Talento a la fuga

“Seguiré dando vueltas por el mundo hasta que España mejore”

“Seguiré dando vueltas por el mundo hasta que España mejore”

Regresó hace unos meses de Hollywood, Los Ángeles, para darle “una segunda oportunidad a España y buscar un trabajo”, pero se cansó de intentarlo. Garle Méndez, una canaria de 24 años, licenciada en Comunicación Audiovisual, pensó que la experiencia profesional que había acumulado durante 14 meses en una empresa que opera en la meca del cine comercial le abriría las puertas en el saturado mercado laboral español. Pero sus expectativas no han hecho más que estrellarse con una suma de ofertas precarias que la han empujado ahora a tomar la decisión de marcharse a Australia. Allí buscará las oportunidades que su país ha sido incapaz de ofrecerle. “Para quedarme hasta los 30 años trabajando gratis, teniendo la experiencia y los conocimientos que tengo, prefiero marcharme”, asegura.

Llegó a Hollywood con un contrato de prácticas de tres meses tras pasar por un duro proceso de selección en el que solo había espacio para una plaza. Allí trabajó en el área de producción de una gestora de derechos audiovisuales que se encarga de organizar alfombras rojas para el cine español, sin embargo, su estancia se acabó prolongando por más de un año. “A los jefes les gustó mi manera de trabajar y me quedé hasta que se agotó mi visado a los 14 meses”, explica. “Los tres primeros meses no me pagaban, pero luego me empezaron a pagar una cantidad más los gastos de manutención”. Una cuantía limitada pero que asegura, era “suficiente para vivir” y pagarse sus gastos.

“La gente ha perdido el sentimiento de valorarse”

“De repente te ves en el paseo de las estrellas, con alfombras rojas, las estrellas del cine, los fotógrafos… y piensas: seguro que esta experiencia la valorarán en España”, explica. Sin embargo, y a pesar de haberlo intentado, Garle solo se ha encontrado con la precariedad a su regreso. “He buscado en productoras, en empresas de publicidad, en medios de comunicación, en todo… y nada”, asegura con cierto tono de desaliento. “Me ofrecen prácticas o que me ponga de becaria pero, me he gastado mucho dinero en universidad, máster y títulos para, al final, darte cuenta de que estás en una cola con miles de personas a las que no se valora nada”, protesta. Una queja que extiende a la nueva modalidad de contratación que se ha impuesto en España: “Las empresas se han acostumbrado a pagar becarios, luego los despiden y contratan a otro que está esperando la 'oportunidad'”. Una práctica empresarial que abarata costes y a la que según Garle se han acostumbrado los miles de licenciados y graduados de las universidades españolas: “La gente ha perdido el sentimiento de valorarse. Ahora o aceptas, o te quedas en tu casa”.

Pero esta recién licenciada no está dispuesta a agarrarse a algo “que jamás habría aceptado”. Por eso prepara ya las maletas para marcharse a Australia después del verano. “Seguiré dando vueltas por el mundo hasta que la situación mejore en España”, asegura. Hará como “la mitad de los de su promoción”, que se encuentran ahora repartidos por las principales capitales europeas. “Hablo de gente con la que he estudiado y que considero muy buena. Gente que tiene mucho que dar, que hacía unos documentales y cortometrajes espectaculares, algunos de ellos premiados en festivales, y ahora están sirviendo copas en Londres”.

Más frustración que espíritu aventurero

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Ella sin embargo, ha elegido un destino lejano. Una decisión que complicará el contacto con su familia y amigos, pero que le evitará vivir rodeada de españoles. “Inglaterra, Francia o Alemania, ya vienen siendo pequeñas Españas. Ahora te vas a Londres y es como estar en tu país”. Una aseveración que encaja con los datos del INE, que apunta a estos tres países como los destinos preferidos por la cada vez más amplia cifra de emigrantes españoles. En cierto modo, Garle se marcha a Australia empujada por ese “espíritu aventurero” al que apelan determinados representantes políticos para salvar las cada vez más escandalosas cifras, sin embargo, en su decisión hay “más carga de frustración que de espíritu aventurero, lo que pasa es que esa frustración, luego te empuja a viajar”. De esta manera, Garle, ha hecho de la necesidad virtud: “Ya que me tengo que marchar, me voy lejos y por lo menos aprovecho que todavía soy joven y puedo descubrir mundo”.

“Ya solo creo en la persona que se busca la vida por sí misma”

Pero esta joven no pierde de vista la realidad de su situación. “En parte me siento una expatriada, porque no tengo la elección de quedarme. Es decir, tengo la obligación de irme”, reflexiona. Con todo, evita valorar la situación política española. También está cansada de promesas incumplidas. “Después de los últimos años me he vuelto apolítica. No creo en nada ni en nadie. Ya solo creo en la persona que se busca la vida por sí misma”. Y precisamente en esa búsqueda se encuentra ahora Garle, con la esperanza de encontrar el respaldo en los miles de compatriotas que ya han atravesado las fronteras españolas y que ahora, “hacen más piña que nunca” encontrando en ellos mismos el apoyo y la confianza que no les dio el país que, desde que estalló la crisis económica, les ha puesto una alfombra roja hacia el exilio.

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