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LOS INTERESES DEL FUTURO COMISARIO

Los socialdemócratas aúpan a Cañete como comisario de Energía y Acción Climática con el rechazo del PSOE

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Con desagrado por sus vínculos con el mundo del petróleo a través de dos empresas de su familia en las que tuvo acciones hasta hace tres semanas y en cuyo historial aparecen Panamá y las Antillas Holandesas y con una disciplina de voto fracturada aunque suficiente para garantizar el pacto con los conservadores, los socialdemócratas europeos auparon este miércoles a Miguel Arias Cañete como futuro comisario de Energía y Acción Climática.

En el capítulo español, votaron no los eurodiputados del PSOE, que se desmarcaron de la directriz expresa impartida por la cúpula socialdemócrata; los de IU y los de Podemos. Desde Milán, el presidente del Gobierno se congratuló del resultado porque Cañete conserva la cartera que "interesaba" a España y porque es "positivo" para el Gobierno y para el país, informa Europa Press.

La votación, individual y secreta, se saldó con la participación de 128 de los 135 diputados de todos los grupos que pertenecen a las comisiones de Industria y Medio Ambiente, aquellas a las que tocaba refrendar la nominación de Cañete.

Y de esos 128 votos, Cañete logró 77 favorables (el grupo Popular Europeo, PPE, mayoritario en la Cámara y que computa 40 diputados entre las dos comisiones), 48 negativos y tres abstenciones para su designación al frente de las dos carteras citadas.  

En la primera votación, donde los parlamentarios decidían si era apto para integrarse en el futuro Ejecutivo europeo con independencia de qué cartera ocupase, obtuvo 83 apoyos, 42 rechazos y tres abstenciones. Por la mañana, el eurodiputado del PP Esteban González Pons había enviado una carta a todos los parlamentarios españoles en la que pedía el voto para Cañete por razones patrióticas.

El exministro sumó a los votos del PPE los de 37 de eurodiputados de otras formaciones. Entre los 48 rechazos que cosechó, solo se conocen con certeza los siguientes: los 10 del grupo Verde –que cuenta con el apoyo de Equo-, los nueve de la Izquierda Unitaria Europea –que engloba a IU y Podemos- y, no por minoritario menos significativo, el de los tres socialistas españoles presentes en esas dos comisiones: Iratxe García, jefa de la delegación; Soledad Cabezón y José Blanco.

Es una incógnita qué votaron uno por uno los miembros del grupo Liberal (12 diputados en ambas comisiones, ninguno de ellos de UPyD, que se posicionó contra Cañete), los de la Europa de la Libertad (el de los italianos de Cinque Stelle de Beppe Grillo, que cuentan aquí con ocho escaños) y los no adscritos (nueve). Ni siquiera trascendió quiénes son los siete parlamentarios que, por una u otra razón, no llegaron a votar.

Los Verdes: "Una bomba de relojería"

Lo sucedido desató las iras de Los Verdes. El asesor de Equo en el Parlamento Europeo, Florent Marcellesi, quien diseñó la campaña del grupo verde contra Cañete por su “conflicto de intereses”, expresó su enfado con una nota: "Este resultado –dice el texto- solo ha sido posible gracias al apoyo de los socialdemócratas y de los liberales. El grupo socialista europeo ha puesto por encima sus intereses partidistas antes que su compromiso con la transparencia y por una Europa limpia. Es un espectáculo lamentable por su parte y le deseo mucha suerte para explicar su decisión ante la ciudadanía”.

Marcellesi cree que Cañete es "una bomba de relojería" para la Comisión. "Se ha demostrado claramente que no es independiente, que ha mentido al propio Parlamento al negar haber tenido nunca negocios en paraísos fiscales o la existencia de una red empresarial familiar que controla varias petroleras".

Tras la votación, la jefa de la delegación socialista española, Iratxe García, extrapoló los datos de las comisiones de Industria y Medio Ambiente para concluir que “el 40% de los parlamentarios europeos han votado en contra de que Cañete sea comisario de Cambio Climático y Energía”. Y ese hecho, añade en un comunicado, “ha supuesto un gran deterioro para la imagen de nuestro país y de la capacidad de influencia de España en la toma de decisiones en las instituciones europeas”.

Según García, “a falta de confianza y de credibilidad de Cañete es tal que estará vigilado y tutelado por el vicepresidente [Hans] Timmermans [socialdemócrata holandés], que recibe las competencias de sostenibilidad medioambiental”. O sea, será el jefe –al menos formal- de Cañete, aunque está por ver si eso introduce novedades.

“Si no hay ideas, al menos habrá petróleo”

Aunque nadie se atreve a precisar cuántos de los 35 diputados socialdemócratas habían votado a favor de Cañete, fuentes parlamentarias creen que al menos 15 rompieron la consigna de apoyarle y pulsaron la tecla del no. Uno de los diputados franceses del grupo, Edouard Martin, reveló en las redes sociales el carácter negativo de su voto. “Con Cañete –ironizó en su cuenta de Twitter - si la Comisión no tiene ideas, al menos tendrá petróleo”.

Pero no fue la delegación francesa sino la más modesta española -14 de los 191 parlamentarios del grupo- la que votó en bloque contra Cañete. Con su rechazo al nuevo comisario, los socialistas españoles se desmarcan por segunda vez de las directrices del grupo socialdemócrata desde la llegada de Pedro Sánchez a la secretaría general del partido. En verano votaron no a Jean-Claude Juncker como presidente de la Comisión y ahora han intentado parar al exministro del PP.

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Qué consecuencias le acarreará su posición díscola dentro del grupo socialdemócrata está por ver, aunque los socialistas son conscientes de que, hoy por hoy, se juegan mucho más en España que en Bruselas. El PSOE no ha conseguido arrancar del grupo socialdemócrata lo que se avizoraba como una especie de premio de consolación: el compromiso de presionar a Juncker para que recolocase a Cañete en una comisaría ajena por completo al petróleo y que alejara así la sombra del conflicto de interés que planea por su vínculo pasado con las dos petroleras de su familia –Petrologis Canarias y Petrolífera Dúcar- y el que su cuñado y antiguo socio, Miguel Domecq, aún mantiene.

El malestar en el grupo socialdemócrata se hizo patente en la reunión que todos sus miembros celebraron antes de la votación bajo la batuta de su presidente, el italiano Gianni Pittella. Distintas fuentes parlamentarias aseguran que, de haber asistido a esa reunión, cualquier observador independiente habría concluido que sus diputados plantarían a Cañete un no gigante y unánime: hubo más de 20 intervenciones críticas, aseguran testigos presenciales.

Pero, al final, primó la decisión de “no poner en riesgo” la estabilidad del pacto con el PPE. O sea, la gran coalición europea entre conservadores y socialdemócratas que navegará con el luxemburgués Jean-Claude Juncker al timón. Un miembro del grupo socialdemócrata, segundo en la Cámara por número de escaños, resumió así lo sucedido: “Somos rehenes, y si queríamos seguir teniendo a Pierre Moscovici [socialdemócrata francés] como comisario de Asuntos Económicos para dar un giro en Europa, había que votar a Cañete”.

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