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Elecciones andaluzas 22-M

“Nombrar a las víctimas del franquismo no da votos”

Manifestantes portan una bandera republicana en una imagen de archivo.

Olivia Carballar | Sevilla

Más de 130.000 represaliados en todo el país, unos 50.000 en Andalucía. Y sólo tres partidos, PSOE, IU y Podemos, incluyen propuestas relacionadas con la memoria histórica en sus programas para las elecciones andaluzas. Desde distinta óptica, PSOE e IU priorizan la aprobación de la ley autonómica que quedó en proyecto tras la ruptura del pacto de Gobierno. La norma, que iba más allá de la aprobada por José Luis Rodríguez Zapatero en 2007 al asumir el deber del Estado de las exhumaciones, fue impulsada por la Dirección General de Memoria Democrática, dependiente de una consejería gobernada por IU.

En su programa, la federación liderada por Antonio Maíllo deja clara esta cuestión: “[El proyecto] es el marco sobre el cual ha de trabajarse, sin rebajas ni condicionantes”, en referencia al “cierre en falso” de la ley de Zapateroley de Zapatero.

El PSOE se centra, por el contrario, en criticar el desmantelamiento que ha hecho el PP de esa misma norma: “Hemos visto cómo se han tomado decisiones por el Gobierno del Estado para olvidar nuestra memoria y para no aplicar la Ley de Memoria Histórica que aprobamos los socialistas para toda España. Andalucía tiene su propia memoria y tiene la legitimidad para exigir que no se olvide”, asegura el documento.

Podemos sólo dedica un párrafo de su programa andaluz programa andaluzy apuesta por abordar el asunto desde la perspectiva de los derechos humanos, sin recoger ninguna medida concreta: “Desde la base, dándole voz a la ciudadanía para impulsar actuaciones en la materia, teniendo como prioridad, la garantía de los Derechos Humanos y el cumplimiento de la justicia internacional. Pleno apoyo institucional en todos los ámbitos −cultural, político, judicial, económico− a la recuperación de la memoria histórica andaluza”.

En lo que no se diferencian ninguno de los tres partidos es en el tratamiento de la memoria en los mítines e intervenciones, donde resulta prácticamente imposible hallar alguna referencia a todas esas personas que reivindican en el papel. Tres familiares de víctimas del franquismo analizan para infoLibre los programas y la implicación de los políticos en la lucha por la verdad, justicia y reparación de las víctimas de los crímenes franquistas.

"La memoria no es una prioridad"

“A los partidos políticos creo que es más sensato evaluarlos por lo que hacen y no por lo que dicen, y más cuando tienen experiencia de gobierno y ya sabemos a qué atenernos. Tanto IU como PSOE tienen propuestas en sus programas que suenan bien, pero la realidad es que, cuando gobiernan, la memoria no es una prioridad ni en lo económico ni en el impulso político a las acciones necesarias en este campo, ni mucho menos en el respeto a los familiares, la pluralidad y el respeto a la diversidad de los actores presentes en el movimiento memorialista”, afirma Santiago Fernández, que logró enterrar dignamente los restos de su tío, perdidos en una cuneta de El Álamo (Sevilla), sin ayuda de ninguna administración.

Considera que el sectarismo de las políticas de memoria en los tres últimos años en Andalucía ha sido muy marcado y se refiere, en concreto, a la elaboración de la ley autonómica: “Ambos partidos [PSOE e IU] tienen como prioridad aprobar definitivamente una norma que aleja a los familiares y asociaciones de las decisiones y participación en este campo, que dificulta las exhumaciones y que es tan centralizadora que llega a proponer fuertes multas por el hecho de exhumar a un familiar sin la autorización de la administración, sin llegar a aclarar nunca cuáles serán los requisitos para dicha autorización”. En su caso, que exhumó la fosa de su familiar por su cuenta, se habría enfrentado a multas de entre 10.000 y 150.000 euros, según la actual redacción del proyecto de ley.

Guadalupe Martín cree que todas las propuestas políticas son propaganda enmarcada en grandes titulares, que ofrecen expectativas que luego no se materializan. “No soy simpatizante de ningún partido, por lo que no me da cercanía ninguna propuesta y, menos, tener expectativas en la democracia que nos venden estos partidos de izquierdas siempre echándose trastos a la cabeza. También porque parece que esperar de ellos es contentarnos con su forma de proceder sin cuestionar nada, simplemente por el hecho de que se encargan de gestionar la labor”, opina esta mujer de Córdoba, que busca los restos de su abuelo, supuestamente arrojado a una fosa en el cementerio de Adamuz.

“Por mi experiencia, puedo asegurar que el abordaje de la memoria histórica, de sus víctimas y familiares no depende del signo político sino de la sensibilidad de la persona responsable. Si esta persona muestra sensibilidad, principalmente hacia los familiares, seguro que los resultados serán satisfactorios. No se trata de contentar a todos, sino de cumplir en la medida de lo posible con sus demandas”, añade.

Martín se refiere a la labor realizada por IU al frente de las políticas de memoria de la Junta: “Desmenuza las propuestas pero, vista su actuación en la Dirección General y el trato recibido por el que fue su titular [el dirigente Luis Naranjo], considero que en realidad es un partido político que, a pesar de tener como base de trabajo y organización los consensos, estos no se han llevado a la práctica. Todo ha sido a base de golpe de BOJA [Boletín Oficial de la Junta de Andalucía], de Photoshop y de uso político. Y para colmo, parecen que están contentísimos de cómo lo han gestionado. Es un partido que no admite críticas, se ha apropiado de la memoria histórica y de la bandera republicana”, denuncia. Desde IU, siempre han defendido la visión pública de la memoria: “Los muertos no son sólo de los familiares, son de todo el pueblo andaluz”, aseguran.

A Paco Pimentel lo que le parece bochornoso es que otros partidos ni mencionen la memoria histórica: “Denota miedo y desconocimiento. En el caso del PP hay una cúpula convencida de que el franquismo era y sigue siendo la solución, y siguen creando una sociedad y una historia ficticias a su medida”, señala. Pero apunta a un matiz: “Hay mucha gente en el PP, sin embargo, que está con nosotros, aunque hayan tenido familiares asesinados y hayan creído la versión de los fascistas. Ahora también quieren que se haga la verdadera verdad. Algunos tenemos en nuestra asociación”.

Pimentel llegó a protestar con una huelga de hambre el pasado noviembre ante la intención de la Dirección General de Memoria Democrática de la Junta de exhumar, sin el aval de los familiares, la fosa donde se cree yacen unos 1.700 fusilados, entre ellos su abuelo, en Ronda (Málaga). Tras la ruptura del pacto de Gobierno, esa decisión –para la que la Administración autonómica había destinado 17.000 euros iniciales– está paralizada. Pimentel cree que tanto IU como PSOE se han visto obligados por los familiares a abordar la memoria a los que, dice, ahora quieren controlar: “Veo en sus propuestas intenciones manipuladoras y con la voluntad de marginar a los verdaderos artífices de haber guardado la memoria durante 78 años. No es suposición, es lo que hemos vivido en Ronda, donde querían exhumar la fosa sin contar con nosotros. Y pretenden institucionalizarlo de forma más efectiva, según nos ha demostrado IU”.

Los tres familiares de víctimas son más condescendientes con Podemos, aunque tampoco lo ven como una opción clara en este momento de aterrizaje. “Acaban de llegar y creo que aún les queda mucho camino que recorrer para ponerse al día en este tema. Queda por ver cómo lo abordarían”, denuncia Martín. Santiago Fernández es más optimista: “Sé que Podemos ha contado con gente del movimiento de memoria histórica para elaborar las cuestiones que plantean. Aunque es breve, está bien el programa. Habrá que ver si se lleva a cabo si alcanzan el poder. Eso es lo realmente importante. No han gobernado y, por ello, pueden tener el beneficio de la duda que a otros no podemos otorgarles debido a la experiencia, sobre todo la de los últimos tres años con casos que es mejor ni recordar”. Pimentel también salva al partido liderado por Teresa Rodríguez en Andalucía: “Como en tantas cosas, es la incógnita y la esperanza. Con IU y PSOE ya no hay incógnita y ya hace tiempo que se les pasó el arroz”.

Cero referencias en los mítines

Las explicaciones en los programas no se corresponden después con las reivindicaciones en sus actos, que son prácticamente nulas. ¿Por qué no suelen recordar estas propuestas, como sí hacen con otras, en sus mítines? “Me parece normal, y digo normal, no que me parezca bien. Son organizaciones recolectoras de votos, su aspiración es el poder y con tal objetivo la memoria estorba más que ayuda. Ponen a la memoria al servicio de su recolección de votos usándola de manera discrecional. Nombrar a las víctimas, reconocerlas y tenerlas en cuenta no da votos, por tanto no interesa”, explica Santiago Fernández.

Guadalupe Fernández considera igualmente que las víctimas nunca han interesado a los políticos: “Es como si fuera un problema de unas minorías sociales que hemos perdido la cabeza y ahora quizás algo más porque se ha hecho mucha fuerza. Además, tampoco interesa porque los problemas sociales que vive nuestro país no permiten abordarlas directamente en la campaña electoral”.

Miedo, vergüenza, incomprensión y cumplir con el guión sin quedar mal con las familias de las víctimas. Así resume Paco Pimentel esta paradoja. “Si no fuera porque temen quedar mal y, por tanto, perder votos, no llevarían la memoria histórica en sus programas. Si no fuera porque el miedo y el terror que se ha transmitido de padres a hijos y ahora también a nietos hace que las familias no hablen de sus desaparecidos y sus sufrimientos, tendríamos claro cuántos miles y miles de españoles llevamos el dolor de haber tenido víctimas o haber sido víctimas nosotros mismos”, reflexiona.

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Por un lado, ese ocultamiento y miedo, según Pimentel, hace que no se vea la fuerza que tiene la memoria histórica. “Por otro lado, hace que para estos políticos sea una incógnita que preferirían que no existiera, porque instalados en los privilegios como están, realmente la memoria histórica es un incordio”, denuncia.

Rotundamente no. Para nada. ¡Qué va! Son las respuestas de los tres a la pregunta sobre si los políticos se toman realmente en serio la memoria histórica. “Hay quien la usa para decir que por hacer algo en la cuestión ya es distinto a la derecha, al PP, y mientras, recorta en educación, sanidad y aplica un programa económico neoliberal. Usan la memoria para marcar distancias simbólicas, estéticas… poco más”, dice Fernández, en alusión al PSOE.

“Otros asimilan la memoria a la mera reivindicación de la II República como antecedente y justificación de su legítimo proyecto de III República, pero poniendo más énfasis e interés en esto que en las víctimas, los familiares, las exhumaciones y las políticas relacionadas con los derechos humanos”, sostiene en relación con IU. Los informes de organismos internacionales como Naciones Unidas pueden haber ayudado algo, opina Martín, aunque insiste en que prefieren seguir manteniendo el silencio para tener contentos a muchos sectores de la población.

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