Elecciones 24-M

El resultado de Madrid el 24-M, clave para la estabilidad del PP

El resultado de Madrid el 24-M, clave para la estabilidad del PP

Este sábado se celebra la fiesta del Dos de Mayo, día de la Comunidad de Madrid. A las 13.00 horas, cuando el presidente regional, Ignacio González (Partido Popular), salude a los invitados a su tradicional recepción, el jefe de su partido, Mariano Rajoy, estará en Toledo, en el acto oficial de presentación de María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP, como candidata a la Presidencia de Castilla-La Mancha. El presidente del Gobierno lleva años huyendo de esta celebración. La última vez que se le vio en esta fiesta fue en 2009, cuando Esperanza Aguirre todavía estaba al frente del Gobierno regional. Seis años después, han cambiado muchas cosas en el PP: Rajoy está al frente del Ejecutivo y a punto de agotar legislatura; la presidenta del PP de Madrid es ahora candidata a la Alcaldía, González está a punto de abandonar la primera de línea de la política y su compañera Cristina Cifuentes aspira a sucederle. Lo que no ha cambiado es la importancia para el PP de mantener bajo sus siglas los Gobiernos de la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid. Al efecto de capitalidad –todo lo que ocurre en Madrid tiene una relevancia nacional– se suma el efecto estabilidad para el partido. "Nos la jugamos en toda España porque las encuestas nos dan apretadas hasta donde siempre hemos ganado de calle. Pero Madrid tiene un efecto simbólico, por el desánimo que una derrota podría trasladar a nuestros cargos y militantes, y por lo que podría anticipar de cara a unas generales", valora un diputado nacional.

Tampoco ha cambiado la tensa relación entre el PP nacional y el madrileño. Es más, puede decirse que ha subido de decibelios si se tiene en cuenta que Aguirre esta misma semana ha dejado la puerta abierta a rivalizar con Rajoy por la presidencia del PP. Y si se tiene en cuenta, además, que la lideresa, como llegó a definirse a sí misma, es candidata gracias a un pacto con la dirección nacional del partido que pasa por que si gana y logra la Alcaldía de Madrid, tendrá que dar un paso atrás y ceder el liderazgo del PP de Madrid.

Los fieles al presidente del Gobierno están en la estrategia de que no es Rajoy, sino los respectivos candidatos municipales y autonómicos del PP los que se la juegan el 24-M. Es como si el presidente ya estuviese con la mirada puesta en su propia campaña, la que le llevará a presentarse por cuarta vez como candidato a la Presidencia del Gobierno. Pero la forma en la que Rajoy ha decidido implicarse en la campaña, con dos actos al día y pasando por todas las comunidades en las que se celebran comicios, choca con esta estrategia. En un primer momento, la idea de Génova, sede nacional del PP, era la de hacer una campaña muy centrada en los candidatos y no en el presidente. Consideraban que uno de los errores de la campaña andaluza, hacer del desembarco de Rajoy y sus ministros uno de sus ejes, había sido un fracaso a la vista de los resultados. Hace un par de semanas, cuando en el partido arreciaban las críticas a Rajoy por falta de autocrítica y de capacidad de reacción, sus asesores le recomendaron que se volcara en la campaña: si tan seguro está de que el mensaje de la recuperación va a calar ha de ser él mismo, el máximo responsable, quien lo explique.

En el caso concreto de Madrid esto le supone tener que compartir escenario con Aguirre y con Cristina Cifuentes, exdelegada del Gobierno de MadridGobierno.

En lo que tiene que ver con Cifuentes, Rajoy no tiene problemas. Es su elegida, la persona de su confianza a la que ha encomendado liderar la candidatura a una institución que, tradicionalmente en manos del PP de Aguirre, quiere tener algo más controlada. En la Comunidad de Madrid campó a sus anchas la trama Gürtel. También fue uno de los escenarios de la Púnica. El presidente del PP necesitaba una persona que conociese la política madrileña y sin vínculos con la corrupción, y recurrió a la delegada del Gobierno recurrió a la delegada del Gobierno.

Más problemas tiene en compartir escenario con Aguirre. Cuentan quienes conocen a Rajoy que el presidente no disimula que la presidenta del PP de Madrid le incomoda sobremanera, sobre todo porque ha sido un foco permanente de tensiones en lo que va de legislatura. "Dijo que se iba, pero nunca se fue del todo. Siempre estuvo ahí, al acecho, con la munición cargada para disparar contra el Gobierno y contra su jefe con el altavoz que le daba ser la presidenta del PP de Madrid. Tan poco creíble era su marcha que ahora es la candidata al Ayuntamiento", dice un alto cargo del partido.

¿Entonces por qué tiró de ella para ser candidata? "Porque era el mal menor", dice la misma fuente. Aguirre se había pronunciado de una forma tan clara sobre sus aspiraciones que Rajoy tenía muy difícil decirle que no, sobre todo cuando ya había descartado a su delfín, Ignacio González, como cabeza de lista a la Comunidad de Madrid. "El jefe es una persona de equilibrios y que huye de los conflictos internos y, tal y como nos daban las encuestas, recurrir a Aguirre era lo menos arriesgado", señala un concejal del Ayuntamiento incluido de nuevo en la lista al consistorio. "El PP de Madrid siempre ha sido la asignatura pendiente de Rajoy. Pero consideró que no era el momento de solucionarlo todo por la vía de la candidatura", dicen en el entorno del presidente.

Uno de los elementos claves para la estabilidad del partido va a ser, precisamente, la suerte que corra el PP de Madrid. Pese al pacto suscrito entre Rajoy y Aguirre según el cual si ella gobierna tiene que ceder el control del partido, los entornos de ambos coinciden en que va a ser un proceso complicado.

La candidata a alcaldesa, cuentan en su entorno, no está dispuesta a renunciar al control del PP de Madrid sin dar la batalla.Ya ha advertido de que, en el supuesto de producirse este escenario, todo se hará como marcan los estatutos. Es decir, con un congreso. Esto implica que ella y los suyos no tendrán difícil promover y apoyar a un candidato frente a aquel por el que apueste la dirección nacional del partido.

En el PP no pocos están convencidos de que Cifuentes es la persona en la que piensa Rajoy. Se produciría así esa costumbre no escrita pero sí asentada en el PP mediante la que el candidato a una comunidad o presidente regional ocupa también la presidencia autonómica del partido.

En el partido y entre los ministros está instalada la idea de que Rajoy, y así quedó sentenciado en el XVII Congreso Nacional del PP celebrado en febrero de 2012 en Sevilla, será el cabeza de lista a las generales de finales de año. Pero también está instalada la idea de que llegará con algunas heridas fruto de la contienda electoral del 24-M.

Entre las heridas que llevarán el nombre de Madrid está la de la posibilidad de que pierda Aguirre. Rajoy siempre podrá esgrimir ante los suyos que le dio una oportunidad pero que no ha surtido efecto. Pero no podrá esquivar las críticas de todos aquellos que llevan años pidiéndole que, por el bien del partido, apartase al aguirrismo que tanto dolores de cabeza le daba. Tampoco se descarta que si Aguirre no logra la Alcaldía, ella y su entorno achaquen el fracaso a las políticas del Gobierno y a un PP liderado por un equipo que se ha apartado de sus "principios y valores".

Si gana, Rajoy evita el escenario anterior, pero basándose en sus resultados –cuando se pongan en contexto con otros feudos del PP como Comunidad Valenciana, Castilla y León, Murcia...– puede encontrarse con Aguirre y los suyos sacando pecho de que sus propuestas han sido las que mejor acogida han tenido entre los ciudadanos.

Un mal resultado de Cifuentes también podría ser empleado por el PP de Madrid como una maniobra de desgaste a Rajoy. No pasa por alto que el candidato de Aguirre era González. Este escenario es, no obstante, a juicio de las fuentes consultadas, bastante improbable. "La diferencia entre una y otra candidata va a estar en torno al 1% en las urnas", mantiene un dirigente conservador que conoce muy bien la política madrileña. "El efecto Aguirre, concluye, va a ser más bien poco".

A día de hoy, las encuestas que maneja el PP hablan de que ni Cifuentes ni Aguirre van a lograr gobernar en solitario. Siguen siendo las candidatas más votadas, pero dependen de otras fuerzas, como Ciudadanos, para llegar al Gobierno.

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Ambas fueron las dos primeras cabezas de lista del PP que no se cerraron las puertas a pactar con la formación de Albert Rivera al ser, según dijeron, aquella con la que mantienen mayor sintonía en cuanto a programas. Será un ensayo de lo que meses después pueda pasar en las generales. Aunque los asesores de Rajoy, y él se lo ha creído, le han trasladado la idea de que en las generales obtendrá mejores resultados que en las autonómicas arrastrado por mejores datos económicos y por, al igual que ahora está sucediendo con Podemos, el frenazo del efecto Ciudadanos.

Algo similar a lo que ocurre con Madrid ocurre en Castilla-La Mancha. La victoria o derrota de Cospedal también se leerá en clave interna, sobre todo después de los enfrentamientos entre su equipo y el PP andaluz la pasada Semana Santa a cuenta de las elecciones en Andalucía. Al igual que un sector importante del PP cree que ha llegado la hora de que Aguirre deje de liderar el PP de Madrid, hay un sector que opina que Cospedal no puede ser secretaria general y candidata autonómica. Rajoy escuchará estas voces mucho en los próximos meses, pero, de momento, no tiene en mente hacer cambios en el partido.

La idea más extendida en el PP es que los cambios llegarán tras el XVIII Congreso Nacional, que, si nada se mueve, será tras las generales.

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