo estopa a los comisionados del Parlament –Jordi Turull (CiU), Marta Rovira (ERC) y Joan Herrera (ICV-EUiA)– y al Gobierno de Mariano Rajoy. Y ofreciéndose como solución, como vía intermedia entre dos bloques antagónicos que, lejos de equilibrarse, se "retroalimentan". 

Rubalcaba arrancó su discurso, de algo más de 35 minutos, con algunas precisiones. Primero, que hablaba "en nombre del Grupo Parlamentario Socialista, integrado por parlamentarios del PSOE y por parlamentarios del PSC". "Todos somos socialistas, luchamos por la igualdad de oportunidades y de derechos. Respetamos todas las identidades. Somos socialistas, no nacionalistas". Una reafirmación del ADN de los dos partidos y una advertencia de que los dos están en el mismo barco, sin fisuras. Ese mero recuerdo despertó el primer aplauso de su bancada. El líder del PSOE hizo esa puntualización para recalcar que su formación siempre ha defendido un modelo de España en el que todos "puedan sentirse cómodos con su identidad, aquella que deseen tener". 

Segunda precisión, que fue una advertencia velada al president, Artur Mas. el "primer principio democrático" es el "cumplimiento" de las leyes. "Inexorable". 

Y tercera, quizá la más importante para el PSOE: "Quiero que mi intervención se entienda como el comienzo de un diálogo". Un diálogo que desea sea "franco" y "honesto". 

A partir de ese punto, la intervención de Rubalcaba se detuvo en dos aspectos nucleares del mensaje socialista: el porqué del rechazo a la proposición de ley del Parlament y la propuesta de cambio constitucional. Lo primero es el único punto de coincidencia con el PP. Y se sintetiza así: no cabe transferir el poder de convocar una consulta. "El Estado no puede transferir una competencia que no tiene", porque es de todos los españoles. "No cabe preguntar a unos cuantos por aquello que corresponde a todos". No encaja, "de ninguna manera", un referéndum autonómico sobre una materia, la soberanía, que reside en el conjunto de los españoles, y no es divisible. Por eso criticó a los comisionados por su doble lenguaje, al plantear un referéndum "jurídicamente consultivo, pero materialmente constituyente". 

El "España nos roba" no es "tolerable"

Rubalcaba reconoció el tema político de fondo, el palpable "problema de convivencia" con Cataluña, la "frustración estatutaria" y las "dañiñas campañas políticas" emprendidas por el PP contra el Estatut cuando estaba en la oposición. Por ello reivindicó la posición del PSOE, "siempre" del lado del autogobierno y de la defensa de las "instituciones, cultura, y lengua" de los catalanes. También de sus derechos históricos. "Siempre lo hemos hecho". 

El PSOE, en consecuencia, comparte parcialmente el diagnóstico, pero no la solución. Rechaza frontalmente el referéndum de autodeterminación –"No figura en ninguna Constitución del mundo", significa la "inestabilidad permanente" y está "concebido para irse"– y la independencia, por razones "históricas, culturales, políticas, económicas y de tamaño". No porque Cataluña sea pequeña, sino porque España también lo es y no se entiende sin Cataluña. "Y porque los socialistas estamos defendiendo en Europa que se acaben las fronteras y es contradictorio con inventarnos fronteras en la Península Ibérica, no estamos de acuerdo".

Tampoco comparten los socialistas los argumentos esgrimidos desde el flanco soberanista. En concreto, la vinculación (como hizo Rovira) de la salida más rápida de la crisis con la secesión. Un discurso "dañino, insolidario y en términos económicos, en una economía global, sin ningún fundamento". Y que suena, dijo, como el que hacen los países del Norte de Europa con los del Sur. Asímismo, repudió el "España nos roba". "Eso no es tolerable y lo tenemos que rechazar desde aquí, no lo es, entre otras cosas porque los Presupuestos los votan aquí muchos diputados de Cataluña y porque todos los sistemas de financiación que en España se han aprobado se han pactado y acordado con el Gobierno de Cataluña. No es algo que se pueda decir sin estar faltando a la verdad". 

La "actualización" del pacto de 1978

La pregunta, pues, es cómo resolver el choque de trenes. El PSOE tiene su fórmula, la reforma constitucional en clave federal, que pactó el pasado julio en Granada. La actualización del marco de convivencia que permita a catalanes y españoles "seguir viviendo y decididiendo juntos". "Tenemos un problema serio de convivencia y hay dos posibilidades: ustedes proponen vamos a votar a ver si nos vamos y nosotros proponemos vamos a sentarnos y acordar ver cómo seguimos viviendo juntos". ¿Cómo? Dando vida a un proceso "democrático, transparente, dialogado, legal y participativo", adjetivos extraídos, dijo, de la resolución soberanista del Parlament de enero de 2013 y sobre la que se pronunció recientemente el Tribunal Constitucional. 

Para los socialistas, esa reforma de la Carta Magna (no la apertura de un proceso constituyente) debería contemplar una mejor definición competencial, la construcción de un Senado que actúe como verdadera Cámara territorial y un texto, en fin, que "recoja las aspiraciones del pueblo de Cataluña y sus singularidades". "Proponemos una reforma que finalmente suponga la actualización de un pacto territorial, el del Título VIII de la Constitución, que nos permita hablar libremente de cultura federal, que es aquello que distingue la singularidad, pero mantiene la unidad", remachó.

En el último tramo de su intervención, Rubalcaba rememoró el "Ja sóc aquí" de Josep Tarradellas en 1977 para apelar a una Cataluña que siga siendo la "avanzadilla" de la libertad, la democracia, la prosperidad y el bienestar. Y lo reivindicó igualmente para remarcar que son "millones" los españoles que piensan en una España capaz de renovarse y de caminar en una dirección federal. "No soy capaz de imaginar un futuro mejor que aquel que representa una Cataluña comprometida con España y una España que entiende y quiere a Cataluña", culminó.

Intervención de Rubalcaba en el Congreso [PDF]

En su réplica, el líder del PSOE prometió trabajar para conquistar ese cambio en la Carta Magna: "Voy a intentar convencer a Rajoy de que lo intentemos, porque quiero una solución para este asunto porque creo que es un tema dramático". Pero parte de su segunda intervención la colonizó la defensa de la posición de su partido frente a los grupos que ven "tacticismo" o asimilación con el PP. Así, emplazó a Izquierda Plural a defender el derecho de autodeterminación "en Mieres, Puente Genil o Extremadura. "Vaya a defenderlo desde la izquierda", azuzó a Joan Coscubiela, el portavoz ecosocialista. 

También reprobó a Coscubiela y Herrera por estar "jugueteando" con la propuesta socialista, que no es improvisada, sino que se ha "debatido mucho". "Esto está pensado y lo suyo es una ocurrencia. Es peor, es una fórmula para salir de un pacto sin que se note que en el fondo no dicen lo mismo y seguir defendiendo todos que van a votar". Y a Josep Antoni Duran i Lleida, el portavoz de CiU, le pidió "claridad".

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