La situación en el PP

Una tragedia en cinco actos

Alfonso Alonso, Arancha Quiroga y maría Dolores de Cospedal, en el congreso del PP del País Vasco.

El Partido Popular vive con expectación la reaparición de la presidenta del PP de Euskadi, Arantza Quiroga. Será este martes, cuentan en su entorno, cuando volverá a la actividad pública tras cinco días apartada de los focos después de verse obligada a retirar en el Parlamento Vasco una moción que llevaba su firma y en la que se sustituía la tradicional condena expresa a la violencia por el "rechazo expreso" a la misma. En un primer momento, el miércoles, Génova dio todo su respaldo a Quiroga pese a admitir que no estaban al tanto del texto final. Pero, horas después, al ver el revuelo montado, optaron por que se diera marcha atrás. "Ya lo que nos faltaba era que Bildu se apropiara la propuesta", se lamentan a infoLibre fuentes conocedoras de este proceso.

Cuentan quienes la conocen que pese a que se ha especulado mucho en los últimos días sobre su futuro, parece dispuesta a no tirar la toalla. "Lo último que sabemos de ella es lo que dijo el miércoles, que no dimitiría. Tiene una conversación con [María Dolores de] Cospedal pendiente, pero no creo que con todo lo que ha pasado desde que llegó a la presidencia del PP de Euskadi se marche ahora, a dos meses de las generales", sostiene un cargo regional. La última palabra, no obstante, la tiene ella.

Quiroga tiene en la secretaria general del PP a su principal apoyo fuera de Euskadi. El respaldo de la número dos del partido fue clave para que fuera aupada a la presidencia regional del partido y para que pudiera rodearse de su equipo restando peso al PP alavés, presidido por el ministro de Sanidad, Alfonso Alonso.

Para entender la situación en la que se encuentra Quiroga y los posibles desenlaces de su historia es preciso repasar cinco cuestiones clave. Todas, en un contexto en el que el PP vasco busca reubicarse, ser un actor clave después de que ETA dejara de matar.

1. La marcha de Antonio Basagoiti

Mayo de 2013. El por entonces presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, anuncia que se marcha, que deja el cargo para incorporarse a la filial del Banco Santander en México. A Rajoy se le abre un frente importante en Euskadi, un territorio en el que su partido había bajado de los 13 escaños en 2009, cuando sus votos sirvieron para investir lehendakari al socialista Patxi López, a 10. Un resultado difícil de digerir, sobre todo en un contexto en el que la banda terrorista había dejado de matar y había que construir una alternativa al nacionalismo.

La dirección nacional del partido y los diferentes líderes provinciales acordaron un proceso de sucesión sencillo. Nada de congresos extraordinarios. El pacto contemplaba que Arantza Quiroga sería la sustituta de Basagoiti hasta el siguiente congreso regional y que sería nombrada en una Junta Directiva Regional. Había sido presidenta del Parlamento vasco en la legislatura de López y formaba parte del 'nuevo PP vasco', la generación posterior a María San Gil, de la que también formaban parte el propio Basagoiti, Alonso, Borja Sémper, Iñaki Oyarzábal y Javier Maroto. 

El PP de Álava, presidido por Alonso, no puso pegas. Se trató de un factor clave dado que es esta formación regional la que tradicionalmente ha aportado más votos y más poder institucional a los conservadores de Euskadi.

En el entorno de Quiroga interpretaron que este era el paso previo a que en el futuro fuese ratificada líder del partido con un congreso de por medio. Poco se equivocaron. Lo que no pensaron es que el camino fuese a ser tan cuesta arriba.

2. Sin almuerzo con el PNV

Octubre de 2013. El diario El Mundo desvelaba una cita de alto nivel político en Bilbao a la que Quiroga no había sido invitada. No habría tenido mayor trascendencia si en ella no hubiesen estado destacados miembros del Gobierno y del Partido Popular. Pero así había ocurrido.

Los comensales de este almuerzo que se quiso mantener en secreto fueron la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Saénz de Santamaría; el ministro de Sanidad, Alfonso Alonso; José Luis Ayllón, secretario de Estado de Relaciones con las Cortes; Andoni Ortuzar, presidente del PNV; el portavoz del Gobierno vasco, Josu Erkoreka y el diputado Aitor Esteban.

El enfado de Quiroga fue importante. Dirigentes del PP aseguran que este episodio fue un punto de inflexión en la relación entre Quiroga y los conservadores alaveses. Y que hay que tenerlo en cuenta para entender la negativa de ésta a que Iñaki Oyarzábal fuese su número dos.

3. Portazo a Oyarzábal... y a Alonso

Marzo de 2014. A Quiroga le llega la oportunidad de someterse a votación de todos los militantes del PP de Euskadi en un congreso regional al que llega como única candidata. Sobre el papel, no tendría que haber mayores problemas. El PP de Álava, que había sido clave a la hora de auparla presidenta de forma transitoria tras la marcha de Basagoiti, esperaba que el gesto fuese tenido en cuenta y que su secretario general continuase siendo un alavés. Concretamente, Iñaki Oyarzábal, responsable de Justicia y Libertades Públicas del partido. Pero la candidata no estaba dispuesta. 

Las presiones que se ejercieron desde Álava no surtieron ningún efecto. Quiroga se cerró en banda con el argumento de que la nueva etapa que iba a emprender el partido necesitaba de nuevas caras y los alaveses pusieron sobre la mesa el nombre de un candidato alternativo a Oyarzábal: Javier de Andrés, por entonces diputado general. Tampoco sirvió. Dos días antes del congreso, en una rueda de prensa, se anunciaba que la secretaria general que iba a proponerse a los militantes era la vizcaína Nerea Llanos.

En esta operación, Quiroga contó con el apoyo de la secretaria general del PP, la persona con la que este martes está previsto que converse sobre su futuro más inmediato.

Ahora, en las horas más bajas de Quiroga, Javier de Andrés vuelve a figurar en las quinielas de la sucesión.

4. El voto de castigo del Congreso

8 de Marzo de 2014. Quiroga llega muy debilitada a su cónclave. Y las votaciones dieron buena cuenta de ello. Fue apoyada por el 72% de sus compañeros, un porcentaje muy por debajo del de sus antecesores.

La presidenta del PP de Euskadi había captado el mensaje: "Quiero empezar mi intervención pidiendo perdón a todos y cada uno de vosotros, a todos los que os hayáis sentido ofendidos en este complicado tránsito hasta el congreso de hoy. Y perdón, por encima de todo, por dañar la imagen de unas siglas como éstas, las del PP vasco, a las cuales hemos dado sentido los aquí presentes, los que nos precedieron y, sobre todo, nuestros compañeros asesinados por ETA", sostuvo.

También tuvo palabras para el PP de Alonso: "Debo, quiero y necesito reconocer hoy aquí el increíble trabajo de todos y cada uno de los miembros del PP de Álava, de todos sin excepción". Pese a sus palabras, la relación ya estaba seriamente tocada.

5. La lista de San Sebastián

Febrero de 2015. La penúltima crisis estalló meses antes, cuando Borja Sémper, presidente del PP de Gipuzkoa, comunicó a Quiroga que él no estaba dispuesto a encabezar la lista del partido al Ayuntamiento de San Sebastián y que su candidato era Ramón Gómez, por entonces portavoz en el Consistorio. En este momento, Quiroga ya dio muestras de que Gómez no era su candidato. Argumentaba, de nuevo, que el PP vasco necesitaba "caras nuevas".

El PP vasco no garantiza la continuidad de Quiroga

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La apuesta de Quiroga fue Miren Albistur. Llanos, la mujer a la que impuso Quiroga en su día como número dos frente a Oyarzábal, señaló que Albistur era una "candidata de consenso" ante las "posturas divididas" que existían. En el PP de Gipuzkoa lo negaban.

En el entorno de Quiroga mantenían que era un error plantear este asunto como una victoria suya frente a una derrota de Sémper. Argumentaban que en 2013 hubo un amago de rebelión en el grupo popular en el Ayuntamiento. Los concejales firmaron una carta reclamando al por entonces presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, que cambiara a Gómez. No fue así. Pero, según las mismas fuentes, se les garantizó que para 2015 no sería candidato. Este es uno de los motivos que se esgrimía para haber apostado por Albistur.

Sectores del partido llegaron a hablar de la posibilidad de que Sémper diera un paso atrás. No fue así. Pero el episodio sirvió, una vez más, para que afloraran las divisiones internas en el PP de Euskadi. La brecha cada vez era menor.

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