Elecciones europeas

El peor resultado de la historia del PSOE

Elena Valenciano y Óscar López, ofreciendo su valoración de los resultados del 25-M en la sede federal, en Ferraz.

Las elecciones europeas no estaban en "un pañuelo", como decía Alfredo Pérez Rubalcaba el pasado viernes, en el cierre de campaña en Madrid. Ni el PSOE había conseguido dar la vuelta a las encuestas en la última semana. Aquello era una ficción. Los socialistas perdieron este 25 de mayo los comicios europeos con un dato nada honroso: el peor resultado de su historia reciente: un 23% y nueve escaños menos. De manera incontestable, lo que vuelve a arrojar nubarrones muy serios para el futuro del partido. La dirección no pudo negarlo ni vestir con papel celofán. No cabía otra alternativa que asumir el revés, sin paños calientes. El seísmo era total, absoluto, se mirase por donde se mirase.

La candidata, Elena Valenciano, que dio la cara pasadas las 23.35 horas con el director de su campaña, Óscar López, reconoció que los de hoy son unos números "malos" y dejó la puerta abierta a que este lunes, cuando se reúna la Comisión Ejecutiva Federal, a que haya dimisiones. "Se tomarán las decisiones que puedan derivarse", manifestó, completamente abatida. La cabeza que más peligra es la del propio Rubalcaba. De producirse su marcha, se formaría una gestora que conduciría la dirección hasta un próximo congreso extraordinario. Otra opción es que decidiese despejar su futuro ya, anunciando que no concurre a las primarias de noviembre, pero quizá ese gesto ya sepa a poco en un partido conmocionado por un descalabro de este calibre. Lo que está claro es que la batalla por el control del PSOE comienza ya, después de la tregua de silencio de los posibles candidatos en los últimos meses. 

Ferraz esperaba esta noche asistir a un cambio de ciclo electoral y ganar el "plebiscito" contra las políticas de "sufrimiento" de la derecha de Mariano Rajoy y de Angela Merkel. Nada. Justo fue en unas europeas, las de 2009, en las que los socialistas vieron asomar su declive. A partir de entonces se sucedieron las malas noticias: batacazo en las municipales y autonómicas de 2011 y en las generales de noviembre de ese mismo año. La cadena de derrotas no se ha parado. Sigue. La candidatura liderada por la vicesecretaria general, Elena Valenciano, consiguió 14 eurodiputados, frente a los 23 de la última legislatura. O sea, nueve menos. Una caída en picado. Un 23% de los sufragios, con el escrutinio al 99,76%. Eso significa una bajada de casi 16 puntos respecto a los comicios de 2009. En número de papeletas, son 3.591.183, por los 6.141.784 de 2009. Un resultado que podría haber sido peor de no haber aguantado por Andalucía, el feudo histórico. Aquí los socialistas volvieron a vencer, igual que vencieron en las seis elecciones europeas anteriores. Un punto que, por lo pronto, se anota la presidenta de la Junta, Susana Díaz.  

El PSOE, con el 23%, ha tocado su suelo electoral. Su punto más bajo lo tuvo en las municipales de 2011 (27,79%), seguido de las generales de ese mismo año (28,76%), en las que Rubalcaba concurrió como candidato a la Presidencia del Gobierno. Ambos registros, después del viraje del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, abrazándose a los recortes para sortear el riesgo de rescate de España. En sólo dos ocasiones más estuvo por debajo del 30% de los votos (en las generales de 1977, con un 29,32%, y en las municipales de 1979, con un 28,17%). El 23% del PSOE y el 26,06% del PP (tres puntos de diferencia) suman un 49,06%, el peor dato del bipartidismo en toda su historia. 

El peor resultado en número de votos

Si nos fijamos en el número de apoyos, el PSOE no encuentra ningún tipo de aliento. La cifra más baja la tuvo en las primeras municipales, las de abril de 1979 (4.615.837). El segundo peor resultado, las generales de 1977, las primeras de la democracia, 5.371.866 papeletas. En las segundas legislativas, firmó el tercer peor tanto, con 5.469.813 votos. Y el último estaba en otras europeas, en las de 1994, las que anticiparon el cambio de ciclo a favor del PP (5.719.707). En estos cuatro comicios, del total de 26 que se han celebrado desde 1977, el PSOE se deslizó por debajo de la barrera de los seis millones de votos. Así que el resultado de esta noche es, de nuevo, histórico. Jamás tuvo por debajo de los cuatro millones.

Las claves de la dolorosísima derrota del PSOE hay que encontrarlas en la debilidad de importantes territorios. En especial, Cataluña, donde el PSC, primera fuerza en todas europeas salvo en las de 1994, confirmó su caída y se precipitó a la tercera plaza. De los 708.888 votos que aportaron los socialistas catalanes hace cinco años, ahora se quedaron menguados a 358.539. Poco más del 14%, como en las autonómicas de 2012, lejísimos del 36% de hace cinco años. Y eso que la participación en la comunidad avanzó de forma muy significativa. En Valencia, un territorio que Ferraz esperaba que cayera de su lado en las autonómicas de 2015, las cosas fueron algo mejor, aunque sin apuntarse la victoria: un 21,63%, frente al 29,09% del PP. En Madrid, el PSOE cayó por debajo del 19%, y ahí la sorpresa fue la irrupción de Podemos como tercera fuerza (11,28%), por delante de UPyD (10,56%) e IU (10,51%). En Castilla-La Mancha, otro fortín clásico, obtuvo el 28,72%. El PP presidido por María Dolores de Cospedal ganó de largo, con un 37,71%. En Euskadi, el PSE, cuyo líder es Patxi López, uno de los pretendientes a las primarias, el partido sufrió un inmenso varapalo: pasó del 27,78% al 13,78%. 

Andalucía fue la federación que mejor aguantó, tal y como se esperaba. No llegó a su máximo en europeas (en 2004, un 54,4%), pero se quedó claramente por encima de los registros del resto de España: 35,13%, frente al 25,89% del PP. Esta era la primera convocatoria en la que Susana Díaz comparecía ya como presidenta y como secretario general del PSOE andaluz. La pasó con suficiente nota, datos que le confieren la fuerza suficiente como para intentar maniobrar a su favor en el convulso tiempo que se atisba en la casa socialista. Eso sí, el 35% es, de lejos, el peor resultado en la comunidad. "Este es el primer fruto del nuevo tiempo que prometí abrir", dijo la presidenta desde Sevilla, en una comparecencia sin preguntas desde Sevilla en la que no quiso valorar los resultados nacionales. Ella será, con toda seguridad, una de las que marque la hoja de ruta en el convulso escenario que se cierne sobre el PSOE. Y Andalucía era de las que advertían de que si el 25-M se daba monstruosamente mal –como así ha sido–, mostraría su preferencia por un congreso extraordinario. Las esperadas primarias, previstas para noviembre, podrían saltar del calendario. 

Las otras dos comunidades en las que el PSOE ganó fueron Asturias, por estrecho margen (26,06% por el 24,12% de los conservadores) y en Extremadura (38,72% por el 35,54% del PP). En la primera, los socialistas gobiernan, con Javier Fernández al frente. En la segunda, Guillermo Fernández Vara se quedó cerca del Gobierno, pero la abstención de IU facilitó el acceso del PP a la Junta en 2011. 

Rubalcaba actuará tras haber "escuchado a todo el mundo"

El ambiente en Ferraz fue extraño durante toda la noche electoral. Primero, de prudencia, expectación. Valenciano siguió el escrutinio con Rubalcaba; el director de la campaña y secretario de Organización, Óscar López; miembros del Comité Electoral, del Grupo Socialista y de la Eurocámara. El hermetismo fue total hasta que llegaron las 23 horas, cuando todos los países de la UE podían facilitar ya el avance del escrutinio. Hasta entonces, ningún dirigente bajó a una sala atestada de periodistas, a excepción de López, quien a las 21.10 ofreció un primer juicio sobre la participación (45,84%, nueve décimas más). El PSOE, dijo, no podía sentirse "satisfecho", porque le habría gustado que fuera mayor. 

A las 23.37 bajaron a la atestada sala de prensa Valenciano y López. Con caras largas, intentando asumir el trago. Pero sólo ellos dos. Ningún miembro más de la dirección federal bajó de la planta noble (la cuarta). Ni siquiera Rubalcaba, pese a que con él al frente (en 2011, de candidato, y ahora, de secretario general), el PSOE se ha precipitado a un abismo muy oscuro del que le será muy difícil remontar. 

La vicesecretaria general reconoció enseguida que el del 25-M es un "muy mal resultado". Es "evidente", dijo. "No estamos satisfechos, nos parece un resultado duro, difícil para el PSOE". La número dos recordó que este lunes, tal y como estaba previsto, se reunirá la ejecutiva federal, a las once de la mañana, y anunció que a su término comparecería el secretario general. Es a la ejecutiva, un "órgano colegiado", a quien le corresponde analizar "a fondo" qué ha pasado. Por qué el PSOE se ha desplomado por completo, por qué se ha dejado por el camino dos millones y medio de votos y 16 puntos. 

Se le preguntó en varias ocasiones si el peor resultado de la historia debería conducir a la actual dirección, y en particular a su líder, a la dimisión. Ella no descartó nada, ningún escenario. La ejecutiva lo estudiará el lunes, adoptará "las decisiones que pudieran derivarse" y Rubalcaba comparecerá "tras haber escuchado a todo el mundo" y una vez "hechos los oportunos análisis y reflexiones". Se le inquirió incluso por qué Rubalcaba no se había puesto esta noche a su lado, cuando él mismo aseguró hace dos semanas que el 25-M diría si dejaba la política. Días después, la número dos advertía de que pasara lo que pasara, el secretario general no se marcharía, porque nunca ha habido dimisiones tras unas europeas. Ese pronóstico está por ver, a la espera de cómo respiran las federaciones y los eventuales candidatos a primarias. Además de Patxi López, Carme Chacón, Eduardo Madina y Pedro Sánchez. Lo que parece inviable es que el líder decida competir en las elecciones internas. Las europeas eran su última oportunidad para sacar la cabeza, y se han saldado con un profundísimo y sonoro fracaso. La vicesecretaria general justificó la ausencia de su jefe porque era ella, como candidata, la que debía "dar la cara". Negó por cierto que fuera a dejar el escaño conseguido en Estrasburgo. 

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Situación "muy, muy complicada"

Valenciano tampoco se refirió a los datos por comunidades (no los había "mirado", excusó), ni dijo cuál era su opinión, ni qué pasará con las primarias, ni quiso valorar por qué IU y, sobre todo Podemos, habían obtenido unos datos tan espectaculares. En España hay una "situación muy, muy complicada", que también se da en el resto de Europa, y sería "importante" que los partidos democráticos del continente "hagan una profunda reflexión para salir al paso de lo que está sucediendo, que es una desafección enorme y creciente entre las instituciones y los ciudadanos", dio por toda explicación. "Nos ha preocupado durante todo este tiempo, hemos tratado de combatirlo, es evidente que no lo hemos conseguido y nos corresponde trabajar y modificar este orden de cosas, que hoy son un mal resultado", añadió. A su juicio, el PP bien haría en reflexionar. "Se equivocan", dijo, al darse por "satisfechos con este resultado". Como analizaban posteriormente fuentes del PSOE, lo que sucedió el 25-M es un "terremoto". "Aún no sabemos si coyuntural o estructural". 

Valenciano agradeció los apoyos de los electores, de la militancia y de quienes la ayudaron en una campaña a la que pusieron "muchísimo corazón". Y es que el PSOE había fiado sus esperanzas a la última semana de campaña, marcada por los comentarios machistas de Cañete. Pero ni siquiera eso sirvió, a la luz de los resultados, para remontar el vuelo y darle la vuelta a unas encuestas que, aunque pintaban un panorama reñido, daban, en su mayoría, ventaja al PP. La realidad, al final, ha sido infinitamente más dura. El tremendo costalazo del PSOE este 25-M traerá, probablemente, consecuencias inmediatas

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