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Radiografía de la CUP, el partido que puede tener la llave para elegir al próximo president

Radiografía de la CUP: el partido que puede tener la llave para elegir al próximo president

"El 27 de septiembre hay que ganar la independencia, proclamarla y abrir un proceso constituyente abierto y popular". Así de clara es la hoja de ruta que defiende Antonio Baños, el candidato a la Presidencia de la Generalitat de Cataluña de la CUP. Y su opinión no es baladí, ya que, si las encuestas no se equivocan, una de las claves a la hora de conformar mayorías en el Parlamento tras las elecciones será precisamente esta formación que se presentó por primera vez a los comicios autonómicos en 2012 y que, según el sondeo preelectoral del CIS, podría conseguir un 5,9% de los votos.

Aunque la trayectoria de la CUP en la política autonómica se inició esta legislatura, la participación del partido en la vida política catalana se remonta a mucho más atrás. En 1987, la formación se presentó por primera vez a unas elecciones municipales en varias localidades catalanas, y desde entonces su presencia en las citas electorales a nivel local ha sido habitual. Su objetivo declarado es conseguir una república independiente en los que consideran "Países Catalanes", que abarcan las actuales comunidades autónomas de Cataluña, Comunidad Valenciana, Islas Baleares y parte del Aragón oriental.

Desde su entrada en el Parlamento catalán en 2012, la intención de voto a la CUP no ha dejado de crecer. Si en las pasadas elecciones autonómicas el partido obtenía un 3,55% de los votos, en el barómetro del Centro de Estudios de Opinión (CEO, el CIS catalán) de 2013 ya se situaba en el 3,9%, y al año siguiente ascendía al 4,4%. El verdadero tirón se ha producido en el último año, ya que el barómetro del CEO de verano de este año daba un 7,6% de intención de voto a la CUP.

La ruta hacia la independencia

El programa de la formación para estos comicios plantea la necesidad de impulsar un "plan de emergencia social" que implique el fin de las privatizaciones, el combate contra la pobreza energética, la garantía de la alimentación de los ciudadanos o la implantación de una renta mínima para los hogares más desfavorecidos. No obstante, sus propuestas pasan indefectiblemente por conseguir la independencia de Cataluña, y así lo refleja su hoja de ruta para alcanzar la independencia, plasmada en su "programa político plebiscitario".

Eso sería lo primero que tendría que hacer, según el programa de la CUP, el próximo Gobierno de la Generalitat: declarar la independencia lo antes posible como "el primer paso hacia la construcción de los Países Catalanes" y "la liberación del resto de pueblos del Estado". "La primera acción inmediata del nuevo Parlamento será una declaración unilateral de independencia", sostiene la hoja de ruta, que hace hincapié en la necesidad de "tener prevista y organizada la resistencia para responder a una previsible intervención estatal de las instituciones catalanas". Esta respuesta, según las CUP, se basaría en la "movilización popular" e incluso la convocatoria de una huelga general.

Una vez declarada la independencia, el partido propone formar "un Gobierno de ruptura nacional, social y democrática". Pero su participación en el mismo o la firma de acuerdos de gobernabilidad estará condicionada al cumplimiento "irrenunciable" de cuatro puntos: impulsar este "plan de emergencia social" que, además de luchar contra la pobreza, nacionalice los sectores educativo, sanitario y de obras públicas; promover que el proceso de independencia tenga "un caracter autoorganizado y popular"; buscar el reconocimiento internacional de la secesión y plantear, al fin y al cabo, "un proceso de desconexión nacional y popular con el Estado español y la UE".

Porque esa es otra de las propuestas de la CUP, que pretende que Cataluña no sólo se convierta en un Estado independiente, sino también que abandone la UE y suspenda "toda la legislación lesiva para las clases populares". Para ello, el partido se plantea apoyar "las mayorías parlamentarias para el impulso del proceso independentista y de cambio económico", y lo hará "con independencia de cualquier otra circunstancia y siempre que sea necesario" para llevar a cabo su hoja de ruta. "Cabría también impulsar consultas populares sobre cuestiones claves en la próxima legislatura", como "el modelo energético", apunta también la CUP.

La "desconexión" con España se llevaría a cabo en cuatro fases. En primer lugar, propone la CUP, la Generalitat debería negarse a cumplir normas como el límite de déficit, la ley Wert, la reforma de las Administraciones Públicas, la reforma laboral, la ley de seguridad ciudadana o la reforma de las pensiones. A su vez, el Gobierno debería construir "las estructuras de la hacienda pública catalana" y "concienciar a la población" de que deje de pagar sus impuestos a España y lo haga a esta nueva institución.

Además, la CUP también se refiere a una de las iniciativas que más polémica ha generado en la campaña electoral: la posibilidad de que Cataluña tenga que instaurar un corralito para evitar que el dinero salga a espuertas del nuevo Estado independiente. No obstante, la candidatura liderada por Antonio Baños no sólo no niega esa posibilidad –como sí ha hecho, por ejemplo, Junts pel Sí–, sino que la promueve, ya que a su juicio la creación de una hacienda catalana debería ir acompañada de un "control de capitales para evitar la fuga" de los mismos, así como de la constitución de una "caja de resistencia alimentada con las aportaciones de todos los agentes políticos, económicos, sociales y particulares que lo deseen".

Sólo tras tratar de conseguir el reconocimiento internacional de la independencia de Cataluña "más allá de los países del ámbito de la UE y la OTAN" –"el principal reconocimiento de nuestra lucha", sostiene la CUP, no es "por los Gobiernos, sino por los pueblos del mundo"–, la Generalitat debería tratar de negociar con el Estado cuestiones como el reparto de los recursos de la Seguridad Social, el futuro de los funcionarios españoles en Cataluña, las fronteras o la distribución del patrimonio "de acuerdo con lo aportado por la clase trabajadora catalana". Si España no reconoce esta hipotética República Catalana, "los mecanismos de unilateralidad seguirán funcionando para forzar al Estado a negociar".

El candidato

Durante la última legislatura, el líder de la CUP en el Parlamento de Cataluña ha sido el periodista David Fernàndez. Pero su compromiso fue, en 2012, ser elegido para una única legislatura, por lo que en estos comicios cederá el testigo a Antonio Baños, también periodista y colaborador de medios como Ràdio 4, la Cadena Ser, El Periódico, La Vanguardia, Público o TV3, que pese a no militar en el partido participa desde hace años en sus asambleas de base.

El candidato fue elegido tras participar en un proceso de primarias con un sistema de elección un tanto particular. Tal y como explicó Baños en una entrevista en RAC1, "en la CUP no te presentas para ser candidato, te preguntan si te pueden poner en un bombo, las asambleas locales debaten y luego viene un proceso de primarias, que decide en qué punto vas de la lista". Por otra parte, los cabezas de lista del resto de circunscripciones –Baños se presenta por Barcelona– son Benet Salellas (Girona), Ramon Usall (Lleida) y Sergi Saladié (Tarragona).

El número 1 de la candidatura de las CUP es miembro de la asociación Súmate de castellanoparlantes partidarios de la independencia. Baños hace distinciones entre el independentismo "identitario" y el que él defiende, y rechaza el primero asegurando que el partido no habla "de banderas", sino de "soberanía". "Mi patria es la Meridiana", aseguró con sorna en una entrevista en el digital El Crític, en referencia a una de las principales avenidas de Barcelona. Y es que el candidato se considera un auténtico catalán: "Es decir, con los cuatro abuelos de fuera de Cataluña”.

"Nosotros no creemos que haya una lucha entre catalanes y españoles, sino una lucha de los pueblos de España contra el Estado español, que les oprime", explica a infoLibre Baños, que asegura que comenzó a apoyar la independencia cuando tuvo que cubrir como periodista la campaña electoral de José María Aznar para las elecciones generales del año 2000. E ilustra su explicación con un ejemplo: "El Estado está en contra de los catalanes, pero también de un chaval de Vallecas o de un jornalero andaluz". "Nosotros estaríamos encantados si en diciembre ganara Pablo Iglesias y aboliera la monarquía, revirtiera las políticas de la troika y nacionalizara Bankia, y igual diría 'vamos a ver como organizamos esta España, porque tiene buena pinta'. Pero parece que no va a ser así", remacha el candidato.

Baños rechaza apoyar a Junts Pel Sí en una eventual votación de investidura si su candidato, como ha anunciado la coalición, es el actual presidente Artur Mas. Pero no descarta opciones como la abstención, aunque su opción favorita es la de que el presidente de un posible "gobierno de concentración" sea "una figura poco partidista y de gran perfil político" que pueda "contentar" a todos los que participen en ese Ejecutivo, explica el candidato. La CUP, sostiene Baños, no lo haría, pero sí le daría "apoyo desde fuera".

"Nos parece muy bestia que un gobierno de concentración tenga que tener como presidente al representante de uno de los extremos", argumenta el líder de la lista de las CUP, que no obstante asegura que "entre aplaudir y reverenciar a Mas y enviarlo todo a tomar viento hay mucho espacio". Los escenarios, sostiene, son dos. Si la suma de Junts Pel Si y la CUP consigue más del 50% de los votos, la opción de Baños es una declaración inmediata y unilateral de independencia. Por contra, si no hay mayoría de sufragios pero sí de escaños en el Parlamento, el proceso sería más lento y consistiría, entre otras cosas, en "crear instituciones de Estado" y "desobedecer" la legislación española que consideren injusta mientras se "trabaja" para que la minoría independentista "se convierta en mayoría".

Su trayectoria esta legislatura

Probablemente la imagen más icónica de la CUP en la primera legislatura que ha pasado en el Parlamento de Cataluña sea la que protagonizó David Fernàndez durante la comparecencia en esa institución del expresidente de Bankia, Rodrigo Rato, para responder en la comisión de investigación sobre la actuación de las entidades financieras. Tras realizarle varias preguntas, el líder de la CUP en el hemiciclo se quitó una sandalia como símbolo de desprecio al banquero y se despidió de él con un "hasta pronto, gángster".

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Pero más allá de eso, el partido ha promovido una serie de iniciativas en esta legislatura sobre temas sociales, como la probreza energética, el rechazo a la ley Wert o la Ley de Seguridad Ciudadana, y también relativos a la independencia. Es el caso de la resolución que aprobó el Parlamento en septiembre de 2013 a instancias de la CUP, que planteó la existencia de los llamados Países Catalanes como una "realidad cultural, lingüística e histórica compartida entre sus diferentes territorios, actualmente ubicados en diferentes estados y, en el caso del Estado español, en diferentes comunidades autónomas".

Tan sólo dos meses después, la CUP presentó una proposición en el Parlamento para convocar un referéndum de autodeterminación "a toda costa", según explica el propio partido en su informe de rendición de cuentas de la legislatura. "ERC se adhirió a todo el texto, e ICV-EUiA votó a favor de la mayoría de puntos de la moción y se abstuvo en las partes que reclamaban que la pregunta hiciera una referencia clara a la independencia de Cataluña", sostiene este documento. El texto no se aprobó por el voto en contra de PSC, PP, Ciudadanos y CiU.

En cuanto a sus propuestas en materia de vivienda, la CUP planteó en 2014 una iniciativa abordaba cuestiones como "realizar anualmente un informe de población mal alojada en Cataluña" o la necesidad de que el Gobierno "ejecute políticas públicas para constituir un parque público de vivienda social", según explica el propio partido en su documento de final de legislatura. Sólo 9 de los 17 puntos de la moción fueron aprobados, si bien en 2015 el Parlamento aprobó una iniciativa legislativa popular promovida por la PAH que otorgaba mucha mayor protección a las familias en riesgo de desahucio.

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