El paro entre los jóvenes más formados crece un 211% desde el inicio de la crisis

Mucho se ha hablado de la generación perdida, de los jóvenes que dejaron los estudios llamados por el boom de la construcción y que ahora, tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, se ven mano sobre mano esperando una oportunidad laboral que no acaba de llegar. Sin embargo, el drama del desempleo no toca sólo a las personas con menos formación. Las puertas del mercado laboral permanecen cerradas para el 19,8% de los jóvenes (de entre 25 y 34 años) que cuentan con una carrera universitaria o una titulación en FP, según los últimos datos disponibles, que son de 2012 y que recoge el informe Panorama de la Educación de la OCDE que fue presentado este martes. En 2007, el porcentaje de personas de este colectivo que se encontraban en situación de desempleo era del 6,4%. El aumento porcentual, por tanto, es del 211%, el mayor experimentado en los 31 países analizados por el organismo internacional entre los que se encuentran países con coyunturas económicas similares o incluso peores como Grecia, Portugal, Italia o Irlanda.

La alta tasa de desempleo entre los españoles jóvenes más formados sólo es superada por la de los griegos, país que tiene al 30% de sus titulados superiores en paro (en 2007 la tasa era del 12,4%) y en el que la crisis económica ha generado que se den cifras similares de parados en los diferentes niveles formativos. En Portugal, el porcentaje de jóvenes con estudios terciarios (incluye tanto graduados de FP superior como universitarios) que están en paro ha aumentado un 64,6% en los últimos tres años (del 10,4% al  17,1%), mientras que en Italia el aumento fue del 44,1%, pues pasó del 9,5% al 13,7%. En Irlanda la subida, expresada en porcentaje, fue llamativa, del 186,7%, si bien la tasa es mucho más baja que el resto de las economías europeas que peor lo están pasando en esta crisis. El número de titulados superiores en paro era en 2012 del 7,9%, por el 2,7% de 2007.

Menos protección que en otros países

Pero la actual edición del compendio estadístico de la OCDE también ha puesto negro sobre blanco otra realidad. Aunque los datos evidencian que la tasa de paro disminuye a medida que aumenta el nivel formativo –hace dos años era del 38,4% para los jóvenes que habían abandonado los estudios sin acabar la Secundaria y del 27,9% para los que contaban con la ESO o FP de Grado Medio–, también reflejan cómo los estudios superiores protegen menos contra el desempleo en España que en otros países. Mientras que los españoles con un nivel inferior a secundario superior tienen una tasa de desempleo 2 veces superior a la OCDE, los universitarios españoles tienen un tasa de desempleo 2,7 veces superior. "Muchos jóvenes en España tratan de tener más estudios para protegerse del desempleo, pero estos no les garantizan esta protección", advirtió en la presentación del informe el director de Innovación e Indicadores de Progreso de la OCDE, Dirk Van Damme, que atribuyó esta situación al impacto de la crisis económica.

Pero, ¿a qué se debe esta situación? Marcel Jansen, profesor de Teoría Económica en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) es tajante: "nadie es inmune a la crisis económica". A su juicio, las malas perspectivas laborales de los jóvenes con más formación están relacionadas con la situación de deterioro general del mercado de trabajo, donde se producen menos contrataciones que en el inicio de la crisis. "Acabar los estudios en un momento de recesión ha provocado que muchos universitarios se hayan incorporado al mundo laboral por la puerta del paro. La única salida para muchos de ellos es acceder a contratos de prácticas que, por cierto, se han flexibilizado para que cada joven pueda hacer más de uno en el inicio de su trayectoria profesional", analiza. 

Aunque Jansen estima que esta situación es un drama a nivel personal, pero también como sociedad, por la inversión pública que se dedicó a su formación, considera que el verdadero problema del desempleo juvenil en España está "más abajo", en los que no tienen formación. Cree que estos sectores de población son los que a medio-largo plazo acabarán teniendo vidas muy marginales en el sistema laboral. Los universitarios tienen más opciones para esquivar los efectos de la crisis que los jóvenes poco cualificados. Entre ellos está la opción de buscar trabajo en otros países. Sin embargo, a los que no tienen formación, no hay nadie que los espere fuera". 

Necesidad de asesoramiento

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Un análisis similar hacen en la Fundación 1º de Mayo, vinculada al sindicato Comisiones Obreras. En un informe reciente sobre desempleo juvenil se apuntaba que el grupo que presenta una mayor vulnerabilidad en el contexto de la actual crisis es el integrado por las personas jóvenes con niveles más bajos de formación. Y atribuían este hecho a dos razones. Por un lado, porque este grupo es el que ha experimentado una pérdida más rápida e intensa del empleo y además cuenta con un menor nivel de cobertura de protección social (asociado a su mayor grado de precariedad laboral). Por el otro, porque tiene una clara situación de desventaja para acceder a un nuevo empleo una vez se consolide la recuperación de la actividad económica (sobre todo, en un escenario estratégico de cambio de modelo productivo en el medio y largo plazo, asociado a una demanda creciente de cualificaciones altas e intermedias).

No obstante, ante las altas tasas de desempleo también entre los jóvenes más formados, en este documento se llamaba además de a priorizar la atención a las personas jóvenes con niveles más bajos de formación, a promover el asesoramiento a las que tienen niveles altos e intermedios "para favorecer sus itinerarios de inserción laboral. Asimismo, defendía la modificación de los objetivos de los programas de fomento del empleo temporal adoptados con motivo de la crisis, reorientándolos tanto a la inversión en servicios públicos −que permiten atender necesidades sociales no cubiertas en ámbitos como la dependencia, y además son generadores de empleos de mayor cualificación− como al fomento de actividades con potencial de crecimiento a medio plazo, tanto en sectores emergentes como ya existentes.

El profesor Jansen, que también trabaja como investigador de Fedea, cree que la solución pasa también por abordar cambios profundos en el sistema educativo algo que, a su juicio, no se conseguirá con la reforma educativa aunque esta, a su juicio, sí va por el buen camino. Considera que habría que apostar más por una Formación Profesional "de calidad" al estilo alemán, así como mejorar el vínculo entre la oferta de estudios universitarios y las demandas del mercado laboral.