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Interparlamentaria del PP

Rajoy calla sobre el escándalo de las tarjetas y acusa a Mas de querer “liquidar el sistema”

Mariano Rajoy, durante la clausura de la XXI Interparlamentaria del PP en Guadalajara, este 4 de octubre de 2014.

J. R.

En un momento en el que el caso de las tarjetas B de las que dispusieron 86 consejeros y directivos de Caja Madrid y Bankia escandaliza a la opinión pública, ocupa titulares y se ha cobrado ya varias dimisiones, Mariano Rajoy calla. Este sábado no hizo referencia alguna a este asunto, pese a que afecta a 27 miembros de su partido y pese a que incluso su Gobierno ha puesto en marcha la maquinaria para investigar qué ocurre con las tarjetas opacas en todas las empresas, no sólo en las del Ibex 35. Las renuncias se han producido en muy pocas horas. Por ahora, van siete. Entre ellas, cuatro de dirigentes del PP, a las que hay que sumar la destitución de otro más, Beltrán Gutiérrez, asesor del Grupo Municipal Popular en el Ayuntamiento de Madrid, ordenada por Ana Botella, aunque todavía sigue siendo gerente del PP regional

En la clausura de la XXI Interparlamentaria del PP, en Guadalajara, el presidente sí habló de aquello en lo que se siente más cómodo, la economía y su política de recortes ("reformas", en el léxico gubernamental). Y, por supuesto, del desafío soberanista. Este ocupó la última parte de su alocución, y en ella empleó la máxima contundencia, reiterando su discurso de que nadie puede saltarse la ley y acusando a Artur Mas –sin citarlo– de querer "liquidar el sistema". 

Rajoy hizo primero patria de la Constitución, "una de las operaciones políticas más importantes que se hicieron en Europa y en el mundo en los últimos decenios", y que fue producto del acuerdo "de mucha gente", que tenía "orígenes políticos muy distintos". Y "en tiempo récord", se pasó de una dictadura a una democracia parlamentaria. Un "cambio de modelo de Estado" completo, del sistema centralista del franquismo a uno autonómico. Entonces se acordó de Escocia, donde "no hay ni la mitad, de la mitad, de la mitad de la autonomía" de que gozan las comunidades en España. Y aquí, enfatizó, "se hizo por acuerdo, porque la Constitución es de todos, y todo el mundo cedió en sus planteamientos". 

Después aterrizó en Cataluña. Allí se ha actuado "por encima de la ley", dijo. En todo momento quiso citar al president de la Generalitat y el frente proconsulta. El jefe del Govern convocó un referéndum para el 9 de noviembre "que no podía convocar porque no tenía competencias" y pretendió "privar del derecho a opinar sobre su país a todos los españoles", subrayó. El Gobierno recurrió y el Tribunal Constitucional suspendió en tiempo récord la consulta. "Un gobernante no puede hacer lo que quiere", porque está "sometido a la ley". "Y si se la salta estamos en otra historia. Y sin ley no hay democracia, porque la ley es regla de juego, es convivencia y son drechos fundamenteles de la gente". Rajoy insistió en que Mas "sabía" lo que iba a ocurrir, sabía que el Ejecutivo iba a recurrir su Ley de Consultas y su decreto de convocatoria porque se lo dijo "varias veces", como el president "intuía" que el TC iba paralizaría de forma automática el 9-N y todos los actos derivados de la consulta. 

Al PSOE, menos "eslóganes" y menos "conejos de la chistera"

"Este es un gran país, y por enciama de la ley no hay nadie. Primero, la ley, y luego todo lo demás". Después utilizó su ya típica fórmula de retar a la Generalitat, emplazándole a presentar una oferta de cambio constitucional, aunque desde luego él no está por la labor: "Las leyes se pueden cambiar y las leyes se cambian, por supuesto, pero las leyes no se violan. Y si alguien quiere cambiarlo tiene que hacerlo por los procedimientos establecidos en la propia ley porque si lo hace de otra manera, liquida el sistema y las reglas de juego que entre todos nos dimos. Esto es lisa y llanamente el abecé de una democracia moderna como es la nuestra". Las leyes se cambian, reiteró, "con el acuerdo de todos, no porque lo diga nadie en concreto". Aplausos de la parroquia popular congregada en la ciudad manchega. 

Rajoy remarcó que la "salida" a la situación en Cataluña sólo es una, "ley y diálogo", frente a lo que él dijo haber vivido "en los últimos meses" –"imposición, monólogo y hechos consumados"–. El diálogo es "avanzar hacia un nuevo punto de encuentro". Y para eso el presidente pone una condición: que se haga "dentro del campo de juego donde cabemos todos", que es la ley, porque "la ley es el diálogo de una democracia consigo misma". Dicho de otro modo: el presidente está dispuesto a negociar siempre y cuando se acate la legislación y al TC y Mas se olvide definitivamente del referéndum del 9-N.

El jefe del Ejecutivo también envió un recado al PSOE: que deje de proponer lo que él llamó "ocurrencias". En momentos de "dificultad", hay que primar "la serenidad, la calma" y actuar "con responsabilidad". Y entró en el cuerpo a cuerpo con Pedro Sánchez, también sin citarlo: "Si algún partido cree que todo se arregla reformando unos cuantos artículos, que nos diga exactamente qué quiere hacer". Como viene haciendo su partido, demandó por tanto concreciones, que el secretario general del PSOE no cree todavía necesarias porque se cerraría la puerta al consenso a la primera. "Este no es momento para hacer eslóganes y sacarse conejos de la chistera. Es un momento para saber lo que hay que hacer y actuar con prudencia –aseguró–-. Creo que puedo pedir a nuestros adversarios políticos mucha responsabilidad, que en algunos temas la están teniendo, pero en otros la estamos esperando".

Para concluir, Rajoy ofreció un argumento tomado de la campaña unionista escocesa, del Better together: "Yo quiero que sigamos juntos", por las relaciones que unen a España y Cataluña, porque ambas han hecho "grandes cosas juntas", porque no quiere que "una parte se vaya de Europa", ya que sería "malo para ellos [los catalanes] y para todos]". "Separados somos menos, menos fuertes, menos prósperos, con menos bienestar y menos influyentes. Juntos abrazamos nuestra historia, la reconocemos, ganamos todos, nos superamos. Más gente, mas bienestar, más fuertes, más influyentes", cerró, entre la ovación de los dirigentes del PP. 

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El Gobierno no se ha "doblegado" frente a la crisis

El jefe del Ejecutivo complementó su intervención con la referencia a la situación económica, aprovechando que los Presupuestos Generales del Estado para 2015, los últimos de la legislatura, se presentaron este pasado martes. De nuevo, triunfalismo. Hay "menos personas inscritas" en los registro del paro, las cuentas abren "un horizonte de esperanza", tienen una "vocación social sin reservas" y "fortalecen el Estado del bienestar" –frente a los PGE del PSOE, que eran "papel mojado"–, y se ha luchado para superar la crisis. 

"En poco más de dos años y medio, los españoles podemos decir con tanto realismo como con orgullo, que lejos de hundirnos, hemos dado un paso adelante y que lejos de doblegarnos antes esos que no ven nada bien y ante la fatalidad de la crisis, le hemos plantado cara y estamos ganando el pulso", señaló. Aunque ya se pueda pronunciar la palabra "recuperación", pidió a los suyos no caer en la "autocomplacencia", porque aún queda mucho por hacer, especialmente para reducir las escandalosas cifras de desempleo.

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