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Diada 2014

9-N: ¿Y ahora qué?

Concentración en Barcelona a favor de una consulta soberanista el 9 de noviembre.

La de este 2014 estaba prevista por sus organizadores, la Assemblea Nacional de Catalunya y Òmnium Cultural, como la Diada definitiva en el camino hacia la consulta soberanista del próximo nueve de noviembre. Y, ciertamente, fueron centenares de miles las personas que este jueves abarrotaron los once kilómetros que suman dos de las principales calles de la ciudad: la Gran Vía y la Diagonal. Tras la resaca de esta movilización llega la hora del análisis, de intentar explicar qué escenarios se abren ahora en Cataluña más allá de la aprobación de la ley de consultas, prevista para el 19 de septiembre. Una vez que se apruebe esta norma, el paso siguiente es que el president de la Generalitat firme el decreto de convocatoria, si bien el Gobierno de Mariano Rajoy ya ha anunciado que presentará un doble recurso al Tribunal Constitucional para que la suspenda.

Quedan todavía dos meses para una consulta soberanista que tiene un futuro más que incierto. Y el tiempo avanza sin que, por el momento, ni el Gobierno de Mariano Rajoy ni el Govern de Artur Mas, hayan acercado posiciones ni renunciado a sus planes. Entretanto, se ponen nuevas posibilidades encima de la mesa. Los principales actores políticos que defienden el secesionismo comienzan a mover fichas y hay quien habla, por ejemplo, de la hipotética celebración de unas elecciones anticipadas de carácter plebiscitario como alternativa a la consulta soberanista.

La realidad es que el curso político avanza al margen de la deriva secesionista y CiU tendrá que aprobar en los próximos meses los Presupuestos para 2015 con el apoyo de otro grupo en el Parlament. Si ERC –molesta a propósito de la voluntad de Mas de retrasar el referéndum si hay veto del TC– no le presta apoyo, tendrá que buscar aliados en otras formaciones, prorrogar las Cuentas o adelantar los comicios. Pero entre los puntos de fricción que pueden darse entre convergentes y republicanos también está la decisión de los primeros de no sacar las urnas el 9-N si el TC anula la convocatoria. Y sobrevolando el proceso, otro asunto, una hipotética declaración unilateral de independencia que no contaría en principio con el apoyo de la comunidad internacional. 

01. Elecciones anticipadas

Ante la más que probable suspensión de la convocatoria de la consulta –en su reciente sentencia sobre la declaración soberanista del Parlament el TC ya dijo que la consulta no cabe de ninguna manera en la Carta Magna– la estrategia del Govern pasa por apostar por un Ejecutivo de unidad de las fuerzas que defienden el referéndum que acabe por acordar la convocatoria de elecciones plebiscitarias al final de la legislatura. Aunque Convergència y Artur Mas mantendrán su defensa del derecho a decidir hasta el último momento, nadie duda de que los convergentes están pensando ya en un 'plan b' que, sin embargo, contrasta con la voluntad de Esquerra de acudir a la desobediencia civil para convocar sí o sí la consulta. 

Sin embargo, la desconfianza creciente entre ERC y CiU –que tras las últimas autonómicas en Cataluña firmaron un pacto de estabilidad parlamentaria con el horizonte de la consulta como telón de fondo– podría poner en peligro la continuidad de un Govern liderado por CiU que, además, tiene por delante el reto de aprobar los Presupuestos para el año que viene, algo que no puede hacer en solitario. Para Robert Liñeira, investigador de Ciencia Política de la Universidad de Edimburgo y anterior profesor de la UAB, los convergentes tienen tres opciones: aprobar las cuentas para 2014 con ERC, aunque eso pasa por llegar a algún tipo de acuerdo sobre la consulta; aprobarlas con otro partido o prorrogarlas e intentar agotar la legislatura.

No obstante, Liñeira considera que para los partidos que han alentado la vía secesionista es imprescindible dar algún tipo de salida al tema de la consulta. En este punto emerge la posibilidad de hacer unas elecciones plebiscitarias, una posibilidad que estima "políticamente inviable". "Veo difícil que haya un acuerdo entre formaciones para ir en dos listas alternativas por la sencilla razón de que hay partidos a los que no les interesa tanto este debate", añade. Una opinión similar tiene Berta Barbet, politóloga y estudiante de doctorado en la Universidad de Leicester (Reino Unido), quien aprecia que los partidarios del 'no' a la independencia no van a aceptar ir en un mismo bloque en unas elecciones plebiscitarias porque eso significaría legitimarlas. "Veo más factible un bloque unitario entre ERC y CiU, si bien existe en los últimos meses un cierto reequilibrio de poder que podría dificultar el acuerdo", señala. 

En un reportaje publicado en infoLibre, Lluis Orriols, doctor en Ciencia Política por la Universidad de Oxford y profesor en la Universidad de Girona, y Joan Ridao, doctor en Ciencias Políticas y exdiputado de ERC, explicaron que la fórmula de las elecciones plebiscitarias no está regulada legalmente. "La praxis nos dice que consistiría en la transmutación de unas elecciones legislativas en un auténtico plebiscito, pero en el derecho constitucional el término no está reconocido como tal", señaló Ridao. Orriols, por su parte, añadió: "Por el momento, no está muy claro cómo pretende Artur Mas diseñar esas elecciones". A juicio de este último la estrategia del president pasaría por convertir unas elecciones en las que, aunque sobre el papel se elegirían a los diputados autonómicos, en la práctica subyacería la idea de una consulta sobre la independencia catalana. 

02. Desobediencia civil 

Ante la posibilidad de que el referéndum independentista previsto para el próximo 9 de noviembre pueda “aplazarse” si el Tribunal Constitucional suspende la ley catalana de consultas, tal y como ha reconocido el Govern, Esquerra Republicana o la CUP han llamado incluso a la desobediencia civil. Este martes el líder de ERC, Oriol Junqueras, en una intervención en la que citó como referente a Martin Luther King y su lucha contra las leyes raciales, al tiempo que cuestionó la legitimidad del Tribunal Constitucional. Y en la Diada Carme Forcadell, presidenta de la Assemblea Nacional de Catalunya (ANC), también pidió a Mas que sacara las urnas a la calle. 

Otros actores políticos surgidos en los últimos meses como Guanyem Barcelona, la iniciativa que lidera la exportavoz de la PAH Ada Colau y que aspira a aglutinar una gran candidatura de izquierdas que se haga con el Ayuntamiento de la capital catalana, también se han pronunciado en este sentido. En una entrevista concedida a Radio Euskadi, recogida por Europa Press, Colau dijo que en Guanyem estaban dispuestos a "desobedecer si hace falta para que se celebre la consulta" porque, a su juicio, "el derecho a decidir no es negociable, es un derecho fundamental".

Los expertos consultados, sin embargo, auguran poco recorrido a un acto que, en general, creen que no iría mucho más allá del hecho simbólico. "La voluntad de la gente es votar pero con una consecuencia. Sacar las urnas a la calle sería una forma de salvar la cara pero que no convencería. Tendría la fuerza que ha tenido la Diada de este año o la del año pasado... Si no se consigue que los partidarios del 'no' participen no sería una acción estratégica", señala Barbet. Ignacio Molina, profesor titular de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), comparte el análisis. "Si sale bien para los intereses de los independentistas sería una nueva demostración de fuerza que no aportaría mucho, pero si sale mal generaría una gran sensación de fracaso", analiza. 

Liñeira también cree que optar por la desobediencia civil puede ser un arma de doble filo para los soberanistas. "Dependerá mucho de cómo se produjera finalmente porque hay muchos aspectos técnicos como el tema del censo que no son fáciles de abordar. Los últimos datos de apoyo al derecho a decidir rondan el 80%. Si el proceso se percibe como un elemento democrático es posible que el movimiento gane fuerza. Si, por el contrario, se ve como algo sesgado es posible que haya gente que se aleje", asevera. 

03. Declaración unilateral de independencia

Dentro del plan B que maneja el Govern está la intención expresada por el propio Mas de ir a unas elecciones plebiscitarias. Comicios que podrían desembocar en una declaración unilateral de independencia. Ese paso, sin embargo, entrañaría riesgos, porque muy difícilmente sería reconocido por la comunidad internacional, salvo excepciones de pequeños países. Expertos consultados para un reportaje en este periódico coincidieron en que Cataluña no recibiría la solidaridad exterior ni aun en el caso de que Rajoy llegara a suspender la autonomía o llevase a Mas a los tribunales, como no la recibió el Ulster cuando Londres le arrebató sus poderes. Cataluña, por ahora, dispone de escasos aliados extranjeros, y los apoyos serían menores si el Parlament aprobara una declaración unilateral de independencia. 

Marc Sanjaume, politólogo de la Universitat Pompeu Fabra (UPF), añadió un matiz. A su juicio, que el Ejecutivo de Rajoy suspendiera la autonomía o llevase al Govern ante la justicia socavarían su legitimidad, igual que si este procediera a una intervención armada. "Una situación de bloqueo en un previsible rechazo de Madrid a la declaración de independencia sí podría provocar la mediación de un tercer actor, como las instituciones europeas. Ello implicaría de alguna forma el reconocimiento de las autoridades catalanas", señala. Liñeira prefiere no situarse en esa tesitura, porque está convencido de que los dos Gobiernos, en Madrid y en Barcelona, "van a cuidarse mucho para no dar pasos en falso". Molina, sin embargo, considera que una declaración unilateral "no tendría ningún recorrido". "Mas sabe que haría el ridículo. Se arriesgaría a que el Gobierno le suspendiera la autonomía y nadie en la comunidad internacional se rasgaría las vestiduras por eso a pesar de que sí se generaría una situación de tensión", analiza. 

04. Entrada de ERC en el Govern 

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Aunque le ofreció estabilidad parlamentaria a cambio de un calendario claro para la consulta soberanista, ERC ya rechazó en 2012 entrar en el Govern de Artur Mas. La entrada de los republicanos en el Ejecutivo catalán genera un importante debate en el seno de los partidos afectados. En el último año CiU ha hecho llamamientos constantes a ERC para que aceptara entrar en el Govern y compartir así el desgaste asociado a la toma de decisiones, pero el pacto no llegó a producirse. Los expertos consultados tampoco consideran que vaya a producirse ahora. 

"Esquerra tiene pocos incentivos para hacerlo porque en el último año ha comenzado a subir en las encuestas", dice Barbet. La realidad es que diferentes sondeos electorales publicados en el último año vienen señalando el ascenso de los republicanos. El último Barómetro del CIS reflejó una caída de la estimación de voto de todos los partidos políticos salvo Esquerra Republicana de Catalunya, que pasaría del 2,5% de los votos de abril al 3,3. Encuestas de intención de voto en comicios en Cataluña también han mostrado el sorpasso. El periódico El Mundo publicó el pasado 1 de septiembre una encuesta de Sigma Dos que señalaba que ERC ganaría las elecciones catalanas con un 23,2% de los votos –diez puntos más de los que obtuvo en las autonómicas de 2012– frente al 19,1% que obtendría CiU, que bajaría hasta once puntos respecto a esa misma fecha.

"Es normal que ERC tenga poco interés por salvar los muebles de CiU cuando precisamente los republicanos viven en parte de sus fracasos. No obstante, también hay que tener en cuenta que cuanto más unido esté el bloque pro independencia más fuerza y credibilidad tiene el movimiento", sentencia la investigadora Berta Barbet. 

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