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El espeleólogo superviviente acusa a la Gendarmería marroquí de “asesinato”

El espeleólogo superviviente acusa a la Gendarmería marroquí de "asesinato"

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El único superviviente del accidente que se produjo en el Atlas marroquí el pasado día 29 de marzo, Juan Bolívar, ha acusado este jueves a la Gendarmería marroquí de cometer un "asesinato" con su compañero de expedición José Antonio Martínez, que estuvo con vida y consciente cinco días antes del rescate, que fue una "chapuza".

En una multitudinaria rueda de prensa en Granada este jueves, que comenzó con un minuto de silencio en memoria de los dos fallecidos, Bolívar criticó la actuación de la Gendarmería marroquí en el rescate de la expedición, que estaba encabezada por Gustavo Virués e hizo un relato pormenorizado de lo que sucedió en la expedición tras dar las gracias a todos los que se interesaron por cómo se encuentra tras lo ocurrido, que se produjo el domingo 29 de marzo.

Según explicó, seis montañeros partieron a las seis de la mañana rumbo al Cañón del Wandrass acompañados por un guía local. Una vez en la entrada del cañón, el grupo se separó, y Gustavo Virués, José Antonio Martínez y Juan Bolívar se despidieron de sus compañeros, a los que estaba previsto que volverían a ver a los tres días.

Transcurridas 12 horas caminando, los tres pararon para comer y para revisar el dossier que tenían sobre el paraje, según el cual a unos 500 metros encontrarían una pequeña cascada que no podrían sortear, por lo que tendrían que hacer una pequeña subida. Efectivamente, según detalló, al llegar a la cascada se encontraron la primera rampa, por lo que habría que subir por una pared. Así las cosas, Gustavo Virués comenzó el ascenso, mientras que José Antonio Martínez le daba cuerda. Mientras tanto, Bolívar se quedó recogiendo el material para que estuviera preparado para el ascenso.

Como quiera que José Antonio dejó de tener contacto visual con Virués, decidió subir en su dirección. En un momento dado, sin que Bolívar se percatara de que ocurrió, tanto Virués como Martínez cayeron y todo sucedió "como si fuera una película".

Tras superar el "shock", Bolívar indicó que fue a ver a Martínez, porque era el que estaba más cercano. Vio que sangraba por la cabeza y que estaba convulsionando, pero estaba "consciente". Subió "como pudo" a comprobar cómo estaba Virués, que se había quedado colgando de una de las cuerdas, y vio que no reaccionaba, y lo dio por muerto.

Por ello, volvió a descender adonde se encontraba su otro compañero, al que ayudó a quitarse el arnés y lo desenganchó de la cuerda. Construyó "una especie de iglú" en la nieve para protegerle del frío y le puso su ropa y la de su otro compañero, que ya estaba fallecido. Bolívar buscó un refugio sin nieve y pasó la noche allí, pensando "en lo peor", por lo que escribió mensajes de despedida a sus allegados.

A la mañana siguiente recibió "con esperanza" que José Antonio seguía con vida, y así transcurrieron seis días, en los que le dio de comer y conversación. En un momento dado, aparecieron dos personas, que después se identificaron como de la Gendarmería marroquí, que le lanzaron una cuerda para que atara a la camilla a José Antonio.

Bolívar, sin embargo, se negó, y uno de los efectivos de la Gendarmería descendió finalmente. Bolívar le dijo entonces a su compañero que esperara "cinco minutos más" que se iban ya "a casa". Pero la camilla no subió, y el gendarme le dijo a Bolívar que no se preocupara, que había dejado a su compañero con la cabeza fuera del agua. "Yo no lo veía lógico, no sabía por qué la camilla no subía. Hubo otro tirón de cuerda, y quedó debajo de la catarata", indicó.

Llegó la noche y José Antonio "seguía en el agua", y Bolívar no podía hacer nada, mientras escuchaba a su compañero: "Me ahogo, me ahogo". Lo dio entonces "por perdido", y la Gendarmería desapareció de allí, y a las dos horas aproximadamente llegaron los efectivos de Protección Civil de Marruecos, pero su compañero, el que se había mantenido vivo esos días, al que había alimentado y cuidado, ya había muerto.

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Protección Civil le dijo entonces que la forma más rápida de salir de allí era "por un camino de cabras", y tuvo que caminar por él cuatro horas hasta llegar a un poblado, donde ya sí lo atendieron y lo llevaron en camilla.

Bolívar explicó que ahora siente "rabia" e "impotencia". "No podía hacer nada, ver cómo alguien se supone que viene a salvarte y hace esa chapuza te da mucha rabia", ha mantenido el único superviviente, que ha criticado que intentaran tirar "a pulso" de la camilla donde se encontraba su compañero, sin ningún tipo de otra ayuda, cuando eran "ochenta kilos" de peso muerto durante 300 metros.

Según indicó, "hubiera dado igual" que lo hubieran rescatado antes aunque de la misma forma: "José Antonio hubiera muerto igual", consideró Bolívar, que lamentó que llevara varios días hablando con su amigo de que volverían a España a ver a sus familias y le perdiera de vista "cinco minutos" y por ello falleciera.

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