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El futuro del PSOE

Pedro Sánchez llega a la recta final de la candidatura a la Moncloa sin rivales a la vista

Pedro Sánchez y su número dos, César Luena, al inicio del Comité Federal del PSOE, de este 30 de mayo de 2015.

Cuando la dirección de Alfredo Pérez Rubalcaba contaba a los periodistas, hace poco más de un año, la planificación de campaña de las europeas, el interés recaía no tanto en los mítines de la entonces candidata, Elena Valenciano, sino en si compartiría escenario con los presumibles candidatos a las primarias a la Moncloa. Varios nombres estaban en danza: Eduardo Madina, Carme Chacón y Patxi López. Al madrileño Pedro Sánchez, que aparecía muy tímidamente en las quinielas, no se le había asignado ningún acto con la cabeza de lista porque no tenía ningún cargo orgánico. Ahora, algo más de un año después, ese mismo Pedro Sánchez está a un paso de convertirse en el próximo socialista que compita por el Gobierno. Sin rivales a la vista, con un paisaje más apacible del que se podía prever hace tan sólo unos meses. Con un partido sumergido en las negociaciones postelectorales e invocando la "unidad" como pócima necesaria para las generales de finales de año. 

El Comité Federal del PSOE bendijo este sábado por unanimidad las bases reguladoras y el calendario de las primarias abiertas. Las primeras que organiza el partido, las primeras que abre a la participación de los ciudadanos, siguiendo el modelo de Francia o Italia. Convocadas están para el 26 de julio, sí, pero otra cosa es que vaya a haber urnas. Porque si Sánchez no encuentra oponentes que consigan superar el umbral del aval del 5% de la militancia, y ese es el escenario más probable, según confían todos los dirigentes consultados, no se abrirá el censo. El secretario general conquistaría la nominación de forma directa y definitiva el 21 de junio

Dos victorias en apenas un año. Sánchez (Madrid, 1972) alcanzó el liderazgo del PSOE casi como producto de una carambola. Era un completo desconocido cuando Rubalcaba, tras la debacle de las europeas, presentó su dimisión y convocó un congreso extraordinario en el que, por primera vez, pudo participar toda la militancia. Susana Díaz, la baronesa a la que muchos miraban como la jefa que podía sacar al PSOE de la UVI, decidió dar un paso atrás. No competir, a la vista de que Eduardo Madina no se retiraba de la carrera, pese a las numerosas presiones que recibió para que tirara la toalla. Aquella decisión le enfrentó automáticamente a Díaz, que de inmediato puso toda su maquinaria a rodar para encumbrar a Sánchez, toda la fuerza de la federación más poderosa del socialismo y todo su influjo sobre los barones que orbitaban en torno a ella. Resultado: Sánchez arrasó. Un 48,67% de apoyos de las bases, por el 36,25% recibido por Madina y el 15,08% del tercero en liza, José Antonio Pérez Tapias. 

Mayor división con Díaz

El nuevo líder dio sus primeros pasos de la mano de la presidenta andaluza. Pero el enfriamiento de sus relaciones no tardaría en llegar. Apenas cien días. Primero, las críticas por su estrategia de comunicación y después se destaparon problemas más profundos. A Díaz le molestaba que Sánchez se viera ya como candidato a la Moncloa, que no explotase demasiado el contraste entre la política de Mariano Rajoy y la que aplicaban las islas socialistas –Andalucía y Asturias–, por el escaso tirón de las encuestas y también lo que interpretaba como una falta de solidez. La fractura y la desconfianza fue creciendo, y se hizo evidente cuando Díaz repetía que no ponía en cuestión a Sánchez como secretario general y a la vez avisaba de que se mantendría "neutral" en las primarias, una carpeta que no quería tocar. 

Las últimas semanas de 2014 y las primeras de 2015 fueron las más complicadas para Sánchez. Su liderazgo estaba tocado al muy poco de llegar a Ferraz. No sólo por Díaz. También se alejaron algunos barones más en la órbita de la presidenta andaluza –básicamente, Ximo Puig (Comunitat Valenciana), Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha) y Tomás Gómez (Madrid)– y algunos de los que más contribuyeron a su victoria el verano pasado: José Luis Rodríguez Zapatero, José Blanco y Carme Chacón, a la que Sánchez sí incluyó en su ejecutiva como secretaria de Relaciones Internacionales, pero que pronto se apartó. En cambio, los secretarios autonómicos que más prestaron apoyo a Madina, el asturiano Javier Fernández y el extremeño Guillermo Fernández Vara, se convirtieron en sus principales defensores. Por aquello que Felipe González recordó, la "cultura de partido". 

El 11 de febrero, Sánchez dio un puñetazo en la mesa. Sin prececentes. Defenestró a Gómez, con la excusa de intentar frenar la sangría en Madrid, y pese a que había sido elegido en primarias, y aupó al exministro Ángel Gabilondo a la candidatura a la Presidencia de la Comunidad. Desde aquel giro imprevisto, el viento comenzó a soplar de cara

Aplauso del Comité Federal

Ganó su primer debate del estado de la nación frente a Mariano Rajoy. Las elecciones andaluzas confirmaron la solidez del partido en el sur, aunque las dificultades posteriores de la investidura –aún en el aire– obstaculizaron el hipotético ascenso de Díaz. Compensó el apoyo perdido de Zapatero con el respaldo explícito del patriarca, Felipe González. Y finalmente los resultados del 24-M, aun descubriendo una preocupante bajada en número y porcentaje de votos respecto a 2011 –que hasta entonces era sinónimo del declive socialista–, y desnudando un inmenso agujero en las grandes ciudades, permitirán presumiblemente al PSOE recuperar poder territorial: los socialistas podrán presidir hasta seis comunidades (Asturias, Extremadura, Castilla-La Mancha, Comunitat Valenciana, Aragón y Baleares), cogobernar otras dos (Cantabria y Canarias) y soñar con el que tal vez sería el mayor trofeo, Madrid, en caso de que persuada a Ciudadanos de que ha de abstenerse y facilitar la investidura de Gabilondo. Un botín al que sumar Andalucía.

"Os anuncio con humildad, con responsabilidad, pero con ilusión, con mucha ilusión, que tengo decidido concurrir al proceso de primarias para ser el próximo presidente del Gobierno socialista". Sánchez oficializó así su postulación ante la plana mayor del PSOE. Una confirmación que suscitó el aplauso entusiasta de los miembros del Comité Federal. Díaz se resistió en un principio a batir sus palmas, pero al final lo hizo, a regañadientes. Ella estaba en primera fila y las cámaras pudieron captar su nada disimulado gesto de desgana.

Al abandonar la reunión, en declaraciones a los periodistas, la presidenta andaluza cerró la puerta a la competición. "Ya he dicho con mucha sinceridad que no voy a entrar en ese proceso ahora en nada", respondió, añadiendo que ella está a otra cosa: "Yo estoy en los problemas de la gente, entiendo que ese calendario está ahí y yo lo respeto pero yo estoy en lo que tengo que estar". La secretaria general se ha separado en los últimos días de Sánchez al incidir en que las alianzas han de tejerse "con prudencia y cautela", sin que el PSOE se "disfrace" de lo que no es, y sin que sirva de "pasarela" a Podemos. Sin que el PSOE se deje "arrastrar" o se "desnaturalice", sin olvidar que los acuerdos han de responder al interés general, y no al "pasteleo" o al "reparto" de sillas. Y sin perder el aura de "centralidad" de que goza el partido.

No se lanzarán alternativas

Desde el entorno de la baronesa andaluza, señalaban a infoLibre lo mismo: Díaz no se presentará ni tampoco lanzará a ningún otro dirigente a la carrera. "Es lo mejor, ahora a trabajar todos", indicaba uno de sus más estrechos colaboradores. Ella no ha sido reelegida por el Parlamento autonómico, y a finales de julio dará a luz a su primer hijo. No se prevé, por tanto, que salgan a pista el portavoz parlamentario y ex vicesecretario general del PSOE-A, Mario Jiménez, o Carme Chacón, que ha seguido cultivando una fluida relación con la presidenta en funciones. La propia exministra ha confiado en las últimas horas a sus compañeros más cercanos que no tiene intención alguna de concurrir. Las primarias abiertas, sin embargo, siempre habían sido su apuesta fuerte, consciente de que sus respaldos orgánicos habían decrecido desde el congreso de Sevilla de 2012, aquel que perdió contra Alfredo Pérez Rubalcaba por 22 votos. 

Susana Díaz, interviniendo ante el Comité Federal del PSOE, este 30 de mayo | INMA MESA

Chacón acudió este sábado a la reunión en Ferraz. Pero a diferencia de lo que ocurría en otras ocasiones, intentó no coincidir con los periodistas. Sí expresó su parecer el pasado lunes, cuando pidió una "reflexión" al PSC por los datos de las municipales. Madina, por su parte, intervino por primera vez en el Comité Federal desde que fuera vencido por Sánchez el año pasado. Lo hizo para alejarse de la "euforia" de la dirección por los resultados del 24-M, para recalcar que los protagonistas de la jornada fueron "otros" (Manuela Carmena, Ada Colau y las mareas) y no el PSOE y para advertir de que los pactos han de ser comprensibles para los ciudadanos. No se postuló para las primarias. Ya hace un año, cuando perdió el congreso, prometió que no haría ruido y que no buscaría una segunda oportunidad. Y aunque ha reconstruido su relación con Díaz, no cuenta con dar el salto. 

Patxi López dejó de estar en toda quiniela hace mucho. Se descartó para el congreso extraordinario y, cuando Sánchez ganó, se incorporó a su dirección como secretario de Acción Política y Ciudadanía, y desde entonces es uno de sus hombres de confianza. 

Sánchez, según destacan varios interlocutores, se ha reforzado en estos meses, se ha asentado como líder y ha ganado apoyos internos. Además, Díaz ya no estará sola como centro del poder y como contrapeso de Ferraz, muy por encima de Asturias. A la nómina de presidentes se sumarán, previsiblemente, Guillermo Fernández Vara, Emiliano García-Page, Javier Lambán, y Francina Armengol.

El clima del Comité Federal no podía ser este sábado más inequívoco. En la dirección federal y en los territorios se dio por hecho que el secretario general no encontrará rivales de peso capaces de disputarle la nominación presidencial. Por varios motivos. Porque no existe "una alternativa real ni creíble", porque Díaz "ha acabado replegando velas", según coincidían varios barones. Y porque no conviene el ruido. El partido está centrado en la negociación de alianzas de cara a la constitución de ayuntamientos y Gobiernos autonómicos, y sin perder de reojo las generales. 

Llamamiento a la "unidad"

Durante la reunión, fueron varios los barones que apelaron a la "unidad" como base para poder ganar las legislativas, y pasar de ser la primera fuerza de la izquierda al primer partido de España. Una "ambición" nada utópica, según adelantó Sánchez. Destacaron las intervenciones de los secretarios generales de Aragón, Javier Lambán; Castilla y León, Luis Tudanca; Baleares, Francina Armengol o del líder del PSC, Miquel Iceta. 

El jefe de los socialistas catalanes es de los que ha venido sosteniendo con más ahínco el liderazgo de Sánchez, incluso en los momentos más delicados. Pidió que se haga "rápido" el proceso, y que se aproveche para "decir cada día que Pedro va a ser el presidente del Gobierno". "Estoy convencido de que podremos ganar, pero no está hecho, por el poder movilizador del voto del miedo. Pero si no hay unidad, no va a haber nada", señaló, para rematar: "PSOE es también PS, como Pedro Sánchez". 

Lambán, que en el pasado fue uno de los más destacadados susanistas, proclamó su "lealtad" al líder e incluso envió un recado a Díaz: "El norte también existe y quiere existir, aunque no sea tan luminoso como el sur". Es decir, que quiere formar parte de la "toma de decisiones del partido", por mucho que pese Andalucía. La presidenta en funciones ya tuvo que escuchar el viernes un reproche del próximo alcalde de Valladolid, Óscar Puente –"Tiene un trabajo muy importante que hacer en Andalucía y tiene que dejar trabajar a cada uno en su territorio"–, al que le contestó directamente por teléfono. Hizo valer el peso del PSOE-A en votos en el conjunto de España (uno de cada cuatro papeletas procede del sur) y el "modelo" que ha sido y es para el socialismo español. 

También Sánchez pidió cerrar filas: "Trabajemos unidos para construir entre todos ese proycto mayoritario que haga posible una recuperación justa y que blinde nuestro Estado del bienestar". 

¿Castigo con los avales?

Los siguientes días pondrán a prueba si la unidad se preserva. Y cómo se comporta Andalucía. Algunos dirigentes sospechan que Díaz le pondrá obstáculos a Sánchez a la hora de recoger los algo más de 9.000 avales necesarios, tarea que comienza el 5 de junio. "La gente es libre y hará lo que crea oportuno. Pero no hará falta que nos empleemos a fondo dado el porcentaje exigido [5%] y que será candidato único", indicaban fuentes próximas a la presidenta. De confirmarse, sería un contraste con lo que ocurrió el año pasado, cuando el gran caudal de apoyos hacia Sánchez procedió, sobre todo, de Andalucía

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Puede que las primarias, cuyo proceso arranca formalmente este lunes, no hagan mucho ruido y se cumpla el trámite sin demasiados sobresaltos. Pero lo que sí puede ser determinante de cara a las generales es la dinámica de los pactos postelectorales. El Comité Federal fijó algunas rojas: se favorecerán Ejecutivos estables y de progreso, no se gobernará "a cualquier precio" y no se entrará a formar parte de equipos que no sean dirigidos por un socialista. Los barones serán los que conduzcan las negociaciones, siempre "en coordinación" con Ferraz, con "lealtad" a la cúpula federal. 

El gran reto que tiene por delante el PSOE para arribar a la Moncloa es el de la "coherencia", según verbalizó Zapatero el pasado jueves y recogió de algún modo Sánchez ante sus compañeros, al prometer que el partido "sólo gobernará cambios seguros y coherentes con el proyecto socialdemócrata". Porque la gestión de los pactos sí "influye" en la meta final, según alertó el expresidente. No habrá "locuras", dijo García-Page, ni habrá que dejarse "chulear" por los que querían superar al PSOE el 24-M, en palabras de Puig. "Que no nos pueda la ansiedad. No transmitamos la idea de que queremos gobernar a cualquier precio", abundó una de las voces más respetadas del partido, Javier Fernández. Queda mucho camino por recorrer hasta las generales, y nada preludia que será sencillo. 

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