Talento a la fuga

“El voto rogado es una doble bofetada a los que están fuera”

El voto rogado es una doble bofetada a los que están fuera

El pasado 24 de mayo la inmensa mayoría de los miles de españoles residentes en el extranjero se quedaron sin ser invitados a lo que candidatos de todos los colores políticos coincidieron en llamar la "fiesta de la democracia". Una fiesta que convocaba a los ciudadanos españoles a elegir a sus alcaldes y los presidentes de 13 autonomías. Lo denuncia Marea Granate, el colectivo transnacional que nace con el fin de defender los derechos de estos y que ahora trabaja para lograr remontar el escaso porcentaje de participación del voto exterior registrado en todos los procesos electorales desde 2011.

Avisados por el derrumbe del voto en el extranjero en pasados procesos electorales, Marea Granate llevaba meses preparando a los españoles residentes en el exterior para enfrentarse al voto rogado, la modalidad de sufragio exterior vigente desde 2011 que ha hecho descender la participación electoral en el exterior de un 30% a cifras cercanas al dos por ciento.

Pero de poco ha servido la abundante información legal disponible en su web, la atención personalizada y la experiencia acumulada tras meses de enfrentarse a la burocracia española para salvar las constantes trabas a las que se enfrentan quienes intentan votar fuera de nuestras fronteras. El nuevo rosario de errores y desinformación con los que la administración exterior española ha gestionado el procedimiento, ha torpedeado la participación de una comunidad española en el extranjero que vive la paradoja de ser cada vez más amplia al tiempo que ve cada vez más mermados sus derechos políticos y sociales.

Fallos que ya afloraron en 2011

“En realidad, los fallos se empezaron a notar en 2011, que fue cuando se aplicó la reforma de la Ley Electoral. A partir de ahí se empezaron a hacer protestas y ya hubo una caída drástica de participación”, explica Berta Burguete, una de las portavoces de Marea Granate, que asegura que todavía siguen recibiendo protestas de la gente.

“Hay un problema de registro, porque para votar hay que estar inscrito en el consulado, y en ese primer paso ya ha habido dificultades en estas elecciones, porque donde antes era posible hacer un registro a distancia, de pronto ya no lo es”, expone. Una exigencia que obstaculiza la participación de quienes viven lejos de los consulados, tal y como le sucedió a Elisa y Julián, una pareja de estudiantes residentes en Indonesia. “Teníamos que inscribirnos en persona en la Embajada de Yakarta, porque es la única sección consular que nos permitía hacer esto. Llegar hasta la capital para nosotros suponía ocho horas de viaje en tren de ida y otras ocho de vuelta, perder clases, más los costes del viaje”, cuentan para infoLibre.

Sin embargo, decidieron no escatimar en esfuerzos, a pesar de que finalmente, ninguno de los dos pudo votar. “Ahora resulta que, a día de hoy, las papeletas todavía no nos han llegado”, protesta. “Comprendemos que Indonesia es un país que se encuentra prácticamente en las antípodas de España y que está en vías de desarrollo, pero precisamente por esas razones debería haber un modo más moderno para participar en las elecciones”, concluye.

Tampoco le llegaron las papeletas a Iván, un ingeniero español que vive y trabaja en otro lejano país asiático, Kuala Lumpur (Malasia). “Cumplí con todo el reglamento desde el principio: me registré en el censo electoral nada más llegar aquí, poco antes de que comenzara el periodo electoral confirmé con la Embajada que en el registro tenían mis datos correctos, y finalmente solicité el voto a la elecciones autonómicas de la Comunidad de Madrid a través de la web oficial del censo. El día 19 de mayo cerraba el período de voto por correo y las papeletas para votar aún no me habían llegado a casa. De todos modos aun quedaba la posibilidad de votar en urna en la embajada de Kuala Lumpur, hasta el día 22 de mayo. Tampoco llegaron a tiempo las papeletas para eso”, relata para infoLibre.

“Ya no están en el plazo exigido”

“Las papeletas, por ley, pueden salir de España seis días antes de que tú las tengas que enviar”, explican desde Marea Granate. Un plazo que consideran insuficiente para hacer llegar la documentación a tiempo en tan largas distancias. “Es fácil imaginar que unas papeletas que salen de Madrid o de Lugo y tienen que llegar a un país tan lejano como Nueva Zelanda, en 6 días no llegan ni viajando a toda velocidad”, asevera.

Pero las largas distancias, y la precariedad de los países de destino dejan de ser una excusa cuando la situación se repite en casos como el de Mario, un estudiante que reside ahora en Bruselas y que tampoco recibió las papeletas. “Miré en la página web y vi que hasta el 25 de abril, que era sábado, se podía solicitar el voto yendo a la embajada. Para mi ese no fue el gran problema ya que yo estoy en el mismo Bruselas”, recuerda. “Puse mi dirección actual y aunque me dieron el resguardo, nunca me llegó la documentación al correo”. A Cristina, una ingeniera mecánica residente en París, tampoco le llegaron las papeletas: “Da igual que hagas todo lo necesario, las papeletas no te llegan a tiempo. Si las recibes, para cuando las tienes que enviar, ya no están en el plazo exigido”, denuncia.

Con su derecho a voto retenido en un laberinto burocrático del que no parece haber salida, cada vez son más los ciudadanos que ya no aceptan las expresiones de “insatisfacción” que el Gobierno dice sentir por la caída en picado del porcentaje del voto exterior. “Cuando escuchamos que reconocen errores nos sale una sonrisa en los labios. Han tirado abajo todas las iniciativas que han presentado los partidos en la oposición para facilitar el voto rogado”, contestan desde Marea Granate. Una sonrisa que se amplía cuando explican cómo la web que el Ministerio de Exteriores presumió de haber puesto a disposición de los emigrados españoles para facilitar el ruego del voto “tenía una sola persona trabajando para una plataforma online que debía dar servicio a más de dos millones de españoles”. Consultado por este periódico, el ministerio se limitó a remitirse a una crónica parlamentaria de la agencia Efe en la que el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo prometía “seguir trabajando”, al tiempo que aseguraba “poner al ciudadano” en “el centro de la política”.

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“Miedo del Gobierno”

El empecinamiento en el error no ha hecho más que acrecentar las sospechas acerca de la conveniencia que para el Gobierno actual tiene mantener una baja participación del voto emigrado: “Ha habido un esfuerzo extra por hacerlo complicado”, manifiestan desde Marea Granate, intuyendo un cierto “miedo del Gobierno” al signo político del voto exterior. “El voto rogado es una doble bofetada. La gente siente una primera cuando tiene que abandonar su país por motivos económicos, y una segunda cuando no puede participar en las elecciones”.

De Bruselas a Kuala Lumpur y de París a Yakarta, los emigrantes españoles con los que ha tenido la ocasión de hablar infoLibre no han podido aún encontrar ese “centro de la política” en el que el ministro Margallo dice tenerlos. Pero sí se han encontrado con que comparten el anhelo de sumarse a esa “fiesta de la democracia” a la que una vez creyeron que tendrían acceso. Un anhelo que la plataforma ciudadana Marea Granate ha recogido para hacer de altavoz, y para que, como dice Cristina, “la gente que está en España no piense que los que nos hemos ido al extranjero nos hemos olvidado de ellos. No nos hemos olvidado de por qué nos hemos ido, ni tampoco de por culpa de quién. No quiero que mi voto cambie el mundo, pero sí que sea un grito, una manifestación para que nos oigan también allí.”

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