Proceso independentista en Cataluña

Mas corteja a la CUP: plantea acabar con los desahucios, luchar contra la pobreza energética y una “renta garantizada”

Mas asegura que Cataluña debe separarse de España en un máximo de 18 meses

El presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, aseguró este lunes durante la presentación de su candidatura a revalidar la Presidencia autonómica que su objetivo es que la duración de la presente legislatura sea, como mucho, de 18 meses, un periodo que a su juicio sería suficiente para construir un Estado propio. De igual forma, Mas –cuya investidura depende de que al menos parte de los diputados de la CUP le apoyen– enarboló un discurso en clave social en el que abogó por medidas para poner fin a los desahucios, garantizar los suministros básicos o incluso aprobar una "renta garantizada de ciudadanía".

El presidente de la Generalitat compareció este lunes en el Parlamento para abrir el pleno de investidura –en el que fue el único candidato–, un discurso en el que aseguró que Junts pel Sí obtuvo un aval "sólido, firme y claro" en los comicios del pasado 27 de septiembre para llevar a cabo el proceso de independencia. "Las urnas han hablado y el resultado es claro: hay una mayoría absoluta de los partidarios de la independencia", aseguró Mas, que criticó que mientras "en las democracias de calidad" las leyes se modifican para "dar respuesta" a las demandas ciudadanas, en España "se utiliza la Fiscalía, la Policía y los tribunales para abortar la voluntad popular".

"¿En cuál de estos dos tipos de Estado les gustaría vivir?", preguntó retóricamente Mas, que se dirigió en castellano al resto de ciudadanos de España para preguntarles "quién acepta y quién quiere vivir en un Estado que [...] trata a los demócratas como si fueran delincuentes", en referencia a la querella que el Estado interpuso contra él y otros altos cargos por la consulta del 9 de noviembre del año pasado. "Las querellas del 9-N son la última expresión de la prepotencia y el orgullo imperial de un estado que no quiere hablar de lo que no le agrada", denunció.

Por ello, las instituciones catalanas deben completar su "desconexión" con España en un máximo de 18 meses. "Estamos legitimados, tenemos un mandato democrático para construir la república catalana. El reto es gigante y el trabajo inmenso. No sobra nadie", insistió Mas, que enumeró cinco pasos para alcanzar este objetivo: en primer lugar, la "culminación del proceso constituyente" de carácter "participativo", en segundo, el "diseño definitivo de las estructuras de Estado", en tercer lugar la "tramitación de ley de proceso constituyente", como cuarto paso la elaboración de la "ley de transitoriedad jurídica" y, por último, la "plena constitución del Estado".

No obstante, este proceso de independencia, según Mas, no celebraría una consulta para consultar a los ciudadanos si quieren o no separarse de España. Pero el presidente de la Generalitat insistió en que "todos aquellos que quieran un referéndum lo tendrán", aunque tendrá que ser, explicó, para la ratificación de la eventual constitución de la "República Catalana". "Todos están convocados" a colaborar este proceso, "sin excepciones", insistió el presidente.

Y es que para Mas, "si de lo que se trata es de saber si se pasa del 50% en votos, porque de diputados está claro, entonces solo hay un camino: un referéndum puro, como en Quebec y Escocia", pero esta consulta, a su juicio, es imposible "si el PP, el PSC y Ciudadanos no quieren ni levantar el teléfono". "El problema de fondo", declamó el presidente, "es la manifiesta incapacidad del Estado español de aceptar una Cataluña con identidad propia". Según él, "de la misma manera que algunas personas tienen intolerancia a algún alimento, el Estado español tiene intolerancia a realidad nacional catalana".

"Austeridad obligada"

Mas se dedicó durante buena parte del discurso a abordar problemáticas sociales que, a su juicio, la Generalitat no ha podido solucionar al estar dentro de España. Y, de hecho, su frase introductoria fue un resumen de lo que argumentó posteriormente: "En estos años de austeridad obligada, Cataluña habría podido mantener el Estado del bienestar sin recortes si hubiera tenido un Estado propio", ya que la comunidad "genera suficientes recursos como para disfrutar de un Estado del bienestar más evolucionado que el actual".

En este sentido, el presidente aseguró que durante la próxima legislatura uno de sus objetivos sería poner en marcha un plan para ayudar a las familias más golpeadas por la crisis. "Tenemos que hacer frente a las necesidades energéticas y de alimentos", aseguró Mas, que incluso abogó por "transformar la renta de inserción en una renta garantizada de ciudadanía" y se refirió al problema de los desahucios –Cataluña es una de las regiones donde afecta a más familias– para prometer alquileres sociales y medidas para paliar los desalojos.

Mas también se refirió a los sistemas catalanes de Sanidad y Educación, que a juicio del presidente sólo pueden mantenerse a través de un Estado independiente, y promovió la "creación de la agencia catalana de la seguridad social". "Es un elemento esencial en la construcción del Estado propio", señaló el presidente de la Generalitat, que criticó en repetidas ocasiones la escasa financiación que, a su juicio, ha tenido Cataluña por parte del Estado en temas como la dependencia o las infraestructuras.

De igual forma, Mas apostó por mejorar las cifras de creación de empleo para conseguir "un país con más y mejor trabajo", ya que en los últimos años se ha producido una "pérdida de poder adquisitivo". Según el presidente, un Estado catalán independiente podría fomentar el empleo ya que acoge "una de cada tres empresas exportadoras" de las que tiene España, y es la "séptima de los 28 países de la UE" en cuanto a ventas al exterior.

El presidente de la Generalitat reconoció que existen "caminos intermedios" entre la "subordinación" y la "libertad", pero apeló a la historia –e hizo un repaso de las diferentes formas de encaje de Cataluña en España desde principios del siglo XX– para asegurar que Cataluña ya no cabe dentro del Estado. "Hay caminos intermedios, es cierto. Tan cierto que no dependen de nosotros, sino de la voluntad del Estado de abrirlos", denunció Mas, que se preguntó "después de tantos años" por el estado actual de la comunidad.

"¿Dónde estamos?, ¿se nos reconoce como nación?, ¿el Estado promueve nuestra cultura?, ¿el Estado se compromete con las infraestructuras básicas?", inquirió retóricamente Mas, que también planteó si Cataluña puede "garantizar medicamentos", "gestionar puertos y aeropuertos" o modificar los impuestos. "La respuesta a todas estas preguntas la saben muy bien, es no", respondió él mismo al resto de diputados, para después señalar que este tipo de decisiones son las que "cualquier país que se quiera autogobernar tiene perfectamente a su alcance".

La votación, el martes

Por todo ello, el presidente en funciones de la Generalitat pidió, al final de su discurso, su apoyo a la CUP, ya que según señaló "sin investidura, no hay Gobierno definitivo, y por tanto el proceso [de secesión] queda temporalmente encallado". "Si no hay sintonía entre el timón y las velas", cerró metafóricamente Mas, es posible que la embarcación naufrague. No obstante, la CUP replicó minutos después que su posición seguía siendo la misma: hoy por hoy, votará negativamente a la investidura.

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En este sentido, Albert Botran, diputado de la CUP, criticó la escasa autocrítica de Mas con respecto a su responsabilidad en los recortes sociales, y especialmente "la ausencia clamorosa e injustificable" de críticas a la corrupción. Botran afirmó que la corrupción "preocupa a la sociedad, afecta a la credibilidad de la política y puede afectar a la credibilidad del proceso, y sería muy positivo que quien opta a la Presidencia tenga claro que este es un tema que preocupa y por el que no se puede pasar de puntillas", y señaló que "quien esté liderando puede ser una persona u otra; lo importante es quien esté detrás y a los lados".

Tras la exposición de Mas, el pleno quedó suspendido hasta el martes, cuando se abrirá el turno de intervenciones de los partidos por orden de representación. Tras esto, el candidato volverá a comparecer y su investidura se someterá a votación. Para que el actual presidente revalide su cargo en esta primera votación debe contar con el apoyo de la mayoría absoluta del Parlamento –ahora mismo sólo tiene el respaldo de Junts pel Sí, que sólo tiene mayoría simple– y, si no lo logra, el pleno se suspenderá y se retomará el jueves a las 10.00 horas, con una nueva intervención de los grupos y del candidato.

Tras estas comparecencias, el jueves por la tarde habrá una segunda votación, para la que Mas ya sólo necesitaría el apoyo de la mayoría simple para ser presidente: en caso de que tampoco la obtenga tendrá dos meses para buscar un acuerdo antes de que se agote el plazo el 9 de enero. Si finalmente no se logra un pacto de investidura, en el que Junts pel Sí y la CUP trabajan desde que se conocieron los resultados del 27-S, Mas deberá convocar nuevas elecciones, a no ser que se proponga un candidato alternativo que genere mayor consenso.

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