Caso del pederasta

Criminalistas esbozan el perfil psicológico del pederasta de Ciudad Lineal

Detalle del parque situado en la calle Torquemada en el distrito de Hortaleza, donde el viernes pasado fue secuestrada durante horas otra menor.

"El enemigo público número 1". Así de tajantemente describió el lunes la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, al pederasta que actúa en el distrito de la capital de Ciudad Lineal, un delincuente que ha raptado al menos a tres niñas en los últimos meses –se investiga si también participó en el rapto de una cuarta– sin haber dejado, por el momento y por lo que ha transcendido, ningún rastro que haya permitido a la policía identificarle. Igualmente hay un cuarto caso que se está investigando: una niña del barrio de Coslada que supuestamente fue abordada el lunes por un individuo que la invitó sin éxito a subir a su automóvil.

Cifuentes aseguró este martes que se ha aumentado el dispositivo policial en la zona y anunció que, si para el mes de septiembre no se ha capturado aún al pederasta, la protección de agentes tanto uniformados como de paisano se extenderá a los colegios. No obstante, las pesquisas de las fuerzas de seguridad aún no han dado frutos, ya que según reconoció la delegada del Gobierno, la investigación está siendo muy "complicada" porque el agresor ha conseguido no ser grabado por ninguna cámara y las descripciones de las víctimas, al haber sido estas drogadas por el delincuente, no han podido aportar muchos datos.

El tema ha provocado fricciones entre la propia Cifuentes y la Comunidad de Madrid, cuyo portavoz, Salvador Victoria, aseguró que los padres ya no bajan con sus hijos a los parques por "miedo" al delincuente y exigió "medidas extraordinarias" a la Delegación. Sin embargo, Cifuentes aseguró que la policía está focalizando sus esfuerzos conforme a un perfil diseñado por sus expertos a través de los datos coincidentes de los testigos y las víctimas, y pidió que la preocupación no se convierta "en histeria ni alarmismo más allá de lo necesario". Pero, ¿cuál es el perfil psicológico de un delincuente de estas características? ¿Se trata de un nuevo tipo de agresor diferente a los que actúan normalmente en España? ¿Es posible que, como barrrunta la policía, puedan haber surgido imitadores de su comportamiento?

Un perfil poco habitual en España

Los expertos consultados por infoLibre coinciden en una afirmación: no existe un perfil único del individuo pederasta. "Deberíamos hablar más bien de un perfil de conducta: se trata de un sujeto que, a sabiendas de la ilegalidad que comete, abusa de una menor compulsivamente, aún a riesgo de que le pillen, para lo cual se prepara y planea los actos minuciosamente", explica José Cabrera, psiquiatra, forense y criminólogo, que asegura que es precisamente esta compulsión la que hará que el delincuente "acabe cayendo" en manos de la policía.

En este sentido, Cabrera hace mucho hincapié en diferenciar los conceptos de pederasta y pedófilo. "La pederastia es una conducta criminal detrás de la cual hay un trastorno psiquiátrico llamado pedofilia", señala el experto, que insiste en que "todo el que es pederasta como delincuente es médicamente un pedófilo, pero la mayor parte de los pedófilos no se convierten en pederastas y únicamente consumen pornografía, fotografías, etcétera". "El pederasta no tiene por qué no tener relaciones normales [con otras personas], pero necesita el contacto físico con los niños", abunda en este sentido Jorge Jiménez, psicólogo criminalista especialista en realizar perfiles de delincuentes.

"El perfil del pederasta no es un pefil único, a veces cuando se desarticula una red de pornografía infantil pueden aparecer un abogado o un cajero de supermercado, por ejemplo", señala en la misma línea Jiménez, que no obstante se atreve a aventurar que "la atracción sexual de esta persona por los menores se puede deber a su incapacidad para desarrollar relaciones consentidas con adultos". No obstante, el especialista sí que aprecia una diferencia entre este perfil y el más habitual en España: "La mayoría de los pederastas suelen trabajar o relacionarse con niños y ya los conocen. En este caso no es así, aunque eso no quiere decir que en su experiencia pasada [el pederasta] no haya trabajado en algún entorno con menores".

"En EEUU sí hay una mayor frecuencia de este tipo de pederastia, es un perfil mucho más anglosajón", explica Jiménez. Sin embargo, Cabrera no está de acuerdo. "No existe ninguna peculiaridad especial en este caso, solo que a este pederasta no se le ha pillado", afirma escuetamente el psiquiatra, que no obstante sí coincide con Jiménez en que lo más habitual en España es que este tipo de delitos los cometan personas del círculo cercano de las víctimas, "la mayor parte de las veces en el seno familiar", especifica. "Estos casos donde el responsable es externo [al círculo del niño] son más extraños, pero ya ha habido otros anteriormente", remacha Cabrera.

Versado en las técnicas policiales

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Ambos criminólogos también rechazan que el delincuente esté retando a la policía al actuar siempre en una zona tan delimitada, a pesar de que en los últimos días se ha planteado esta teoría. "Parece evidente que es una persona que vive en la zona donde abandona a las niñas", señala Jiménez, que asegura que tener "más experiencia geográfica" en este área da ventaja al agresor. Y no es el único conocimiento del que se aprovecha, ya que, tal y como han planteado la policía y la propia Cristina Cifuentes, el psicólogo asegura que su nivel de "conciencia forense" –el conocimiento de las técnicas de los investigadores– es alto.

"Su capacidad de interactuar con la víctima durante bastante tiempo, que no haya dejado ningún tipo de rastro biológico o indicio forense... eso posiblemente indique que, además de tener formación en el área de la investigación policial o forense, pueda tener algún tipo de antecedente previo de agresión sexual e incluso que pueda estar fichado", abunda en este sentido Jiménez, que señala que la brutalidad de una de las agresiones –una de las niñas pasó tres semanas hospitalizada por las lesiones– apoyan esta teoría.

En lo que los dos expertos no se ponen de acuerdo es en la posibilidad de que el último rapto registrado haya podido ser obra de un 'imitador' del pederasta, una posibilidad que se ha apuntado al variar algunas de las pautas: una niña dominicana de siete años que no fue drogada ni duchada y cuya desaparición duró poco más de una hora, frente a las cuatro o cinco de los otros casos. "No podemos especular porque no sabemos si es la misma persona u otro pederasta que aprovecha que el primero está siendo buscado", afirma Cabrera. Jiménez, por su parte, disiente: "No creo que sea un imitador, simplemente el agresor no puede controlar todos los elementos y a veces tiene que improvisar", señala. 

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