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Gran coalición

El PP considera que el debate sobre la gran coalición sólo perjudica al PSOE

Mariano Rajoy y Pedro Sánchez minutos antes de su primera entrevista en el palacio de la Moncloa, este 28 de julio.

¿Hay una estrategia clara dentro del Partido Popular y el Gobierno para preparar el terreno de una gran coalición si, pasadas las generales de 2015, los resultados no permiten a conservadores o socialistas gobernar en solitario? Esta es la pregunta que infoLibre ha trasladado a destacados dirigentes de la formación presidida por Mariano Rajoy. Y la respuesta ha sido unánime: no. "Cada cosa, a su tiempo", mantienen. No obstante, pese a que aplazan el debate al día después de las generales, no están por la labor de esquivar el tema, convencidos de que se trata de una cuestión que –a diferencia de lo que puede ocurrir en las filas socialistas– su electorado no va a penalizar. "Basta ver la reacción de Pedro Sánchez y su equipo cada vez que sale a relucir el tema para saber que este debate les hace mucho daño", señala un diputado.

Esta necesidad de contextualizar en el tiempo –una vez escrutadas las urnas– una posible gran coalición no sorprende en boca de cargos del Partido Popular. De hecho, así ocurrió a lo largo de todo el fin de semana pasado después de que el viernes, en su rueda de prensa de fin de año, el presidente del Gobierno hiciera una sonora defensa del bipartidismo y la alternancia de poder entre socialistas y conservadores. Para Rajoy, más allá de este sistema, campa la "inestabilidad, el retroceso y la falta de bienestar". No citó a Podemos, el partido revelación, pero hubo pocas dudas de que se refería a ellos. Tampoco se refirió abiertamente al tema de la gran coalición, aunque no cerró ninguna puerta.

En este sentido, Javier Arenas, un hombre de la máxima confianza de Rajoy y responsable del área autonómica y local del partido aseguró el domingo, en declaraciones a la agencia Europa Press, que temas como el de los gobiernos de coalición "se hablan la noche de las elecciones o al día siguiente". Pero sí señaló que, a su entender, son "imprescindibles" los "pactos de Estado entre PP y PSOE" ya que ambos tienen "una responsabilidad ante la sociedad española".

El "riesgo" de Podemos

Un día después, este mismo lunes, el portavoz del PP en el Senado, José Manuel Barreiro, calcó el discurso de Arenas al defender que su partido y el PSOE lleguen en el futuro a acuerdos que permitan una "estabilidad política" si la entrada de Podemos en el Parlamento dificulta las mayorías para gobernar.

"Garantizar la estabilidad política es fundamental, es garantizar el Estado del bienestar. Las propuestas de Podemos suponen un riesgo y me parece positivo desde esa perspectiva que todos los partidos que creemos en un marco apoyado en las instituciones democráticas reconocidas en la Constitución, que en esas cuestiones estemos de acuerdo", señaló el senador.

En el PP niegan haberse conjurado para preparar el terreno para una gran coalición. De hecho, sostienen que, lejos de haber madurado en sus filas, el tema empezó a moverse antes de las elecciones europeas de mayo en sectores muy concretos del principal partido de la oposición. "La única estrategia es mostrarnos como lo que somos: la garantía de la estabilidad", recalca un miembro del Comité Ejecutivo Nacional. En esta línea, sí existe el objetivo de que el PSOE de Pedro Sánchez se retrate y enseñe sus cartas. Es decir, que aclare si estaría más por apoyar al partido de Rajoy o al partido de Iglesias. De ahí, la insistencia en estos últimos días en la necesidad de pactos de Estado en el futuro entre PP y PSOE o la permanente invitación de los conservadores al jefe de los socialistas a que explique de forma concreta su propuesta de reforma de la Constitución.

Movilizar al electorado

Pese a las críticas del PP al PSOE de Sánchez –Rajoy ha dicho en más de una ocasión que añora la etapa de Alfredo Pérez Rubalcaba– el presidente del Gobierno dejó claro el viernes en su rueda de prensa que lo natural, si no existe la mayoría suficiente para que uno de los dos partidos gobierne, es que se alíen. Estos argumentos no cayeron por igual entre los suyos. Un sector considera que la parte en la que consagró el bipartidismo fue excesiva porque lo que en realidad estaba haciendo era asumir que iba a perder. Otro, por el contrario, mantiene que en un momento en el que gran parte de su electorado está instalado en la abstención no está de más recordar que si no salen a votar les espera, como poco, un Gobierno de coalición. Salvando las distancias, es algo similar a lo que ocurre con Podemos. En Génova, sede nacional del PP, consideran que el partido de Iglesias es un filón para movilizar a esos 2,8 millones de votantes que les votaron en 2011 y que ahora les dan la espalda.

infoLibre viene informando desde hace meses de la trastienda de la que podría ser una gran coalición, una operación política que está en marcha desde el otoño pasado con el impulso del Gobierno, de sectores del Partido Popular, de la denominada vieja guardia socialista –con el protagonismo del expresidente Felipe González, como él mismo reconoció–, animados por las empresas más representativas del Ibex 35 y por la influencia mediática de Prisa, editora del diario El País. En los últimos meses, este debate ha agitado, con mayor o menor intensidad, la vida política. 

Un debate recurrente

En las filas socialistas no sentó nada bien que, en plena campaña de las europeas, el expresidente González se mostrara partidario de este sistema "si el país lo necesita". Lo hacía el domingo 11 de mayo, el mismo día que el candidato del PP, Miguel Arias Cañete, sostenía algo similar en una entrevista concedida a la agencia Colpisa. El enfado en las filas socialistas fue mayúsculo por lo delicado del momento en el que se reavivaba el debate. La candidata, Elena Valenciano, y el entonces secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, se vieron obligados a salir a desmentirlo tajantemente

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En esta ocasión, tras la rueda de prensa del presidente del Gobierno, como sucedió a principios de mes con unas declaraciones de María Dolores de Cospedal en la misma línea, la reacción del equipo de Pedro Sánchez ha sido la misma: negar de forma rotunda que vayan a prestarse a un pacto con Rajoy tras las generales de 2015. Con el voto de la izquierda tan fragmentado y la fuerte irrupción de Podemos, los socialistas huyen de cualquier identificación con la derecha. 

Hasta la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, se vio obligada este lunes a entrar en el tema, después de una cadena de desmentidos por parte de sus compañeros. La dirigente andaluza consideró "imposible" que su partido y el PP gobiernen juntos, aunque si se mostró partidaria de que todas las fuerzas políticas estén unidas en la reforma de la Constitución.

"A la vista está cómo entiende la política de austeridad el Gobierno de España y cómo Andalucía reivindica la política de crecimiento y estímulo económico; son dos ideas de la política y dos proyectos distintos y de la economía también", justificó su negativa a un pacto PP-PSOE.

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