Chema Gil, experto en terrorismo islamista

“El yihadismo tiene bajo un control total el campo de batalla de Internet”

“El yihadismo tiene bajo un control total el campo de batalla de Internet”

"Sin entrar en histerismos ni perder nuestra fortaleza moral, debemos de contemplar es esto como lo que es: una amenaza que se dirige contra el mundo". Quien se expresa en unos términos tan duros es Chema Gil, director del departamento de estudios sobre terrorismo del Instituto de Seguridad Global –un think tank que se dedica al análisis y la formación sobre seguridad internacional–, que en una conversación con infoLibre alerta de que los terroristas están ganando la partida a los Estados en el campo de batalla virtual.

PREGUNTA: El atentado de París es el más grave de los últimos 40 años en suelo francés. ¿Existe un salto cualitativo con respecto a acciones realizadas en años anteriores?

RESPUESTA: Estamos ante un fenómeno complejo. Estos terroristas se caracterizan por lo que los analistas llamamos la metamorfosis dinámica: actúan donde pueden, como pueden y cuando pueden. La metodología que se utilizó en el atentado de París es similar a la que ya han utilizado otras células en el pasado y no es una novedad, porque estos ataques individuales, poco complejos y con poca preparación, están recogidos ya en el manual del yihadista que escribió en su día el español Mustafá Setmarian [en su día, un destacado dirigente de Al Qaeda]. Lo que pasa es que dirigimos miradas simplistas y con poca memoria a estas acciones, y sólo atendemos cuando nos tocan de cerca. Sólo nos hemos fijado en las decapitaciones, por ejemplo, cuando asesinaron al pobre James Foley, pero yo llevo ya tres años viendo decapitaciones.

P: Habla usted de células y no de lobos solitarios, como ocurría en los últimos años...

R: Es que los periodistas incurrimos, por las prisas, en la indefinición, y nos permitimos el lujo de no utilizar con precisión los términos. Un lobo solitario se caracteriza por la individualidad en sus acciones, no tiene vinculación jerárquica con ninguna organización, lleva a cabo su proceso de radicalización sólo, y no tiene detrás un grupo que le apoya. Pero los terroristas de París forman parte de un grupo, de una célula de mínima integración. Por lo que sabemos ahora mismo, han realizado una labor de documentación previa al atentado, y lo han planeado de manera compleja.

Otra cosa es que las células de minima integración actúen solas, pero eso no significa que no tengan vinculaciones con otras personas ni que no estén jerarquizadas. La de París es una célula que ha obtenido armamento complejo, un armamento que no es casero, y además uno de los dos hermanos a los que han identificado [Chérif Kouachi] no es un neófito, sino que tiene un historial delictivo amplio relacionado con el terrorismo [en 2008 incluso fue condenado por haber participado en una red de captación y envío de combatientes a Irak].

P: ¿Suponen una amenaza real los terroristas que vuelven con entrenamiento de países como Siria?

R: Mi análisis es que sí, son una amenaza, aunque el nivel de riesgo hay que analizarlo país a país. Yo llevo dos años hablando con yihadistas vinculados a España y su discurso ha ido evolucionando: antes hablaban fundamentalmente de recuperar Al Ándalus, y ahora han pasado a un discurso en el que contextualizan cuáles serían sus principales acciones, diciendo cosas como "atacaremos vuestas comisarias y vuestras iglesias". Estamos ante una amenaza real que es un fenómeno global, otra cosa es que lo percibamos como tal. Y, sin entrar en histerismos ni perder nuestra fortaleza moral, lo que sí debemos es contemplar esto como lo que es: una amenaza que se dirige contra el mundo.

Yo con el ataque de París no estoy sorprendido. Estoy desconcertado, entristecido y apabullado, pero llevo diciendo varios años que este tipo de amenazas se iban a concretar en Europa con este tipo de ataques, aunque a veces compañeros de profesion me han dicho que tenía una visión alarmista. Pero lo que ha pasado en Canadá, lo de Francia, que se hayan desarticulado una decena larga de células yihadistas en España y en Marruecos, lo que ocurrió en Australia con el secuestro en la cafetería y donde semanas antes un individuo acuchilló a un policía, el ataque yihadista en la plaza de Tiananmén de Pekín... Estamos ante un fenómeno global.

P: ¿Qué medidas están tomando los gobiernos europeos para luchar contra esta amenaza?

R: Este fenómeno terrorista se despliega en dos campos de batalla. El primero es la realidad, lo que vemos: los degollamientos, las conquistas de territorio, las torturas... Pero el campo de batalla de Internet es igual de importante, porque es ahí donde las redes captan nuevos yihadistas, donde realizan procesos de radicalización en masa, y contra esto no existe una estrategia ni por parte de España ni en general por parte de los Estados. Este campo el terrorismo lo tiene absolutamente controlado, porque no se da voz, por ejemplo, a las comunidades islámicas que podrían contrarrestar con su mensaje a las ideologías yihadistas. Es verdad que la policía utiliza las redes sociales para identificar a individuos que pueden suponer una amenaza, pero el problema es que se actúa de manera reactiva y no proactiva.

P: ¿Por qué los Estados no elaboran una estrategia común a este respecto?

La verdad es que yo no consigo entender por qué la lucha contra el yihadismo en Internet no está internacionalizada. Y no consigo entender que un Estado, con la fortaleza que se le supone, no sea capaz de generar sinergias, con analistas o con la comunidad islámica, para que respondan de manera masiva y global a lo que los terroristas hacen de forma global y masiva. Sólo operan los policías, que además en el caso de España lo hacen muy bien –la Comisaría General de Información, por ejemplo, realiza un trabajo absolutamente brillante–, pero las investigaciones en redes sociales, por ejemplo, son una táctica, pero no parte de una estrategia.

P: Parece que sí hay datos sobre los españoles que han viajado a Siria e Irak para combatir

R: Hoy [por el jueves] el ministro del Interior [Jorge Fernández Díaz] ha dicho que hay 70 españoles en estas circunstancias. Hace un mes eran 50. La estimación que hacemos algunos analistas es que estaríamos hablando de no menos de 150 personas vinculadas a España que estarían combatiendo allí. La falta de concreción sobre cuántos españoles han ido se debe a que no todos tienen perfiles en redes sociales, y a que cualquier persona con DNI puede viajar a Turquía sin dar explicaciones.

Turquía, durante dos años, ha sido una puerta abierta para miles de yihadistas que en teoría iban a combatir al presidente [sirio, Bachar] Al Asad, pero que al final han terminado haciendo fuertes a Al Nusra [un grupo terrorista sirio vinculado a Al Qaeda] y al autodenominado Estado Islámico (EI). De hace un año para acá todo se vigila más, pero queriendo debilitar a Asad la comunidad internacional hizo 'manitas' con el yihadismo durante dos años, y en Turquía los yihadistas no encontraron el más mínimo problema.

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P: Se habla de que el EI gana un millón de dólares al día por la venta de petróleo. ¿Cómo es posible combatirlo cuando tiene una financiación tan potente?

R: Es cierto que el menor de los problemas del EI es la financiación. Cuando se hicieron con el control del norte de Irak y llegaron a Mosul, la segunda ciudad del país, se hicieron con el dominio de la sede del banco central donde consiguieron centenares de millones de dólares, y además tienen la comercialización de gas y petróleo, al margen de que probablemente les llegue financiación y armas de algunas familias de países del Golfo. Yo creo que habrá que terminar combatiéndolos bélicamente; puesto que su estrategia es militar, habrá que responder allí, porque con los ataques aéreos no se va a acabar con ellos. El pecado de 2003 hace que nadie quiera poner pie en tierra, pero al final habrá que hacerlo.

Aquí habrá que enfrentarlos con una gran operativa policial y con unos Estados que generen sinergias con los que pueden aportar en la lucha contra el yihadismo y generar estrategias para combatir en el campo de batalla virtual. Y habría que implantar un marco jurídico que tipifique claramente aquellas conductas criminales que se sabe que son fundamentales en la generación de estos terroristas. Se echa en falta, por ejemplo, una legislación que permita perseguir el adoctrinamiento pasivo: si yo digo que hay que hacer la yihad en Siria y combatir a Occidente y eso simplemente se considera una ideología política y no se penaliza, no se está actuando con responsabilidad ni se está entendiendo ante qué tipo de peligro nos encontramos.

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